Miró la ciudad entera, mientras el chofer me lleva hasta el trabajo de mi padre. —Señorita ya hemos llegado —dice al mismo tiempo que para mientras me mira por el espejo del auto.
Yo asiento y le sonrió —Gracias Dan, nos vemos... —el asiente y yo me bajo del auto.
Entro a edificio. No necesitó preguntar si puedo pasar pues ya todos los empleados me conocen bien; saludo a cada uno mientras entro a la oficina.
Ahí me espera mi padre.... y Foster.
John jamas me a dado buena espina, por alguna razón. Pero suspiró y caminó hasta el escritorio donde están ambos.
—Hola papá —el asiente mientras se afloja un poco la corbata.
—Selena, ¿como has estado los últimos días? — me pregunta el hombre tomándome por sorpresa.
Mi papá me hace señales para que responda y no sea grosera. Asi que pongo mis ojos en blanco y le miró bastante seria.
—Bien... supongo.
Mi padre me mira unos segundos, se muerde sus labios y me da la espalda, notó como su cabeza ahora esta cacha.
John sigue con su sonrisa intacta, pone su mano en el hombro de mi padre, pero el la aparta de un manotazo.
¡Algo anda mal!
—Tranquilizate hombre, ¡ya verás que todo esto resultará muy bien para todos!
¡Algo anda muy mal!
Me quedó estática por unos segundos, me acercó a el pero no es capaz de darme la cara.
—Pa-papá ¿que pasa? ¿para que me citaste? —y al sentir mis manos sobre su traje el se tensa y se aleja.
Sin embargo se voltea y nuevamente se acerca, sus ojos están llorosos, muchísimo mas que hace un par de noche atrás. Me toma de las mejillas, mientras hace que lo mire directamente.
Tan solo verlo así me arruga el corazón, tengo unas enormes ganas de llorar también —Selena... lo siento.
Frunzo el ceño —¿que? —digo casi en un susurró —¿porque? —pero no dice nada más. Solo se da la medía vuelta y camina hacía el gran ventanal con una vista impresionante a toda la ciudad.
—¡Papá! —le gritó para que me contesté, pero sus ojos siguen en la vista hacía la ciudad.
Se gira en dirección a John —¡hazlo de una vez! No puedo con todo esto ¡ya no aguantó más!
John saca su teléfono y viéndome a los ojos solo dice —entre ya...
Siento miedo, sus ojos sobre mi me dan miedo.
¡No! Tranquila Selena. Tu padre esta aquí jamás te pasará nada malo si papá esta cerca.
—¿Papá de que esta hablando de este hombre? —al verlo callado, pierdo lo estribos y le gritó —¿que esta pasando aquí?
Pero entonces la puerta se abre con agresividad.
De repente aparecen dos hombres vestidos de negro, miró a mi padre y corro hacía el —papá te exijo que me digas que esta pasando.
El me abraza fuerte y yo me aferró como no tienen una idea, uno de los hombres me jala de la cintura pero mi padre no permite que me siga tocando —lo siento Selena... lo siento tanto, jamás quise que pasará todo esto...
—¡¿Que pasará que?! —habló totalmente confundida y el me suelta. Sus ojos nuevamente van a los ventanales y siento las manos de uno de ellos sobre mis muñecas.
Doy Pasos hacía atrás pero el otro hombre me acorrala por la espalda.
Veo las lágrimas que mi padre derrama pero sigue sin mirarme.
—¡¡Suelteme! —les gritó pero ellos siguen forcejeando —¡Pa ayuda! Papá haz algo... —pero el sigue sin mirarme. —¡Maldita sea ayúdame!
Siento un trapo que tapa mi nariz y boca, lo último que veo es como mi padre sale casi corriendo por la puerta.
—P... —no recuerdo haber dicho algo más.
.
.
.
.
.
Levantó mi cabeza con dificultad, trató de arreglarme el cabello que se esparce por mi cara pero me detengo cuando siento algo fuerte alrededor de mis manos.
Parpadeo un par de veces, jamás había estado en esa habitación, es enorme y lujosa pero ahora eso es lo que menos me importa.
Agachó un poco mi cabeza para ver lo que me impide moverme, y me encuentro con que estan perfectamente atadas con unos gruesos y ásperos lazos.
Voy a gritar, pero sale un sonido de mi garganta pues tengo una gran mordaza en la boca.
¡Mi padre! ¿Donde está el? ¿donde estoy yo?
—¿Es ella? —le escucho decir a una voz fuerte y varonil que jamás había escuchado antes.
—Ya cállate... —esa voz es conocida, de hecho la oí hace poco creó... se parece mucho a la de John.
Me muevo varias veces pero lo único que consigo es raspar un poco la piel de mis manos.
—Eres un idiota papá... —escuchó unos pasos alejarse. Al cabo de unos segundos alguien abre la puerta.
Ha este chico yo lo conozco. ¡Maldita sea, lo e visto en las revista que Nicky me muestra!
Se sienta en la cama frente a mí, dejo de moverme y el sonríe.
—Oh bebé ¿estabas desesperada por verme? —el se acerca y se balancea mientras sus manos se sostienen del barandal —supongo que no sabes quien soy yo, pero tranquila princesa, ya nos iremos conociendo.
Me guiña el ojo.
Una de sus manos deja a un lado el barandal y se desliza lentamente desde mi mano hasta mi cuello; me muevo incontables veces pero el sigue hasta que se detiene en mi cabello.
—Selena... —habla el, mientras sus dedos se deslizan una y otra vez por mi cabello, sonríe y luego sus manos se entierran en mi cuello.
Quiero gritar pero no puedo.
—Selena Merielen Teefey —se burla, mientras mira como su mano acaricia mi cuello.
¡El me produce miedo!
—¿O debería decir?... Selena Merielen Foster.
Abro mis ojos de par en par y niego con la cabeza. Me muevo aún más hasta que siento sus manos descender hasta mi mejillas.
Mi cabeza se ladea pero de igual manera siento sus dedos sobre mí. No me doy cuenta que estoy llorando hasta que sus manos secan mis lagrimas.
—Me gustaría saber si tu voz es igual de bonita que la cara de muñeca que tienes... pero eso sera después, ya tendremos tiempo para hablar. Por ahora no te quitaré la mordaza, no quiero que termines armando un escándalo.
Niego, aunque se muy bien que le gritare.