Juguete del millonario

11. ¿Acaso me tiene miedo?

Hero queda por unos segundos sobre mí. Mi cuerpo empieza a moverse logrando que sus manos se aparten de mi cintura.

Finalmente siento mucho menos peso en la parte de mi cintura.

Por fín luego de mucho pude respirar profundo, ese hombre estaba loco, de eso estaba muy segura.

Hero se levantó, mi cuerpo seguía recostado sobre el enorme colchón de la lujosa cama. Me miró en forma de advertencia, como si yo hubiese hecho algo malo.

En el momento en que dió un paso para tomar su corbata me senté.

El profesor suspiró sonoramente, abriéndose paso desde la puerta de la habitación hasta el centro de la habitación.

—Bien, debo irme —por primera vez en la última semana me había sentido extremadamente felíz por solo unas cuantas palabras. Quise disimular mi felicidad pero no pude evitar esbozar una gran sonrisa mientras le miraba directamente a su traje —Iré a la empresa —me informó, yo miré mis uñas, para que le quedará lo bastante claro lo poco y nada que me importaba donde estuviera, mientras estuviera lejos de mí todo estaría perfecto —Kein —quitó su vista de mí para pasar al hombre quién parecía sentirse como un mal tercio —¿cuántas horas vas a estar aquí? Necesito saber para pagarte.
Puse mis ojos en blanco —¡¡¿Porque no puedo ir a un siemple Instituto normal como cualquier otro?!! —por primera vez me atreví a preguntarle. El trataba de tenerme encerrada las 24/7 en este calabozo sin salida.

La atención de ambos paso sobre mí.
Hero me miró con enojo.

Quise morderme la lengua por haber dicho eso, pero ya estaba, no podía volver mis palabras atrás.

—Ya cállate —me ordenó. El profesor tuvo una leve expresión de confusión, sin embargo pareció dejarlo pasar.
Sentí repulsión por aquél hombre al que mi padre me había obligado a estar.

Era tan... tan... poco hombre.

—Tres horas señor. Me pondré al corriente lo más que pueda para saber lo suficiente nivelada que se encuentra en el area de matemáticas.

¡¡Tres horas!! Y para colmó ¡¡de matemáticas!!

Suspire pesadamente.

—Bien, debo irme a ayudar en la empresa a mí padre —el profesor asintió, yo simplemente me límite a ignorar sus palabras —portate bien cariño —hablo dirigiéndose a mi.

Acercó su mano al hombro del hombre mientras este simplemente sonreía. —Quiero que trates bien al profesor, es uno de los mejores de la ciudad —aparte mi mirada de ellos. —Porfavor Anderson, tenle un poco de paciencia. Ella es una pequeña fiera.

El profesor no rió, más bien se removió incómodo mientras dirigía mi más sincera mirada de odio a Hero.

—No quiero esta estupidez Hero, solo quiero ir a una escuela normal. Me sentiría mucho mejor si regresará al Instituto con Nicky —El se alejo de profesor, apenas se dió la vuelta su enorme sonrisa desapareció dirigiéndose hacía mí.

Levanté la cabeza. Yo seguía sentada sobre la cama.

El me tomó con fuerza del brazo, aquéllo hizo que mi cuerpo se levantará enseguida.

Su rostro nuevamente se encontró con el joven profesor, quizo disimular una vez más con una sonrisa fingida pero lo único que consiguió fue algo parecido a una mueca.

—Si me disculpas... —agache la cabeza. Sus dedos eran demasiado gruesos y largos, mientras sus uñas un poco largas. Por breves segundos pude ver mi piel, empezaba a teñirse de un feo rojo —debo hablar un minuto con mi esposa.

El profesor asintió sin saber muy bien que hacer, su cuerpo se hizo a un lado de la puerta dejandole espacio libre para que pudiera salir.

Sus manos prácticamente me arrastraron hasta uno de los pasillos oscuros y vacíos de la puerta.

—Eres una maldita mocosa malcriada —dice mientras me suelta. El movimiento es tan brusco que consigue que mis propias piernas fallen, callendo, por suerte, contra la pared.

—¿Usted no era el que quería que me quedará con usted? Pues si lo quiere tendrá que aguantarme así, grosera, malcriada y berrinchuda —su brazo volvió a tomarme, pero esta vez por sobre el antebrazo.

—Yo te haré cambiar Selena. Además de malcriada eres una grosera, joder. Alguien tiene que convertirte en una esposa obediente, y esa persona te guste o no soy yo.

Me zafe con fuerza de su agarre. —Deje de decir estupideces, lo mejor que puede hacer ahora es cancelar la clase con ese profesor idiota y hacer que vuelva a mi antiguo Instituto.

Sus manos de un instante para el otro empujaron mi cuerpo, caí con fuerza contra la pared, aquéllo provocó un fuerte dolor en mi espalda. Mi cuerpo solo se deslizó hasta llegar al piso. Hero rió mientras sus endemoniados ojos me miraban desde arriba —¿para que? Para que los ojos de todos esos estúpidos pubertos esten sobre mí esposa —se agachó para tomar mi mentón entre sus dedos —no cariño —su dedo índice acarició mi nariz —no haré eso. No te entregare como carne fresca, nadie puede tocarte ni mirarte excepto yo.

—¡Porque hace esto! —le grité. Vi sus ojos, lo comprendí, por fín supe todo lo que estaba pasando... yo ya no tenía ningún tipo de poder sobre nadie, yo estaba bajo las garras de un demonio. El tenía el poder y yo... yo no tenía nada —no le e hecho nada, nisiquera lo conozco, usted tampoco me conoce, ¿entonces porque quiere hacerme todo esto?

Hero apretó su mandíbula respirando profundamente —¿que te hago? Dime niña, ¿que te hago? ¿sabes cuántas mujeres quisieran estar en tus zapatos? —su rostro se acercó intimidante hacía mí —¿acaso lo sabes?

Cerré mis ojos. El daba miedo —no me importa cuántas huecas mujerzuelas quisieran estar con usted ¡pero yo no lo quiero! ¡no quiero su cochino dinero! ¡no quiero nada de usted!

El se alejó de mi levantándose —levantate —le miré medio confundida por su repentino cambió —¡que te levantes! —me gritó esta vez tomándome por ambos brazos.

—Déjame ir —le rogue con una voz apenas audible.

—¡Vas a ir con el maldito profesor! —señaló a una de las puertas del fondo del enorme y largo pasillo —¡vas a ser una muñeca obediente Selena! ¡vas a hacerme caso! —Hero se detuvo para respirar más pausado y hablar con más  tranquilidad —esta bien. Hoy en la tardé Meldey vendrá por ti. Dejaré que salgas al patio para que no te sientas como en una prisión, también te daré un regalo, apenas tenga tiempo te lo compraré, tu solo ten paciencia —su mirada perversa desapareció en cuestión de segundos, siendo reemplazada por una sonrisa dulce.



#3564 en Novela romántica
#1329 en Otros

En el texto hay: profesor, millonario, juguete

Editado: 05.04.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.