—¿Que? Meldey... ella esta a cargo de esta casa —sus dedos lentamente se desprendieron del manubrio de la maleta.
Sus pies de un momento para el otro se movieron lentos pero seguros en dirección a... mi.
—Estaba—hace énfasis en esa palabra —estaba a cargo de esta casa, ¿acaso eres tonta? Meldey va ayudarnos en las labores del apartamento en Paris mientras tratamos de extender el negocio en europa.
Entrecierro los ojos mientras le miró con desconfianza a cada una de sus palabras —¿no sería más fácil solo irse y contratar una empleada doméstica donde sea que vayan y dejar a Meldey aquí? —me cruzó de brazos.
El no contestó nada. Incluso su rostro era inesprecibo. Su mano se levantó hasta que la punta de su pulgar choco con mi mejilla, di un paso hacía atrás pero el fue más rápido y con su mano libre tomó mi antebrazo obligándome a seguir en esa posición —. No confiamos en nadie más que en Meldey ¿entiendes? —habló con tanta serenidad que de verdad daba miedo. Realmente parecía que no se diera cuenta que su mano estaba prácticamente rasgando mi antebrazo —¡¿entiendes?! —dijo en un tono más alto presionando con más fuerza sus dedos.
—Esta bien, esta bien —dije tan rápidamente que no pude captar muy bien mis propias palabras.
Sus dedos dejaron de presionar mi antebrazo sin embargo no me soltó.
—Selena —ambos miramos en dirección al profesor. Quién parecía algo confuso por la escena. Entrecerro los ojos y se acercó un poco más —¿Qu-Que te paso en el labio?
Instintivamente mi mano choco contra la zona nombrada tapondolo enseguida.
—Se cayó —se adelantó a decir Hero. Su mano, la cuál seguía por sobre mi mejilla comenzó a deslizarse suavemente hasta que sentí como se detenía en la parte trasera de mi cuello. —¿Cierto Selena?
Me doy el valor para levantar la cabeza y mirarlo a los ojos de Hero.
Me mira todo el rostro. Sus ojos parecen gritar una advertencia.
No soy capaz de hablar.
—Profesor... —su mano deja de simplemente palpar la parte trasera de mi cuello para después apretarlo con tanta fuerza que pego un pequeño brinco de dolor. —de verdad apreció que se preocupe por esta mocosa —da una pausa, ahora siento sus uñas entrar con más fuerza. Muerdo mí labio para no gritar —pero no es necesario que se preocupe. Después de todo solo le pasan estas cosas por ser una torpe —me jala provocando que mi rostro nuevamente este cara a cara a él — estupida muñeca, ¿no es cierto, muñeca?
¿No es cierto? ¿no es cierto? ¡¿Acaso es lo único que este maldito sabe decir cada que termina una frase?!
Su rostro poco a poco deja ver una sonrisa de lado, sus ojos me miran de arriba abajo. Su mano de pronto deja mi cuello y mi antebrazo y caigo al suelo.
—Oh —habla él fingiendo sorpresa —¿otra vez te tropiezas muñeca? Ten cuidado, no quiero perder ese lindo rostro tuyo —respiró con dificultad mientras lo único que me sostiene del todo son mis débiles brazos sobre el piso.
Levantó de a poco la cabeza. Su rostro ahora se ve borroso y distorsionado... ¡demonios! No... me lo prometí a mi misma, dije que no volvería a llorar. No puedo fallar a mi promesas.
Su sonrisa sigue intacta, pero ahora hay una pequeña diferencia, ahora da más miedo. —¡Oiga profesor! —le grita mientras sus pies se alejan de mí —cuidela bien....
Toma sus maletas, pero el profesor no le responde. Nisiquera lo mira.
Parece ido, parece ver a solo una dirección, parece ver solo hacía... ¿mí?
—¡Eh! —le grita Hero pegándole en la chaqueta, el profesor parece salirse de sus pensamientos para mirarle algo preocupado —dije que esperó que la cuides bien.
Sus ojos nuevamente chocaron con los míos —por supuesto señor.
—Ahg, basta de formalidades Kein, nos conocemos desde los cinco años. No porque tus padres fuesen los sirvientes de los míos debes tratarme así... —el profesor se gira a mirarlo, no parece muy a gustó por lo que acaba de decir —bueno, lo importante. Cuidala bien, esa chica que vez ahí es mi juguete más caro y preciado ¡entindes!... me costó una fortuna, no quiero que tenga un solo rasguño.
—Si... tiene mi palabra —Hero lo mira de reojo para después asentir, toma sus maletas de mano. Mi mirada nuevamente fue hacía el piso.
Escuché los rodachines de la maleta los pasos se detuvieron mientras el eco de la puerta retumbaba por la casa.
—¡Hey! Muñeca —levanté la mirada, mis manos no pudieron evitar compromirse en forma de puños —nos vemos en dos meses —terminó guiñamdome el ojo y sonriendo apenas un poco.
Bastardo —aquéllo fue lo único que mi mente pudeo gritar —bastarda —otro pensamiento aún más doloroso me gritó después. Yo era una bastarda, una bastarda débil dirigida por un bastardo fuerte.
La puerta se azotó con fuerza, cerré por segundos los ojos, aún parecía una broma, pero... no lo era. Eso era lo mejor de todo, se había ido y no era una broma.
Hiperventile mientras me levantaba. Miré al profesor aún con la cabeza gacha y de reojo.
Aún tenía vergüenza por lo que le había dicho en la clase, ni podía mirarle bien a los ojos. No se en que estaba pensando.
Hice una pequeña reverencia y pase al lado de él mientras su pesada mirada no me dejaba respirar.
—Selena... —me gritó en el momento en que di unos pasos más adelante de él. Mis pies automáticamente pararon —¿te caes mucho de las escaleras? —soltó de la nada. Me giré de a poco.
Traté de sonreír para fingir que todo estaba bien, más bien solo me salió una pequeña mueca —s-si... soy un poco... torpe, lamentó que tenga una estudiante tan tonta y descuidada como yo...
Tragué saliva. El aire volvió a mis pulmones en momento en que el profesor sonrió apenas un poco.
—Esta bien Selena —mi cuerpo iba a dar medía vuelta hasta que su voz otra vez me hizo detenerme. —Selena... solo una cosa más.
—Mmm —fue lo único que pude decir al ver como de a sus pies venían hacia mi dirección.
Sus manos fueron a mi cabello, rápidamente reaccione tratando de empujarlo —pero... pero que hac... —no pude evitar fruncir el ceño.