Juguete del millonario

18. No soy una cualquiera

Mi mano había impactado contra su mejilla tan fuerte que mi palma dolía un poco.

Tense mi mandíbula mientras su mejilla se tornaba un poco roja.

Su mano subió a su rostro sobandose un poco.

Aproveché que estaba distraído para hacerlo a un lado y terminar dando pasos rapidos por el pasillo. Necesitaba salir lo más posible de esa habitación.

De pronto escuche los pasos atrás de mí del profesor, así que me dije a mi misma que debía caminar aún más rápido.

-Selena -escuche su voz y esto solo provocó darme más fuerzas para caminar aún mas rápido. -Selena -alzó la voz. Tenía que alejarme de él, a como diera lugar.

No sabía que lugar de esta casa podía mantenerme alejada de él. Tenía lo suficiente claro que no podría salir por la puerta principal, Hero no era tan estúpido como para dejarla sin seguro.

Lo comprobé cuándo mis manos chocaron contra el manubrio de la puerta, ¡que demonios! ¿que clase de carcel era esta? La puerta, al parecer Nisiquera funcionaba con llave, como las puertas normales. Era una especie de sistema de seguridad en el que se veían varios numeros.

-Solo se puede abrir con la contraseña, tanto aquí adentró como allá afuera -escuche su voz atrás de mí espalda.

Maldito Hero.

-Si, ya lo sé- le reclame mientras mi mano le empujaba para que se hiciera a un lado, debía volver a la habitación, ese era el único lugar al que el profesor no podría entrar.

Di un paso totalmente decidida hasta que sentí una mano rodeando mi antebrazo.

Mis manos se tensaron casi de inmediato formando puños.

Me giré a mirarle, aunque mi respiración era dificultósa traté lo más posible de parecer segura -suel... -me interrumpi a mi misma en el momento en que sentí mas apretado su agarré. Agache mi mirada topandome con su mano -teme... -finalice casi en un susurró.

-Tenemos que hablar de esto...

Reí irónica. -No hablaría con usted de esto ni porque me pagará. Esto... esto fue un error, ¿yo?... ¿usted? -frunci el ceño de tan solo pensar -¿lo entiende? Es que simplemente no cuadra, al menos no en mi cabeza.

-Siento mucho incomodarla señorita Selena pero déjeme decirle que no me arrepiento de haber hecho lo que hice -abri la boca para decir algo, ¿pero adivinen que? No salió nada. Porque exacto, no tenía palabras para responder a lo que acababa de escuchar.

-No crea que me siento arrepentido o algo por ese estilo. Es cierto, que me pegó una cachetada, pero volvería a besarla veinte veces más sin importar si recibiera otras veinte cachetadas.

Mis mejillas se calientan inmediatamente.

-Profesor... -casi digo en susurró, soltando todo el aire de mis pulmones -solo escuchese... escuche lo que esta diciendo.

-Ya. Ya -me calla -lo se, no soy estúpido. Se que usted es mí alumna, y que esta completamente mal lo que estoy diciendo pero solo trato de ser sincero.

-¿Qué? -balbuceo mientras me siento como una tonta.

No me di cuenta de lo cerca que estábamos hasta que sentí como mis zapatos chocaban contra los suyos.

Su mano dejo de sostener mis antebrazo y subió juntó a su otra mano a mis mejillas apretandolas levamente.

Me miró con seriedad, hasta verme fijamente a mí y luego a mis labios.

Sus pies se movieron hacía adelanté para acortar aún más la distancia, pero los míos hicieron lo mismo para evitar que nuestros labios chocaran.

Levantó una ceja sorprendido, sin embargo volvió a dar otro paso hacía adelanté y con esto repetí él mismo movimiento de antes, movimiento con cuidado mis pies hacía atrás.

Hasta que sentí como mi espalda chocaba contra una especie de pared.

Ya no tenía escapatoria.

-Profesor  -susurre como último recurso para que se alejara, pero esto solo ocasionó que sus labios formarán una pequeña sonrisa, que desapareció tan solo segundos después.

Sus manos calientes aún sobre mis mejillas rozaron con sus dedos mis labios. Hiperventile sin saber que hacer ahora.

¿Que se puede hacer cuándo tu profesor, al cuál quién se supone que es tu esposo le paga para que te cuide te tiene básicamente acorralada contra su cuerpo y la pared?

Me permito levantar la cabeza. Le veo todo el rostro, mis ojos se abren al ver su perfección tan de cerca.

Sus perfectas cejas, sus ojos marrón oscuro al igual que su cabello, su piel casi bronceada y sus delgados labios que pueden llegar a hacerte sentir cosas de una manera tan extraña pero tan buena.

Sin pensarlo, relami mis labios y sin pensarlo también bajé mi mirada topandome directamente con sus apetecibles labios.

Tragué saliva inmediatamente.

¡No! No podría caer a la tentación... no de una manera tan fácil.

Mis manos apretaron su pecho para poder dar un poco más de espacio, pero su cuerpo no me lo permitió.

Me miró seriamente. Agache mi mirada hasta toparme con mis zapatos, empecé a asentir lentamente mientras me permitía pensar que hacer y no hacer en esta clase de situaciones.

Hasta que de pronto otra vez sentí algo tibio sobre mis labios, abrí mis ojos asustada chocando de frente con la imagen del profesor besando con fuerza mis labios.

Sentí mi corazón dar un vuelco inmediato y mis mejillas pintarse de un tono rojo tan intenso que jamás, en toda mi vida había tenido. Mis nervios aumentaron en el momento en que su mano fue a la parte trasera de mi cuello el cuál apretó haciendo el beso aún más profundo.

Sentí sus lengua contra la mía. ¿Pero en que momento habia pasado todo esto?

Sus movimientos dejaron de ser tan bruscos y pasaron a tan solo rozar brevemente sus labios contra los míos.

"PROFESOR - ALUMNA" - escuche una voz gritar esa frase dentró de mí cerebro.

Un suspiró nervioso sale de mis labios al sentir como su boca se separa por breves segundos de la mía. Mis ojos siguen abiertos.

El los abré de a poco, sus ojos me miran pero con rapidez pasan de mi y vulven a mirar hacia abajo. Mis labios. Se acerca y nuevamente estrecha nuestras bocas.



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En el texto hay: profesor, millonario, juguete

Editado: 05.04.2020

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