Juguete del millonario

23. Profe...

Kein

Selena había sido muy clara al decirme que estaba cansada de estudiar encerrada siempre en su cuarto.

Hero me había informado un poco sobre la biblioteca privada que había justo a un lado de pasillo siguiente.

Ella no parecía estar enterada de que tal cosa existiera en la mansión, pues al momento de decidir que este sería su lugar de estudios se mostró sorprendida y hasta un poco felíz.

Incluso había un escritorio, un pizarrón y un solo pero pequeño y comodo asiento de escuela justó pensado para ella.

Era como un pequeño salón de clases, solo que llenó de libros y por supuesto mucho más privado.

Estaba sentado sobre la silla con mis manos apoyados en el escritorio mirandola fijamente. Los pequeño ganchitos que recogían ambos cabellos que ella denominaba "rebeldes", mientras su cabeza estaba ligeramente inclinada con su atención puesta en el examen que ya era tiempo de hacerle.

Observé cada uno de sus movimientos; la manera en que formaba un pequeño pero tierno puchero con su linda boquita cada que una pregunta se le hacía difícil.

—Profe... —elevó la cabeza dejando ver sus mejillas rosadas, sus pestañas largas y sus claros y a la vez lindos ojos cafes. —¿Podría...? —empezó hablando dudosa mientras me indicaba con sus manos que me acercará —¿Podría venir? —asenti.

Hace una semana esa pequeña había hecho estragos en todo mundo, también habia pasado exactamente una semana desde que Hero se había ido.

Apoyé mi mano a un lado del pequeño pupitre. Su cabeza se levantó un poco —dígame, ¿lo estoy haciendo mal? —me paso la hoja del examen.

Mis labios no pudieron dibujar una sonrisa mientras revisaba calladamente el examen.

Aquélla niña apesar de ser totalmente distraída era muy inteligente.

Volví a poner el examen sobre su pupitre. Ella abrió la boca para hablar pero yo me adelanté.

—No puedo darle las respuestas —le informé mientras daba un paso, a la misma vez siendo retenido por sus pequeñas manitas sobre la manga de mi camiseta.

—Pero... pero no le estoy pidiendo que me de las respuestas, solo quiero que me diga si me esta quedando bien y si hay algo que deba arreglar —negué.

—Ya le e enseñado suficiente como para que usted pueda resolver los problemas sola —sus manos aferradas nuevamente no me dieron salida, al punto de hacerme dar media vuelta para estar parado frente a ella.

Frunci el ceño en el segundo en que su mano alcanzó mi corbata jalandome de repente.

Mis manos tomaron ambos lados de su silla mientras sus labios dibujaban una pequeñísima sonrisas picarona.

—¿Y si le doy un besito, si? —habló con un puchero fingiendo inocencia.

—No —le dije tratando de sonar serio y firme.

—¿Porque no? —volvió a hablar como una pequeña bebé. Mis ojos no pudieron evitar mirar sus rosados labios. Sus rosados y malditos labios.

—Porque estoy en horario de trabajo —ella hizo caso omiso y se acercó aun más a mí rostro, rozando apenas su nariz.

—Entonces deme la respuesta y se acabó.

—Tampoco... —sus ojos estaban puestos sobre los míos... ¿porque era tan débil?

—Porfavor... —Suspire cansado.

—Esta bien —ella sonrió poniendo sus manos sobre mis mejillas, me dió un pequeño y cortó pero satisfactorio beso.

¿Que me estaba pasando? ¿Un profesor convencido por su propia alumna de darle parte de las respuestas del examen a cambió de un beso?... ¿lo pueden escuchar? ¿Ven lo mal que se escucha eso?

—De la 1 a la 8 están bien... la 9 y la 10 están mal —ella sonrió y finalmente me soltó.

Era una pequeña manipuladora.

Di pasos lentos hasta caminar hacía el escritorio —gracias profe... —me gritó para después volver a concentrarse en su examen.
 

☆☆☆☆☆

 

—Hola... —Selena abrió la puerta de la biblioteca haciéndome sonreír. Deje el bolígrafo a un lado mientras le saludaba con la cabeza —¿como le va profe? —mi corazón se aceleraba cada que de su boca salía la palabra "profe".

—Bien, bien —sus ojos fueron a su examen, el cuál estaba a poco de terminar de revisar.

Arrastró el asiento hasta sentarse a mí lado —¿Como esta mi examen profesor? —me giré a mirarle y sin darme cuenta yo tenía una estúpida sonrisa en mi rostro solo por verle a la cara.

Ella se limitó a sonreír.

—Bien, bien Selena —miré el último ejercicio, el cuál para mi sorpresa estaba mal, le puse una x y ella fruncio el ceño.

—¿Eso es bien? —dijo irónica mientras reía apenas.

Me giré a mirarle para después terminar de calificar el examen —Solo esta una mala, tienes un 9 —ella sonrió mientras sus mejillas se sonrojaban un poco.

Ella tomó el examen —gracias... profesor.

Le miré a directo a sus ojos. Sus pupilas estaban levemente dilatadas.

Que Linda.

—Ya le he dicho que puede llamarme por mi nombre...

Ella agachó la cabeza, al parecer un poco apenada por lo que había escuchado —Si... ya lo se —habló incomoda —solo que... ya sabe... se me hace raro —rió con nerviosismo.

Yo asenti —tal vez en un futuro.

—¿En un futuro? —abrió los ojos como si lo que acababa de decir fuese de lo más increíble. —¿Cree que usted y yo podríamos tener un... futuro?

Entre abrí la boca para responderle, pero la verdad lo último que quería era mentirle a esa pequeña.

—No lo creó Señorita... —ella hizo un puchero mientras se paraba de su puesto para sentarse sobre mis piernas.

Sus brazos se ubicaron atras de mi cuello, acercandome más —¿porque profe?

Acaricie su mejilla, ella tembló tierna por solo ese toqué —Selena, no te permito que me hagas esa clase de preguntas tan obvias.

—Quiero saberlo de su boca... —insistió.

Suspire —porque tienes esposo. Y si tu esposo se da cuenta que tu, pequeña bebé —acaricie su nariz —estas conmigo, pasarían cosas muy muy malas.

—¿Como cuáles? —fruncio el ceño —Hero... Hero, creo que es violento pero solo conmigo, a los demás parecen tratarlos muy bien... hasta parece que te tiene apreció.



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En el texto hay: profesor, millonario, juguete

Editado: 05.04.2020

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