Juguete del millonario

31. Te odio

Abrí mis ojos con fuerza. La cuchara se me resbaló de a poco hasta caer nuevamente en el plato.

Sus manos bajaron de mi hombro hasta mi cuello, presionando hasta tener mi cabeza encima de su hombro.

Miré al profesor, su mirada era seria y fría puesta sobre ambos, apenas masticando un poco.

—Profesor... —era la primera vez, si mal no recordaba, que le llamaba de esa forma y no por su nombre —si me disculpa... —levantó mi brazo de repente haciendo que del mismo modo yo me parará —debo hablar con la muñeca.

No dije nada, la mirada del profesor choco con la mía una última vez hasta que yo subi por las escaleras.

Al subir al segundo piso caminó más rápido mientras su mano no paraba de apretar la mía, abrió una de las puertas de golpe jalandome y cerrando la misma puerta al empujar mi cuerpo contra ella.

—Muñeca —me miró con una sonrisa perversa, la cuál no alcanzaba a descifrar del todo bien con su mirada —vas a contarme exactamente que estuviste haciendo todo este tiempo en mi ausencia.

Mis ojos miraron cada facción de su rostro hasta chocar con sus ojos azules. Me tragué un par de maldiciones.

—¿Que...? —fue lo único que pude contestar.

Su mano va exageradamente rápido hasta mi cuello —QUE ME DIGAS QUE ESTUVISTE HACIENDO EN MÍ AUSENCIA —me grita, siento como empiezo a asfixiarme, y también veo como sus ojos se ven diabólicos. Sin embargo de pronto esboza una sonrisa —cariño... —habla esta vez en tono bajo.

Mi cuerpo se torna nervioso. ¿Y si acaso el sabe todo lo que a pasado con Kein? ¡No! Eso es imposible.

—¿No vas hablar? —mi cabello se pega a mi rostro por las gotas de sudor que empiezan a rodar.

Sus manos calientes me aprietan con más fuerza y de un solo empujon el sonido de la puerta contra mi cabeza retumba entre mis oídos.

—Me estas... me estas... —un poco de tos sale de mis labios ya que sus manos me dificultan a mis cuerdas vocale —asustando.

—¿Asustando? —acerca su cara a la mía —¿porque deberías de asustarte? No tienes nada de que temer ¿o si?

—Si... —mi voz sale débil y odio eso. Nunca me ha gustado ser alguien "débil".

—¿Si que muñeca?

—Yo... yo no tengo nada de que temer —afloja un poco sus dedos, sin embargo sigo sintiendo el agarré.

—¿No vas a contarme que hiciste en este corto tiempo?

Cierro los ojos por unos segundos, para volver a encontrarme con su penetrante mirada —porque debería de importarte.

Sus dedos vulven a apretarme con la misma fuerza de antes —¿sabes? Me molesta que mis cosas no me obedezcan.

—No soy una cosa.

El ríe —¿te divertiste con el profesor? —aprieto mis dientes, mi sangre se congela mientras mi voz ya no sale. —¿te cuidó bien? —asiento lentamente sin saber bien que hacer. —Que bien —me suelta, mis dedos se agarran a los filos de la puerta mientras trató de respirar —¿que te parece una cena? —le miro confundida.

Sus manos vulven a tomarme de la mano haciendo que salgamos de la habitación y bajemos al pasillo.

El comedor esta vacío, se escucha como alguien pisa el pasillo de la salida, así que ambos caminamos hacía allí.

—Hey, Profesor —habla Hero y Kein nos mira enseguida. Extrañamente en el mismo momento en que el profesor se gira a mirarnos Kein pone sus manos sobre mis caderas.

Abro la boca para reclamarle pero enseguida la cierro y lo dejo pasar.

—La muñeca y yo queremos invitarte a que nos acompañes a una cena mañana en la noche —los ojos del profesor bajan, mi mirada también lo hace mientras las manos de Hero bajan hasta mi trasero.

—No quiero molestar —dice serio. Frunzo el ceño.

—No hombre, la muñeca y yo queremos que nos acompañes. Vendrán algunas personas más —su mano toma mi mentón haciendo que mi cara se encuentre con la suya.

Con uno solo de sus pasos su boca se chocaron con los míos.

Sus labios se movieron bruscamente. Mordió mi labio inferior y trato de abrir mi boca, pero mis manos reaccionaron haciendo que su boca se alejara de la mía.

—¿Que estas... —traté de decir, pero sus palabras me interrumpieron.

—Profesor ¿que dice?

Un terrible sentimiento de culpa fue a mi pecho mientras tragaba saliva, la mirada de Kein seguía firme y fría, tanto que por unos segundos sentí unas enormes ganas de llorar, que supe controlar.

—Esta bien—se arregla ligeramente la corbata

—nos vemos mañana en la noche entonces -dice Hero.

—Pero... —alcanzó a decir pero me detengo en el instante en que siento la pesada mirada de Hero sobre mí.

Muerdo mis labios enseguida y Kein simplemente abré la puerta, quién casi enseguida la tira de un portazo ocasionando que me sobresalte ensegida.

Quedó en una especie de transe mirando la puerta hasta que siento la boca de alguien pegada a mi oído —ya se fue tu amante, ¿acaso quieres ayudarle a guardar sus maletas? Ya estás sola... el ya se ha ido.

Me volteó enseguida hiperventilando, miró a todos lados, Hero esta al lado de mí pero me mira como si se tratará de una loca —¿que te pasa? —me interroga.

No se ni que decir, hasta que la puerta vuelve a abrirse, es Kein otra vez. No me sorprende porque el ya sabe la clave de las puertas de la mansión.

—Mañana en la mañana vendré por mis maletas —habla dirigiéndose a Hero pero escuchar eso me ha dolido a mí. —Nos vemos —Hero asiente, y otro portazo pero más suave se hace presente.

En ese momento me doy cuenta que lo quien me ha susurrado al oído no es una persona sino mi consciencia.

[....]

Ya habían pasado un par de horas, me había encerrado en mi habitación, Hero afortunadamente se habia ido ha organizar no se que papeles de su empresa... cosa que no me importaba por su puesto.

Miré hacía el marcó de la ventana.

Automáticamente como si se tratará de flashes recordé el número del profesor, abrí los ojos y busqué el celular debajo de la cama, mi cabeza hizo conexión con la última vez que hable con mi ex, en ese instante supe que el teléfono había caído justó en el momento de irme.



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En el texto hay: profesor, millonario, juguete

Editado: 05.04.2020

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