Juguete del millonario

33. Esa maldita

Me senté en la mesa juntó a Hero, miré de reojo como Kein llegaba pocos minutos después, seguro para disimular que había estado en cualquier otra parte menos conmigo.

Una risa no pudo evitar escapar de mis labios, pero pude disimularla tapando mi boca con mi mano.

Lilian sonrió como una niña al momento de verlo una vez más al lado de ella —¿dónde estabas? —eso no sono como un reclamó, solo una simple pregunta.

—En el jardín del restaurante, quería tomar un poco de aire fresco —Lilian asintió y con rapidez bajó el rostro.

¿Porque bajaba tanto el rostro? ¿acaso quería fingir ternura frente a todos o siempre había tenido esa estúpida forma de ser?

—Muñeca —Hero beso mi mejilla y esto hizo que lo mirará. Maldito insoportable. —Te compre esto —entre sus dedos tenía un bonito anillo de oro blanco con un gran diamante en medio.

Traté de sonreírle mientras sus dedos lo deslizaban en el mío.

—Pareces de buen ánimo hoy —mi padre por fín habló. Si, estaba sonriendo, pero todo era hipócritamente. —¿como han estado estos días?

Miré de reojo a Kein, lami con lentitud mi labio acercando mi boca a la Hero, esto pareció tomarlo por sorpresa.

—Bien, muy bien —aquéllo sono tan convincente que hasta yo me lo creí por unos segundos... ¿o acaso era verdad que estaba tan bien?

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Kein

Había pasado una semana desde la última vez que había tenido contacto con Selena. Mi novia se había encargado de no separarse de mí ni un segundo, pero finalmente Hero me había llamado, necesitaba que le diera un par de clases a su esposa y aquéllo me había llenado de una felicidad que nadie se alcanza a imaginar.

Toque el timbre de la puerta, abrí mis ojos al ser recibido por ella. 

—¿Desde cuándo te sabes la contraseña? Dime —me referí a la puerta y ella solo sonrió cortamente.

—Eso no importa —su mano me tomó por sorpresa adentrándome a la casa y cerrando la puerta con fuerza. Me jalo hasta uno de los sofas de la enorme sala y se sentó en mi regazo.

No pude resistirme más y poniendo mis manos por sobre sus mejillas levanté su cabeza para tomar sus labios. No parecío sorprenderse ya que correspondió al beso enseguida.

Sentí su cabello rozar apenas un poco mi cuello mientras que colocaba mis manos por sobre su pequeña cintura. Su lengua se mezcló con la mía. Su boca era un mezcla dulce y jugosa al mismo tiempo.

Se despegó unos segundos de mí, el lápiz labial sobre sus labios estaba levemente corrido, su respiración estaba ligeramente entre cortada mientras sus ojos gatunos parecían mas oscurecidos y lujuriosos; no pude resistirme y volví a unir nuestros labios.

Segundos después resbale mi boca por su mentón hasta llegar a su cuello. Gimio levemente y al mismo tiempo sentí como sus manos apretaban con fuerza el dobladillo de mi camisa.

Me levanté sin separarme ni un segundo de su cuerpo y sin dejar de besarnos comencé a caminar a ciegas.

Chocamos con la pequeña mesa de la cocina, sorprendente. Separé su boca de la mía para sentarla sobre esta.

Selena

El frío de la mesa de mármol paso a un segundo plano al sentir los labios de Kein sobre mi cuello, su boca húmeda por sobre mi piel era la sensación mas increíble que podía sentir. Su lengua se movía lenta y provocadora.

—No chupes mi cuello con tanta fuerza, podrían quedar marcas y mi esposo se podría cuenta —me sorprendió de el hecho de haber llamado a Hero de esa manera: "esposo" ¿desde cuándo mi propia mente me hacía llamarlo asi? ¿desde cuando yo...

Aquellas preguntas quedaron en el aire al sentir como separaba mis piernas y se quedaba en medio de ellas volviendo a juntar nuestros labios.

Kein

La besé con más fuerza, con mucha más fuerza.

—No quiero detenerme —apenas pude decir casi contra sus labios, me aleje sintiendo como sus piernas rodeaban mi cintura —no me dejes detenerme ¿si? Estoy desesperado, jamás pensé que diría esto en hora de clases y menos con una de mis alumnas pero me vuelves loco... 

Ella sonrió y se alejó tan solo un poco —¿si? Suenas muy desesperado —jugueteo.

—Es porque lo estoy —sus manos calleron en mi nuca rozando con sus dedos el comienzo de mi pelo —muy desesperado.

Sus labios se encontraron con los míos con una mezcla embriagadora de frustración y deseo.

—¿Desesperado? —rozo por unos segundos sus labios con los míos, parecía querer burlarse de mi, pero ahora no me importaba, ya no me importaba si du mayor propósito era burlarse  —Creí que tenías a Lilian.

¿Algunas vez había detallado sus labios tan rosados y perfectos? Volví a mirar sus ojos chocolates.

—Ella ya no me excita, tu si.

No me dió tiempo de seguir respondiendo. Me beso, con fuerza, como si de alguna u otra manera eso la hubiera activado. Ahora era un beso más entregado.

Sonrió en grande, me guiño el ojo con su lengua fucionandose aun con la mía, luego cerró los ojos y yo hice lo mismo.

Su short caliente contra mi pantalón era la sensación más excitante que hubiera experimentado en toda mi vida.

Susurró algo en mi oído que por lo caliente de la situación no alcance a escuchar, pero igualmente me excito más.

De un solo tirón le quite la camisa. No quería verme como un maldito enfermo pero mis ojos no pudieron evitar escanear de arriba abajo su sostén blanco.

Relami un poco mis labios y besé su cuello lentamente mientras iba bajando. Mordi la piel de su hombro y chupe duro la piel de su clavícula. Ya no me importaba si dejaba marcas que su marido podría ver, y a ella tampoco parecía importarle pues de su boca salio un pequeño gemido que intentó retener con todas sus fuerzas.

Me deleite al ver su piel tan tersa, tan palida, pero no un pálido lechoso o apagado, sino un palido reluciente y manchado por un rojo a causa de mis chupetones.

Volví a pasar mi lengua por su piel, pero esta vez sin cerrar sus ojos, sonreí apenas un poco al ver la manera en que trataba de controlarse.



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En el texto hay: profesor, millonario, juguete

Editado: 05.04.2020

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