Juguete del millonario

Epílogo

—¡Mami! —me grita mi pequeña quién se acercó a mi desde el jardín. Me mostró un dibujo que tenia entre sus manitas y yo lo recibí con una pequeña sonrisa en mis labios.

—¿Es para mi? —ella asintió dejando ver sus pequeños dientes de leche —¡Es muy lindo Nicol! ¿quienes son estas tres personitas? —Nicol se mueve inquieta hasta que se sienta en mi regazo.

—Tú, yo y papá —comprime un poco su boca. Para tener cinco mi pequeña es tan inteligente —mamá ¿cuándo volverá papá?

—Ya te e dicho que esta de viaje Nic —respondo nerviosa, por más que quiera evadir el tema ella algún día tendrá que enterarse de toda la verdad y eso me aterra. Nicol hace un pequeño puchero —esta bien, esta bien te lo diré, pero ven... acercate —ella pone su oreja al lado de mi boca y yo le susurró —esta descansando.

—¿Descansando? —asiento y ella se pone una mano en la boca —¿va despertar algún día?

Me encojo de hombros —eso no lo sé —no nunca lo hará- dice mi consciencia.

—¿Tu nunca vas a irte a descansar por tanto tiempo, cierto mami? Nunca me vas a dejar ¿verdad?

Sonrió y niego —por ahora no mi amor —abro mis brazos y ella se ríe —¿quieres un abrazo? —ella me abraza con muchísima fuerza.

—Mami... te amo...

Mi cabeza choco con fuerza contra una mesa. Para ser más específicos contra uno de los pupitres de la escuela —¡Idiota ¿por fín despertaste? —escuche esa chillona voz.

Sobee un poco mi frente pero mis ojos se abrieron en grande al ver en las manos de Nicky el cuaderno en el que había recargado mi cabeza.

¡Pero maldición! Ese no era un cuaderno cualquiera...

—Hola idiota —se ríe, aunque mi atención no esta en lo que ella dice sino en lo que Nicky tiene entre sus manos —¿sabías que las clases terminaron hace tres horas? Es tardé, son las cuatro —Nicky levantó una ceja al ver que no le estaba prestando atención. Bajó su mirada y terminó por ver su mano, más específicamente mi cuaderno.

—¿Qu-Que haces? ¡Damelo! No te e dado permiso para que lo tengas —me doy cuenta que estamos en el salon del profesor de matemáticas.

Ella levanta las manos y se aleja —aguarda, aguarda, aguarda ¡lo hice porque tu cabezota no despertaba por nada del mundo por estar recargada sobre esta cosa ¡desagradecida! —señaló mi preciado cuadernillo.

Lo abrió y quise quitárselo a la fuerza, pero fue demasido tardé.

—¿Que es... —entrecerro los ojos —Ju-Juguete del millonario...? —me mira con duda, y yo no soy capaz de responder, mis mejillas se ponen rojas al instante y siento una presión de la vergüenza en la boca de mi estómago —¿que esto? —no se me ocurrió nada mejor que hacer más que mirarla con odio mientras me cruzaba de brazos —Selena Steel es... —susurra y luego me mira a mí —¿que? ¿Escribiste un libro en el que tu misma eres la protagonista? —se ríe y luego trata de calmarse continuando —es obligada a casarse con Hero, un hombre varios años mayor y el heredero de una... —se corta, parece sorprendida —¿Este es Hero? ¿el mismo Hero que conocemos? ¿el hijo del socio de tu padre? 

¡mierda! Jamás había pasado tanta vergüenza junta en toda mi maldita vida.

—Estem... se podría decir que sí.

Se muerde los labios para aguantar una carcajada y continua —extremadamente celoso y posesivo quién le deja muy en claro que ella no es más que su juguete — sonríe y sigue —cuándo su vida no podría tener más problemas conoce a su profesor.... ¡¿Kein Anderson?! —me mira con los ojos bien abiertos —¿el profesor de matemáticas? —¿porque Dios? ¿Porque debía traer ese maldito cuaderno hoy y justo a la escuela? —¿acaso tienes un amor platónico por ambos?

Negué —no... —luego lo dudé —bueno tal vez... no lo sé. —me sorprendí a mi misma en el momento en que noté como mis manos le arrebataban el cuaderno con tanta fuerza que Nicky casi calló al suelo.

Por suerte pudo mantenerse en pié —¿yo soy parte de los personajes de tu libro?

—¿Para que quieres saberlo? —comencé a guardar mis cosas y ella sonrió.

—Simple curiosidad...

El lugar se quedó en silencio por varios segundos o quizás ¿quién sabe? Varios minutos, solo alcanzandose a escuchar el cierre de mi maletín en los ecos del salon —.  Pues si... y no solo tú; tu hermano también —estás palabras provocaron una pequeña risa por parte de ella.

—Pero no tengo hermanos.

Me encojo de hombros y seguidamente abro la puerta del salón del profesor Kein, ¿pueden creer que me quedé dormida justamente en el salón del profesor con quién fantaseo todas esas cosas?

—¿Llega hasta el capítulo 42? —bajamos las escaleras y yo pongo los ojos en blanco.

—¡No! Justó estaba imaginando el epílogo pero llegaste tu y me lo arruinaste todo —me da un pequeño golpe y salimos de la escuela.

¡Vaya de verdad es muy tardé! Hasta incluso el sol se comenzaba a ocultar.

La miré y la apunté con mi dedo —¡jurame que no le dirás a nadie! —ella niega pero con una sonrisa de burla en sus labios.

—Tranquila ¿quién me crees? ¿la chismosa de la esquina? Soy tu mejor amiga, jamás te haría semejante escarnio público —me sonrojo por lo ulitmo. Me arrebata el cuaderno y lo pone frente a mí cara —¡más bien preocupate por ocultar esta cosa si es posible debajo de tu cama! No vaya ser que termine en las manos equivocadas —se detiene y repite antes de reir —o en las manos del profe Kein o incluso de Hero.

Alguien aparcó un lujoso auto casi al mismo tiempo que ambas cruzamos la calle.

Se me olvido hablar al ver la persona que salía de aquél Mercedes Benz.

Me miró de arriba abajo y me sonrió sacandose las gafas.

—¡Chicas! —Nicky fue la primera en levantar la mano en forma de saludo; yo por el contrario estaba medía petrificada, solo atine a arrebartele el cuaderno de las manos a ella y ponerlo atrás de mi espalda en un patético intentó por disimular mi penoso nerviosismo.



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En el texto hay: profesor, millonario, juguete

Editado: 05.04.2020

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