–¿¡Lí-líder del clan Suito!? –dijo Fudo con una increíble sorpresa.
–Si, si, así es, mucho gusto, y, ¿quién eres tú, intruso?
–Soy Fudo Takebe, su…
–Sucesor del clan Takebe, ya te reconocí. –dijo mientras soltaba a Fudo.
–Lamento la emboscada, su visita nos tomó por…
–¡¡Ahhhh!! –un golpe provocado por Akane lleno de energía positiva sacó a volar a Kiriko.
–¡Kiriko!, ¿¡A-akane!?
–¿Ya se murió la maldición?
–¿¡Cuál maldición, niña estúpida?
–¿¡Eh, sigue vivo!?, ¡ahí te va otro!
–Akane, espera.
–¿¡Qué!?
–Ese tipo es…
–¿¡Ehhhhhh!?, ¿ese flacucho es el líder del clan Suito?
–Mocosa, cuida tus palabras.
–¿No conocías su aspecto, Akane?
–No, solo conocía rumores de él, pero nunca lo había visto en persona, lo imaginaba más intimidante.
–Me estás dando fuerte en el orgullo.
–Bueno, supongo que el asunto está arreglado.
–Ahora, podemos dar inicio a lo impor-
Algo tomó del brazo a los 3, algo que los arrastró hacia afuera, parecía ser… ¿cabello?, pero los 3 miembros del clan Suito que estaban presentes no se quedaron de brazos cruzados…
–¡¡Maestro Kiriko!!
Los 3 fueron a seguirlos, pero una presencia se plantó enfrente de ellos, algo que no parecía que iba a cooperar.
–Oigan, ¿ustedes me entretendrán? –una voz que estaba llena de… ¿locura?
–Tsk, apártate del camino.
–¿Crees que te haré caso?
–¿Quién eres?
–Pueden llamarme… Magakyou.
En el área exterior de la casa del clan Suito, Fudo, Akane y Kiriko lograron zafarse, pero, ya estaban en frente del culpable.
–Hm, ¿no me habré confundido de objetivo?
–¿Una maldición?
–Oigan, ustedes son líderes o van a ser líderes de sus clanes, ¿no?
Nadie quiso responder, excepto Kiriko.
–¿Y si te decimos que si?
–Pues, es muy probable que mueran.
–Ah, ¿si?, ¿estás segura?
–¿Me estás retando, muchacho?
–No, no te estoy retando… –Fudo y Akane tomaron valor y se levantaron.
–¡¡Te estamos retando!!