En la zona interior de la casa del clan, los 3 hechiceros de Suito se prepararon y coordinaron rápidamente para dar el primer ataque.
–Inmovilización. –fue la primera técnica de uno de los hechiceros contra la maldición.
–Deficiencia sonora. –gritos de técnica ritual que buscan debilitar y alterar la energía maldita del oponente, aparte de mantener en caos la mente del que la recibe.
–¡Sufrirás las consecuencias de meterte con el clan Suito! –las palabras de un hechicero enfocado en el combate cuerpo a cuerpo de armas, y con un espíritu fuerte se hacía presente para rematar a la maldición…
–¡¡Haruto!!
O para romperse… la maldición le desgarró el cuello, dejándolo moribundo.
En el otro lado, Fudo, Akane y Kiriko estaban por iniciar el combate, pero…
–Akane, necesito que vayas a la casa del clan Suito.
–¿Eh?, ¿por qué?, no soy débil para serles un estor-
–No es eso, tengo un mal presentimiento, mis miembros compañeros no han llegado, ya deberían estar aquí, y con tu ritual eres la más rápida, por favor, te lo pido como líder del clan Suito.
Akane dudó, pero decidió hacer caso.
–Está bien, pero me vas a deber un favor.
–Si, por favor apresúrate.
Akane se puso en marcha y fue de inmediato a la casa del clan.
–Fudo.
–¿Si?
–Me encargaré de inutilizar su técnica, por lo que vi, manipula el cabello de su cuerpo reforzado con energía maldita, ¿puedes encargarte de exorcizarla?
–Por supuesto, lo haré.
–Bien.
Kiriko empezó a correr de frente a la maldición.
–¿¡Te atreves a retarme, a mí, la maldición de primer grado… Kurohana!?
La maldición atacó con partes gruesas de cabello reforzado con energía maldita.
–Corrosión descompuesta. –Kiriko puso las manos enfrente de él, y en cuanto el cabello las tocó, se derritieron, o más bien, se descompusieron. Kurohana se sorprendió, pero después sonrió y rió.
–¡Idiota! –una fina parte de cabello atravesó una parte cerca de su corazón.
–Rituales inversos. –Kiriko empezó a curarse y Kurohana retrocedió.
–Era obvio que te alejarías, después de todo, la energía positiva, destroza a las maldiciones, pero olvidaste un factor…
–Mar de fuego. –Fudo atacó por sorpresa, aprovechando el punto ciego de la maldición. Cuando el fuego de la técnica ritual se disipó, la silueta de la maldición volvía, pero era distinta…
–Resulta que tienes una técnica que tiene a un enemigo natural mío…
–¡¡Fudo, remátala!!
–¡¡Si!!
–Pero soy una maldición… una simple quemadura de cabello…
–¡¡Mierda!!, ¿¡cómo no lo pensé!?
–¡¡No inutiliza mi ritual!!
Kurohana contraatacó, y atravesó parte del abdomen de Fudo.