Fabricio
Mi mente esta jugando conmigo, quiero salir corriendo para donde Julia, pero mi mente me dice que parecería un loco, mas bien debo actuar con mesura, así que llamo a Alice para saber qué oportunidad tengo de llegar casualmente; me da luz verde y así hago. Al llegar me topo con una Brina con mala cara, oficialmente a esta niña no le caigo bien, están sentadas en el piso haciendo dibujos, me enfoco en Julia y entablo una conversación casual, me arriesgo y la invitó a tomar café y una niña muy linda de gafas me interrumpe
- Pero deja que tu novia termine los dibujos, son para mañana y después se van por el café ¿sí? – miró a Julia, tiene las mejillas rojas, la niña me puso en apuros yo simplemente le sonrió cómplice –
- Está bien preciosa, pero ¿porque dices que es mi novia? – le pregunto, Julia esta callada y visiblemente nerviosa -
- Se miran como novios y hacen bonita pareja – exclama la niña -
- Pues preciosa no somos novios – por ahora no lo somos, pienso -
- Ahh ... - se queda pensando la niña – entonces deberían serlo
- Me agrada tu idea preciosa choca los 5 – sonreímos, aparece Brina volteando los ojos y se lleva a mi amiga, no sin antes plantándome un beso en la mejilla, de reojo veo a Julia más roja de lo habitual –
En este momento me doy cuenta de que no le soy indiferente, así que utilizo eso a mi favor si más reparos le pregunto si acepta mi invitación y con una sencillez única acepta; claro no sin antes haber terminado los dibujos.
Esperar a una mujer que se arregle siempre ha sido un reto, pero con Julia no fue así, ya que conversar con la señora Anette es bastante entretenido, y salió casi al instante, de camino al carro nos topamos con Brina y su amiga jugando, les sonrió a ambas, como siempre Brina bufa y voltea los ojos la amiguita sonríe. Nos tornamos en un silencio agradable de camino a la cafetería
- ¿Volverás a tu país? – le pregunto –
- No puedo hasta que todo quede resuelto, ¿no escuchaste la sentencia del juez?
- La verdad deje de escuchar cuando dijo "fallo absolutorio y te declaraba inocente"
- En serio, bueno no puedo salir de Italia hasta que todo se resuelva – frunzo el ceño –
- ¿Entonces después te vas o te deportaran? – captó su atención y me voltea a mirar, paramos en un semáforo-
- No me quiero ir Fabricio; en Colombia no tengo nada - al escucharla me da un respiro, nos quedamos mirando hasta que los pitos de los carros de atrás nos sacan de la burbuja donde estábamos –
Volvemos a quedar en silencio, Julia esta embelesada viendo por la ventanilla del auto las calles de Milán, cada cierto tiempo la observó; al llegar la a cafetería me animo a preguntarle
- ¿Entonces te quedas en Italia?, llegamos vamos – como buen caballero le abro la puerta -
- Si – nos adentramos y ella escoge la mesa más cerca a la ventana –
- ¿Acabo de notar que te gustan las ventanas? – me sonríe y se tapa la cara con sus manos –
- A través de ellas ves a la gente en su mundo, ajenos a todo; juguemos, mira aquella chica muy arreglada, en tacones casi corriendo ¿Qué pasará en su mundo? - veo a la chica verdad casi corriendo –
- Pues por la hora irá para una cita y por el afán va tarde
- Exacto, si los observas a todos puedes crearles mundos en tu mente, por eso me gustan las ventanas
- Entiendo, te gusta observar a la gente – asiente - ¿Qué ves en mí?
- Pues a simple vista un chico con dinero ... – nos interrumpe el mesero y mentalmente maldigo-
- ¿Desean algo? – pregunta el chico –
- Un café cargado para mi y ¿Julia que quieres tomar?
- Umm... cualquier cosa menos café - la miró como buscando un atisbo de burla –
- Le parece un jugo natural señorita – contestó el joven y ella asiente –
- No me mires así Fabricio, el café no me gusta
- ¿Porque aceptaste la invitación?
- Porque ... no quería hacerte el desaire y porque quise
- Buen punto mujer, te voy conociendo, el café no te gusta, algo mas
- Me encanta el helado
- ¿Uno en particular? – vuelve y aparece el chico con el pedido, pero esta vez no dice nada y se va –
- No, todos me gustan – me sonríe y se lleva el vaso de jugo a los labios – y a ti
- ¿A mi qué? - por instante me desconecte de la conversación -
- ¿Qué gustos tienes?
- Ah, bueno según nos vayamos conociendo te vas dando cuenta, pero te adelanto me gusta mucho el dulce
- Ah ya, tengo que observarte bien
- Exacto
Nos quedamos en la cafetería un rato más, hasta después hablar de cuanta cosa se nos ocurrió, me di cuenta de que somos muy afines; hablamos de la deportación ella pido quedarse en Italia y no volver a su país a no ser de visita, me quedó satisfecho con esa respuesta
- Te acuerdas de que cuando nos conocimos me dijiste "yo te ayudo tú me ayudas" – me dice mientras vamos saliendo de la cafetería -
- Si lo recuerdo, pero ¿a qué viene eso?
- A que quiero estar al tanto de todo Fabricio y hasta ayudar si así se requiere; intentaron destrozar mi vida culpándome de algo que no hice y lo mínimo que quiero es que los verdaderos culpables paguen
- Entiendo, pero puede ser peligroso Julia, no te expondría
- Pero ... - hace cara de puchero -
- Nada mujer, si hay alguna oportunidad que intervengas de manera segura te lo diré de lo contrario... no
- Esta bien, como van con la ejecución de los diseños
- ¿Caminamos? – frunce el ceño-
- Si vamos, ¿qué pasa?
- Bueno me molestó que mi madre se haya involucrado, el trato era distinto ahora Alice tiene los contactos de otras casas joyeras
- Ustedes tienen la primera opción de compra, eso no va a cambiar Fabricio, a mí me tomó por sorpresa ese detalle, pero tu madre se ve que es buena persona y sabe lo que hace – volteo a mirarla y noto que mi madre se metió en el bolsillo a Julia –
- Si, lo entendí de esa forma, esto es negocios; Julia supe que mi madre fue al penal ¿qué tanto hablaron?