Luego de la discusión de la noche anterior con papá no hemos cruzado ni una palabra, cuando bajé a la sala él salió y sin despedirse. Hizo bien, yo tampoco quería hablar, mamá me esperaba en la cocina con el desayuno.
Recibí un mensaje de Kevin.
Kevin : Paso por ti a llevarte al instituto mocosa.
Yo: ¡Milagro! ¿Has soñado conmigo estúpido?.
Kevin : Lamento matar tus falsas ilusiones , pero no, querida mocosa, quisieras tú. Nos vemos en diez minutos.
–¿Todo bien? –Preguntó mamá.
–Sí tranquila mamá es Kevin pasará por mí a llevarme al instituto.–Le respondí sirviéndome una taza de café (amo el café) .
–Sobre lo de anoche hija...
La interrumpí sabía lo que quería decirme.
–No mamá no quiero hablar,todo bien tranquila.–Respondí.
–Deberías de pensarlo Julieta.–Mamá se acercó hacia mí y colocó un mechón de cabello detrás de la oreja.– Piensa en Elio.–Dijo.
Iba a responder pero la corneta del auto de Kevin empezó a pitar cómo un desquiciado
–Adiós mamá.–Me despedí con un beso en su mejilla.
Salí de la casa y vi el auto de Kevin detenido en la calle. Abrí la puerta del carro y subí.
–Buenos días estúpido.–Lo saludé con un beso en su mejilla.
–Buenos días mi estimada mocosa del mal ¿Cómo éstas?–Preguntó y arrancó el coche.
–Pues no me quejo.–Le respondí desviando mi vista hacia la calle, no podía dejar que Kevin viera el morado que por desgracia de la vida,me había salido en mi mejilla derecha.
Sólo tres días Julieta pensé .
Aún no puedo olvidar lo de anoche. ¡Duele!
–¿Qué tal la universidad?.–Le pregunté.
Kevin estudia derecho en una universidad de la ciudad , no quiso irse después de que acabara la graduación. Optó por una universidad acá misma en la ciudad y por milagro de los dioses fue aceptado .
La verdad me fuera dolido que mi mejor amigo se fuera de la ciudad.
–Bien, me está yendo mejor de lo que pensé.–Respondió con una carcajada.– ¿Quien lo diría cierto?– Finalizó.
Kevin voltio su mirada hacia mí por un momento y pude observar esos ojos azules que tanto me encantan, los que tanta paz me transmiten. Es como ver el azul del cielo o el azul del mar, lo mejor que puede existir, lo mas tranquilizante para mí.
-Tus ojos me dan paz idiota.–Le dije y pude notar como un pequeño color rojo se le colocó en sus mejillas .
Se sonrojó.
–¿Tú nunca puedes decirme algo lindo sin decirme un insulto, cierto Julieta? –Me preguntó.
-La verdad no, es que es inevitable decirte lo idiota o estúpido que eres Kevin. –Respondí.
–Yo estoy feliz de qué éste ser humano totalmente imperfecto.–Decía mientras frenaba el auto en el instituto y continuó.–Pueda darte un poco de paz, en tú mundo desordenado. Para mí siempre será un placer seguir siendo lo que más necesitas.
Paz
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Contaba mientras esperaba que Michell saliera del baño para cambiarse .
–Un año para salir.–Le decía mientras me levantaba del suelo.
–Si exageras Julieta.–Respondió mientras se dispuso a caminar.
Cambiábamos por los pasillos del instituto para irnos a nuestra siguiente clase.
–¿Hoy llegaba Luis a la ciudad cierto? –Me preguntó mi amiga entrando a salón.
Lo había olvidado Luis mi " novio " llegaba a la ciudad , luego de que saliera con sus padres por no sé qué en realidad .
–Sí creo que sí.–Michell rodó los ojos.
–¿Crees o no recuerdas estúpida? –Preguntó sentandose en nuestros lugares.
–No recuerdo sinceramente.–Confesé.
–La verdad aún no entiendo como aún sigues con él, Julieta.
–Yo tampoco.–Respondí.
La clase termino con una pequeña charla, sobre la participación qué debemos de tener más seguido en clase y lo demás eran bla bla bla y más bla.
Mamá siempre me ha dicho que debo de prestar atención en las clases, pero siempre le digo qué conmigo no tiene que perder su saliva en mi.
Después qué terminaba de guardar mis libretas en el casillero. Unas manos taparon mis ojos, y por su perfume, sabía quién era perfectamente.
Luis.
–Se que eres Luis no es necesario que me cubras los ojos, sin saber donde has metido tus manos, cochino.– Luis quitó sus manos y pude observarlo.
Lucía un poco cansado, tenia ojeras y la barba le ha crecido más de lo normal.
–¿Todo bien? Te veo cansado Luis.–Me acerqué y acaricié su rostro, me encantaba hacerlo.
–Sí.–Respondió, pasando su brazo por mi cintura y colocando su mentón en mi cuello.– Sólo algunos problemas, pero pasará.–Susurró.
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Cuando llegué a casa sólo estaba Mathias, de seguro mamá estaría en el hospital y bueno papá ni idea.
Me senté con una taza de cotufas, al lado de Mathias. Creo que ni siquiera se ha dado cuenta de mi miserable existencia .
¡Vaya, qué gran hermano!
–¿No iras cierto?–Escuché a Mathias.
–¿A donde? No entiendo.–Le confesé.
Mathias entrecerró los ojos y suspiró.
–A la misa ¡Tarada!.–Contestó con obviedad. Éste se acercó a mi lado, cogió un puño de cotufas y empezó a comerlas.
–¿Quieres qué valla?
–Tú tienes la razón, papá es él equivocado.–Noté como el rostro de Mathias entristeció un poco al decirme eso.–También como tú, deseo que en algún momento se de cuenta, son unas hipócritas de mierda.–Reí.–Pero sí no irás, yo te apoyaré.
Mathias era aún pequeño pero a su edad lo consideraba muy maduro.
–¿Crees que Elio esté donde éste, se sienta decepcionado de mi, si no asisto como dijo papá?
–Mi tío te amaba y estoy seguro que el no se sentirá decepcionado de ti, si no llegas a ir.– Mathias sonrió.–El odiaba tanto la hipocresía cómo tú, además, tú lo recordaras ése día a tú manera tonta.
Tiene razón
–Lamento no haberte defendido anoche cuando papá te....
Lo interrumpí sabia a que se refería.