Julieta, la chica suicida.

Capítulo 22

Odié este lugar desdé el primer día lugar desde el primer día que lo pise, lo odie tanto que al pasar los años aun sigo acá, dejé de ser Aidan Lanchesky para convertirme una basura igual o más de los que están aquí.

El miedo murió cuando tome la desicion de entrar en esta mierda, bueno al fin y acabo es uno de los lemas que  te meten en la cabeza... "dejar el miedo en la mierda que cagaste en el baño"

"No hay vuelta atrás " me lo repetían cada maldito segundo, y si, era cierto. Ya no hay vuelta atrás cuando decides entrar.

El infierno se ha quedado pequeño a comparación de todos estos años de mierda, nadie me obligó, pero aquí estoy, luego de tantos años aquí sigo... en el infierno que decidí entrar.

La cara de mamá , papá y de Aisa rondaban en mi cabeza cuándo la muerte me hacia una no grata compañía. "Ya deberías de acostumbrarte" me decían cada vez que salía con vida en cualquier "trabajo". Luego de un tiempo era yo quien lo decía.

"Todo iba a estar bien" me repetía cada vez que sentía eso  que le dicen "miedo", aunque al final, nada estaría bien.

Kevin quiere rescatarme del infierno en que yo mismo decidí entrar, pero el sabe que aunque "salga", seguiré siendo la misma basura.

"No puedes rescatar algo que ya está perdido" Le repito cada vez que puedo, aunque el lo niegue, ambos sabemos que es así.

—Pensé que no vendrías.—La voz de...¿como era que se llamaba? Me alejo de mis pensamientos.—No sabia que ahora le rendía cuenta a cualquier cosa — contesté.

—El señor pidió verte
—Cambió de tema.

—Bien.

Caminé ignorando a cualquier individuo sin importancia  hasta llegar a él.

—¿Un poco tarde no?— Preguntó.

—Lo importante es que aquí estoy ¿no? — Saque el cigarro de mi boca para tirarlo al piso.

Y allí estaba él, el hombre que formó parte de mi propia destrucción, nunca podré culparlo cuando yo mismo lo decidí. Él solo me recibió al infierno.

Danillo sin apellido así se da a conocer, un italiano al igual que yo. Al comparación de mi,el vivió en un pequeño pueblo al sur de Italia, no conocía de lujos  hasta que vendió su primer kilo de droga. Era un don nadie, sin exagerar, hasta que años más tarde se convirtió en el mayor importador de Europa, norte América  y  en camino a conquistar a Latinoamérica. Como un conquistador con raíces italianas.

Danillo fue un amigo pero después me convirtió en lo que más odio.

Y aquí sigo tantos años después... Encarcelado en mi propia libertad .

"Solo morir será tu pase a la libertad " me lo dijo después de aquella golpiza cuando quise escapar. Luego de aquel maldito accidente que me carcomía la conciencia cada noche. 

Fue allí cuando entendí; que aunque tengamos nuestros pies en el paraíso, el infierno siempre vendrá a nosotros.

Yo sostuve en mi cabeza el arma  de la perdición y Danillo disparó el gatillo de esa arma.

Y si, Danillo asesinó a  Aidan Lanchesky.

Para luego renacer ésta basura que solo vive por vivir.

—No importa.— Respondió negando con su cabeza.— Hay cosas importantes que hacer. Necesito que te centres en una nueva misión ¿podrás?  

—Tampoco tengo opción.— Respondí.
     
Es cierto. Jamás tendré opción.

—Necesito que recuperes mi dinero y además la más valiosa joya de toda Europa y sus alrededores.

—¿Y tú piensas que yo soy un maldito espía o que?

—Aidan. — Musitó.

—¿Para que quieres ese dinero? ¿No te basta con el que tienes? ¡joder! ¡eres un puto millonario con una gran importación de drogas! Y si quieres un joya ¿porque no te compras una y ya? Ya no estoy para estas ridiculeces Danillo. Me decepcionas.— Reclamé.

—¡Maldita sea, Aidan! — Golpeó con furia su escritorio.— ¿Puedes dejar de comportarte como un puto crío y prestarme atención?

Lo odio.

—Necesito mi dinero y no por que no tenga, si no por que se lo quiero quitar a un imbécil que no se merece disfrutarlo. — Prendió un cigarrillo, caminando por su oficina.— Y esa joya... la necesito de vuelta conmigo, no destruí un anarquía por gusto.

—Bueno entonces ve tú y quitaselo.— Respondí.

Conocí muchas personas caprichosas en mi vida pero ninguna se compara con este idiota.

—No puedo.— Aclaró.

Era un maldito chiste... eso era. ¿Que cosa no podría hacer Danillo? Tan solo al escuchar su nombre cualquier idiota tiembla.

—¿Es un chiste cierto? — Bufé.

Danillo se colocó a mi lado soplando su el humo de su cigarro en mi rostro.

–¿Crees que te llamaría para contarte un puto chiste?

Fuimos interrumpidos por la presencia de Jaxón quien entró con cara de burla. Jaxón un norte americano, de uno dos años menos que yo, con aires de grandeza a mi lado. Jaxón siempre a querido ser la mano derecha de Danillo, siempre que pueda jodiendome la vida. Por eso es uno de los seres que menos soporto en mi asquerosa vida.

—¿Será que al gran Aidan se le a quedado pequeño el nuevo trabajo? — Preguntó.

—Vete a la mierda. — Solté enojado ignorando su presencia y volviendo a concentrarme con el italiano.— Danillo ve y ocupate tú mismo ¿que carajo te impide en no ocuparte?.— Llegué al limite de esta conversación.

—En que tú mismo te encargaste de él hace años... Lo asesinaste hace años atrás, ¿ya olvidaste el accidente?

No podía ser cierto.

La pesadilla que rondaba en mi cabeza hace años se hacia realidad una vez más.  Odiaba éste tema y él se está encargando de mover mi pasado.

Sentí que el mundo se me venía encima una vez más pero aún así no mostré debilidad delante de estas dos personas.

–¿Qué pasa Aidan? ¿Le tienes miedo al pasado o qué?– Jaxón se burlaba en mi cara.

–¿Basta Jaxón!–Le regaño Danillo y el rubio asintió.

–Nunca olvidaré ese día ni ése accidente Danillo, sólo que no me parece remover el pasado luego de tantos años. Ve y pídele eso a alguien más. Yo me largo.

Caminé hacia la salida pero el rubio se interpuso, evitando mi salida.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.