Julieta quiso quedarse

Alain

    Los lobos estaban mudos. Parecían estatuas de cera en torno al televisor que les había dado Enzo, mirando con una fijeza que les hacía quemar los ojos, las imágenes que emitía y los sonidos entrecortados. Solo respiraban. Ranulf apenas movía la cabeza negando, pero de un modo tan sutil que apenas se notaba. Ni siquiera él sabía que lo estaba haciendo. Tres más. Ahora los muertos eran dos brujos y el hijo del cazador Jefe muerto hacía semanas. Ellos los conocían. Roth y Galiana, los brujos más poderosos después de Blaz y Amara. Y ahora estaban muertos. Y no solo eso, una vez más la policía estaba en el medio. Pero eso ya no sorprendía a los licántropos.

     Alain estaba consternado, nunca nadie se había atrevido a asesinar a un brujo, menos tan poderoso, desde la desaparición física de Roderica. Rebuscó en su mente el recorrido de la semana. Los brujos habían sido hallados exactamente donde él y Ranulf hacían su ronda. No habían percibido nada de nada, y eso era casi imposible. En los últimos dos días casi habían pasado la vuelta del sol completa. No habían visto a nadie en ningún momento.

-¡Esto es inexplicable! –Ranulf estaba rojo de ira – ¡pasamos días enteros y no vimos nada! ¡Es inaceptable! ¡Nos están jugando una mala pasada!

Los demás ni siquiera respondieron. Las imágenes seguían mostrando a una afanada policía tratando de buscar pistas en el dificultoso terreno del bosque. Entre los arbustos podían verse los tres cadáveres tapados con bolsas negras, dispuestos de tal manera que conformaban un triángulo.

-Solo alguien como madre ha podido hacer algo como esto –comentó Lamar.

-¡No me cabe en ningún lado que madre hubiese tratado siquiera de asesinar a estos dos! ¿Acaso no eran sus discípulos? –Augustus sabía que su madre no gustaba de matar brujos, menos de grandes capacidades. Antes los convencía de hacer cuanto quisiera.

-¿Acaso no te enteraste de la Confederación Internacional de Brujos y Hechiceros?  ¡A pesar de ser brujos se les da mal lo de esconder sus cosas! –Alain lo miró con ira en los ojos.

-¿Qué hay con eso? –insistió Augustus.

-Esa Confederación fue quien asesinó a madre. Más allá de que ellos lo hayan tratado de ocultar.

-No entiendo qué significado tiene todo esto –susurró Ranulf.

-Ya lo vamos a entender –Alain tomó papel y lápiz de un estante que tenía a mano –es cuestión de armar el rompecabezas.

 

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