Junto a la fogata

Cuento #1.

De regreso a casa.

La noche había caído y la temperatura estaba disminuyendo notablemente, podía sentir como el frio recorría todo mi cuerpo a pesar de que la calefacción estaba encendida, la radio sonaba a un volumen bajo, pero aun así podía identificar cada una de las canciones que se reproducían, el ambiente a estas horas de la noche era tan pacifico para algunas personas y un ejemplo eran mis amigos, los cuales disfrutaban de esta tranquilidad y la aprovechaban para descansar, mientras que yo no podida dejar de golpear los dedos una y otra vez contra la puerta mientras miraba el reloj esperando que el tiempo avanzará más lento y el carro más rápido. A mi lado mi novio conducía a una gran velocidad ignorando los letreros que indicaban que debía ir a 60km/h, él sabía que ir a la velocidad que indicaban era una estupidez como también el ir a la velocidad en la que iba en estos momentos, ya que la carretera no estaba del todo alumbrada y solo podíamos confiar en la poca luz que emitían los focos de carro y claro en el instinto como en los recuerdos que tenía Jasón sobre esta carretera.

Él sabía que si no tenía cuidado podríamos tener un accidente por la velocidad en que manejaba, pero los nervios y la necesidad por llegar eran tanta que solo nos quedaba esperar que nada malo sucediera, realmente no habría problema si solo estuviéramos Jasón y yo en el carro, pero esta vez íbamos acompañados de nuestros amigos por lo que nos preocupa que si sucede un accidente y algo les pasa seria nuestra culpa, afortunadamente todos ellos iban completamente dormidos y ajenos a lo que pasaba a su alrededor.

Miro nuevamente la hora en mi celular y marcaba las 2:30 am. Mis nervios aumentaron aún más porque ya quedaba poco tiempo para que dieran las tres, volteó a ver a Jasón y él también estaba nervioso y se notaba en sus manos las cuales se aferraban firmemente al volante en un intento de que sus manos no temblaran, volteó mi vista nuevamente hacia delante y comienzo hacer ejercicios de respiración como una manera de buscar controlar mis nervios, pero después de tantos años llevándolos acabó ya no tienen el mismo efecto como la primera vez que lo use, cuando mi madre me abandono con mis abuelos, recuerdo que ese día entre en tal desesperación y mis nervios fueron al máximo que casi tengo un ataque de pánico, recuerdo la dulce sonrisa de mi abuela pidiéndome que respire y enseñándome a inhalar e exhalar una y otra vez. Al principio y durante años esos ejercicios de respiración fueron mis mejores aliados para salir adelante y no terminar en una tragedia como alguna vez lo desee.

A menudo desee que mi vida terminara, pues después de que mi madre me abandono con mis abuelos cuando solo tenía 8 años y era ignorante de este mundo ella me dejó por el miedo que le tenía a mi don, incluso llegó a culpar a mi abuela por "maldecirme" a partir de ese día mi vida fue un infierno, ya que constantemente recibía burlas, golpes, miradas de desprecio y miedo por parte de mis vecinos, compañeros en fin de todo el pueblo, ya que al ser la nieta de la bruja todos asumían que era igual que ella y realmente no estaban del todo equivocados, solo que ni mi abuela ni yo somos brujas, si no Médiums, pero para los ignorantes del pueblo era lo mismo y de hijas de satanás no nos bajaban.

A menudo los padres solían alejar a sus hijos de mi metiéndoles ideas de que yo era mala y los lastimaría, cuando en realidad solo buscaba a alguien que me entendiera, me ayudara, simplemente necesitaba un amigo y cuando por fin conseguí a una gran amiga sus padres se la llevaron lejos cuando ella se negó a alejarse de mí, lastimosamente al final de cuentas ella no podía hacer nada en contra de sus padres y terminaron alejándola del pueblo y de la "niña rara" como a menudo solían llamarme, por culpa de esa gente y sus creencias tuve una infancia y adolescencia solitaria.

Con el tiempo fui aprendiendo a estar sola y realmente no tuve otra opción más que hacerlo, también eso fue una ventaja, ya que pude aprender correctamente todo sobre las artes blancas como las artes negras, mi abuela a menudo decía que siempre se deben usar las artes blancas para combatir demonios y espíritus, mientras que las artes negras deben ser nuestro último recurso ante la presencia de un demonio que no podamos combatir y no fue hasta tuve encuentros con esas cosas que entendí a lo que se refería.

Durante toda mi vida he odiado este "don" como lo llama mi abuela, solo que para mí es una maldición, ya que solo me ha traído desgracias y a menudo desearía ser una persona común y corriente que ignora estos temas, desearía tanto poder vivir en la ignorancia y tener una vida normal, incluso no me importaría si es aburrida y tediosa si la pudiera tener no me quejaría jamás, pues al menos con esa vida mínimo podría tener un hogar estable con Jasón, incluso podría plantearme la idea de tener hijos, tal vez un perro, pero eso solo quedara en un sueño y en un simple anhelo.

A diario debemos dormir en hoteles, en el carro o casas de renta, ya que no puedo estar en un solo lugar tranquila sin que algún fantasma o alguna persona busque mi ayuda y a pesar de que Jasón me sugirió esa idea de sacarle provecho a mi don ayudándole a los demás, llegue a un punto en el que ya estoy cansada y solo desearía ser normal, pero es tan frustrante seguir teniendo ese pensamiento porque después de tantos años aun no soy capaz de acéptame a mí misma ni aceptar mi futuro, porque este don no es algo que se puede apagar y encender a mi gusto, ni siquiera puedo bloquearlo aunque sea por unos minutos, a esta edad ya debería ser algo típico de mi vida, pero aun logro asustarme y ponerme nerviosa ante un espíritu y eso siempre pone en peligro mi vida y la de las demás personas.




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