‹‹El inicio del caos es una palabra››
VICTORIA
La siguiente semana en el trabajo continuó sin ninguna novedad, excepto por el detalle de que todos los días tengo que trabajar con un modelo de catálogo en frente mío y aún así tener concentración.
¿Es eso posible?... Lo dudo para una mortal.
Todos los días tengo una reunión con el señor Bloomerang en la cual discutimos todo acerca del dichoso proyecto. Han sido días agotadores en los que apenas y alcanzo a comer una manzana, beber café bien cargado y una que otra golosina.
Entiendo que el proyecto es muy…muy…muy importante, pero a veces siento que no tengo más energía para continuar. Además que veo innecesaria mi presencia en la presidencia todos los días.
Liam Bloomerang es un hombre muy exigente, apasionado en todo lo que hace, responsable, serio o eso pienso porque desde que lo conozco nunca ha sonreído. No puedo decir que es descotes o mal educado, pero si distante y en una sola palabra frío.
Un perfecto adonis frío, cuál escultura
—Señorita Miller, ¿qué opina acerca de la combinación de los diseños gráficos con la paleta de los colores neutros? —dice Liam señalando la pantalla del gran proyector y sosteniendo las tarjetas de colores en su mano.
Salgo de mis pensamientos deprimentes y enfoco mi mirada en lo que me muestra. Aclaro mi garganta antes de hablar o me atraganté con mi saliva y morire.
—Es una buena combinación, pero quizás podriamos incluir algo de color —pienso algo rápido—. Podría ser de esta manera —tomo las tarjetitas de los colores de sus manos, pero un leve roce con su piel hace que todo mi cuerpo se eriza. Sus ojos fríos y profundos me escudriñan por un segundo ¡Oh, Dios mío!, no puedo ni mirarlo—. Eh…así —concluyo rápidamente, tratando de ocultar todos los nervios que recorren mi espina dorsal.
Bueno exagere, pero así me siento. Liam intimida mucho, solo con ver sus ojos puedo temblar entera. El gris que decora sus ojos es impresionante y aterrador cuando el gris oscurece.
—Buena idea, Miller —masculla, sin más.
Veo cómo camina a su escritorio y se coloca su saco. Por inercia hago lo mismo, tomo todas mis cosas y las guardo. De reojo veo la hora en mi reloj, ¿en qué momento paso tanto tiempo?
Me coloco de pie y me tambaleo un poco, es tarde y aun no he comido nada desde el desayuno. Al menos soy responsable y cumplo con la primera comida del día, aunque no es suficiente para mí estómago. Mi panza gruñe, resentida.
—Mañana seguiremos discutiendo el resto de los detalles —caminamos hacia la puerta de la oficina, cada vez mi cuerpo se siente más débil—. No se olvide, para mañana también está programada la primera presentación del proyecto a las seis de la tarde…
De repente ya no lo escucho o mejor dicho escucho, pero como si estuviera metida en un túnel. Siento todo darme vueltas y mi vista nublarse con pequeños destellos. Liam gira a mí alrededor, su voz desaparece por completo mientras una oscuridad abrumante me atrapa.
LIAM
Las últimas semanas he estado trabajando con una chica que contrató John, el jefe de recursos humanos. Sin duda alguna Victoria Miller es muy eficiente, le gusta discutir sus ideas y dar sus puntos de vista. Es una mujer hermosa por sus rasgos y por su físico puede decir que no es de Londres. Es muy inteligente y dedicada.
Ahora mismo estoy en una de las muchas reuniones con ella, por alguna razón sin conocerla sentí una confianza con ella, tanto que no me importó darle el proyecto de un gran amigo mío. Sé que debo mantener mi distancia para no volver a ser el estúpido que fui antes, pero ella con sus ojos inspira seguridad. Es tan inocente, pero a la vez muy perspicaz, enamora a cualquiera con su sonrisa y sus ojos miel.
Enamora ¡mierda!
Hasta el día de hoy he mantenido mi distancia, conservando mi actuar profesional al cien por ciento. No quiero llegar a malentendidos ni situaciones que afecten nada, absolutamente nada en mi empresa.
Ni ahora, ni nunca.
Tengo que mantener mi coraza dura.
Tengo que pensar con la razón y no gobernarme con el corazón .
— Señorita Miller, ¿qué opina acerca de la combinación de los diseños gráficos con la paleta de los colores neutros? —digo señalando la pantalla, mientras sostengo las tarjetas de colores en mis manos. La veo parpadear un poco, al parecer la acabo de sacar de sus pensamientos.
— Es una buena combinación, pero quizás podriamos incluir algo de color. Podría ser de esta manera — veo que se acerca y toma las tarjetas, pero un leve roce de nuestras pieles hace que se ponga nerviosa y una energía nos traspase. Esto no está bien o al menos no para mí, maldigo internamente e inmediatamente coloco mis ojos de hielo puro —. Eh…así —termina cuando ya ubica las tarjetas.
—Buena idea, Miller —expreso tan frío como puedo.
Me urge salir de allí y desestresarme con algo más interesante. No digo nada y camino a mi escritorio para tomar mis cosas. Me coloco el saco y de reojo puedo ver como ella termina de juntar y guardar todas sus pertenencias