ENFRENTAMIENTO II
‹‹Pedir perdón es romper tu orgullo para no quebrantar a alguien que te importa››
LIAM
Un fuerte y punzante dolor en la cabeza hace que abra los ojos. Intento levantarme, pero un peso me lo impide, parpadeo un par de veces para aclarar mi visión. Giro mi cuello a un costado y un cuerpo junto al mío hace que me quede paralizado.
Observo como uno de mis brazos rodea a aquella mujer por la cintura mientras una de sus pequeñas manos está recostada sobre mi pecho.
¡Mierda!
La cabeza me va a explotar. Maldigo internamente y trato de ubicar mis recuerdos, pero no logro nada. Solo sé que hace mucho tiempo que no duermo y amanezco con alguien. Jamás, dudo que está ocasión sea la excepción.
Siento un ligero movimiento sobre mi brazo y es la mujer desconocida removiendose.
‹‹¿Quién rayos es?››
Miro a mi alrededor, lo que puedo desde mi posición. Todo está totalmente destruido, roto y en este momento los recuerdos golpean mi mente. Mi pelea con mi hermano, mi furia, rompí todo lo que encontré a mi paso y luego… nada, no recuerdo nada.
¿Qué mierda pasó?, ¿Cómo resulté con una mujer a mi lado y por qué carajos la estoy abrazando?
La muevo ligeramente quitando mi brazo de su cintura. La escucho ronronear como un gato perezoso y moverse haciendo énfasis en levantarse
¡Mierda y mil veces Mierda!
Es Victoria Miller la jefa suplente de marketing.
Pero, ¿qué hace aquí?
Los dos estamos totalmente vestidos, esto me indica que no pasó nada entre nosotros, más que una simple noche compartida en un sofá. ¿Por qué compartimos?
Necesito pensar y para ello necesito al menos recuperar algo de mi conciencia. Me paro rápidamente moviendo su cuerpo con cuidado y camino al baño. Hace tiempo lo adecue, la empresa es prácticamente mi hogar.
Tomo una ducha fría, ventajas de ser jefe, dueño y sobre todo un maniático del trabajo mientras no dejo de pensar en la castaña que está tras la puerta. Tengo que enfrentarla.
Termino mi ducha y respiro profundamente, la cabeza no deja de martillarme. Enseguida me visto con un traje que siempre guardo en caso de emergencias y salgo decidido a que Victoria Miller me explique cómo terminó conmigo en un sofá.
VICTORIA
Me levanto y busco al señor Liam con la mirada. ¿Cómo se me ocurrió quedarme dormida y con él? Mierda. Sabía que sería un estúpido error. Veo la hora y puedo ver que son las 7:30 aún falta media hora para entrar al trabajo. Tengo que irme antes de que me encuentre con el gruñón indefenso.
Tomo mi teléfono. Maldigo a penas veo las notificaciones en primer plano. Tengo miles de llamadas de Lucia, los mensajes se están desbordando.
‹‹Te va a matar››, susurra sigilosamente mi consciencia.
No tengo otra opción. Así que le marco, tasco mis uñas de los nervios y todo queda en blanco al tercer timbre cuando contesta con un grito.
—¿Por qué no viniste a dormir? ¿Qué carajos te pasa Victoria? Me tuviste con el Jesús en la boca, por poco y llamó a la policía, te iba a denunciar como desaparecida. Si te das cuenta de que eres la única persona que me importa y que tengo en mi vida. A la que traje a Londres y a la que no puedo perder nunca jamás —dice y escucho como su voz se rompe al concluir.
Soy una persona abominable, horrorosa y poco agradecida.
—Lo siento —un bufido se hace presente—. Lu, lo siento, pero ocurrió un incidente y…
—Oh diablos —maldice y sonrío de boca cerrada por ser malhablada—. ¿Qué pasó?, ¿estás bien?, ¿te encuentras bien?
Resoplo y friego mi frente con la palma de mi mano. Paso de todo, y mi estado anímico no es el mejor como para enfrentarme a más sin querer desfogar y explotar de una vez por todas. Antes de hablar tomo una respiración profunda.
—¿Me puedes traer ropa? Estoy en la empresa.
—¡¿Qué?! —grita y mis tímpanos se rompen.
—Es una larga historia, Lu —digo en un hilo de voz.
—Me debes muchísimas explicaciones Victoria, no puedes simplemente desaparecer porque ocurrió un incidente, ¿me entendiste? —ruedo los ojos.
Ella es mi amiga mamá o conocida también como mamá pato.
—Lo sé… lo sé… perdóname ¿si? —hago un puchero aunque no pueda verme—, ¿me puedes traer ropa, porfavor? —Estoy observando cada segundo la puerta del baño.
—Solo porque… joder no si ni porque pero esta bien—sonrío
—Vales mil millones, terremoto. Te amooooooooo
Cuelgo la llamada y en ese momento mi jefe sale del baño.
Vale, después de tremenda borrachera nadie se vería tan bien excepto él. Liam Bloomerang es realmente guapo, alto, fornido, el deporte debe ser su fuerte, fracciones perfectas, varoniles, cabello castaño extraño para ser de Londres pero me da igual. Lleva un traje hecho a la medida y todo es extremadamente pulcro.