‹‹El amor es un crimen, un ladrón, un embustero y un perfecto amante››
La semana siguiente era la cena con el señor Brown, las cosas entre Liam y Victoria marchaban de maravilla, no eran los perfectos amigos, pero sin duda algo nacía entre ellos. Algo se negaban a ver por todos los miedos e inseguridades en los cuales estaban sumergidos.
Miedos que siempre hacen perder oportunidades. Miedos que atormentan y hacen infelices. Miedos que cortan las alas. Miedos que aprisionan y aprisionan la felicidad.
—Buenas noches, Liam. Es hora de irnos al restaurante —dijo Victoria entrando a la oficina, la cual daba una vista perfecta del cielo oscuro que albergaba Londres.
—Buenas noches, Victoria —dijo distraído en su computadora. Desde el desayuno él había cambiado el comportamiento que tenía hacía Victoria, siempre la respeto y admiro, pero ahora la veía como alguien extraordinaria, brillante—. Dame un minuto —apretó unos cuantos botones en su panel de control a un costado del escritorio apagando unas cuantas luces—. Listo, vamos.
Cuando alzó la vista quedó sorprendido Victoria llevaba un vestido color vino almodado a su figura un par de centímetros encima de la rodilla, con escote en V, elegante pero con un toque que solo resaltaba su sensualidad, acompañado de un bleizer negro y de unos estiletos del mismo color de un tacón bastante modesto.
—Liam se nos va hacer tarde —interrumpió Victoria a los pensamientos de Liam.
Pues ella también se había quedado admirando a Liam quien lucía un hermoso traje negro a la medida que resaltaba su trabajado cuerpo. La diferencia es que ella no fue tan notoria y pudo ocultar su expresión con celeridad.
—Entonces vamos —curvo ligeramente sus labios en una sonrisa.
Se puso de pie y caminaron hasta la puerta donde él la hizo pasar primero, luego cerró y se dirigieron al ascensor. Bajaron hasta el subterráneo, en donde se encontraba el chófer de Liam, Diego.
—Buenas noches, señor. Buenas noches, señorita —saludó de manera educada y respetuosa a su jefe y a Victoria sin comprender quién era pues era la primera mujer que había visto junto a su jefe.
—Buenas noches, Diego —respondió Liam a su saludo.
—Buenas noches —musito Victoria
El chófer abrió la puerta Victoria fue la primera en entrar seguida de Liam para ella todo era un tanto incómodo que no sabía cómo reaccionar, sabía que podía estar cruzando una línea muy peligrosa y tenía que poner un freno antes de que fuera demasiado tarde, pero como lo dijo Lucia no podía negarse a nuevos horizontes.
‹‹Solo es trabajo››, pensó para calmar sus nervios.
Mientras ella estaba perdida en sus pensamientos el auto ya había avanzado, ella giró su cabeza para apoyarla en la venta y observar Londres.
Sus pensamientos la comenzaron a atormentar, y los recuerdos de Paul inundaron su mente al igual que sus sentimientos de culpa, resentimiento, tristeza, pero sobre todo y la más lamente insuficiencia de sí misma.Ella pensaba que no era lo suficiente buena, sexy, guapa, inteligente y todos aquellos suficientes que suelen atormentar la vida y paz de una persona.
Muchas veces se atormentaba con si hubiera hecho esto mejor... Como si aquello existiera. Había hablado con Lucia y ella la ayuda a superar al innombrable, pero tampoco era fácil.
‹‹No es como cambiarse de bragas››, susurró su mente. Sonrío por sus pensamientos.
Mientras recordaba cada experiencia con Paul se sintió más extraña pues recordó que ella nunca sintió la atracción que ella estaba sintiendo en ese momento por su jefe y eso la asustó.
Liam por otra parte observaba a Victoria tan sumergida en sus pensamientos que ni siquiera se daba cuenta que él la estaba observando, se preguntó si alguna vez en la vida pudiera ser feliz con una mujer como Victoria. Con una mujer que simplemente lo amara y respetara.
Ser feliz con una mujer, con la cual puede levantarse todas las mañanas, y acostarse todas las noches, acurrucarse en sus brazos cuando tenga frío, construir recuerdos gratos, secar sus lágrimas cuando llore, disfrutar de sus risas, amarla y que ella lo ame a él.
Amarse hasta el infinito y más allá, pero no solo eso descubrirse el uno al otro, amar cada una de sus imperfecciones.
Amar sus fortalezas y fortalecer sus debilidades.
Soñar con ella, buscar lo mejor de ella, amar lo mejor de ella, sentir lo que siente ella. Amara sus perfectas imperfecciones.Amarla a ella. Completa.
Rápido reprendió sus pensamientos y giró su cabeza para mirar al otro lado de la ventana pues tenía que apagar como sea lo que empezaba a nacer, aunque fuera inconsciente de ello.
Aún no podía olvidar todo su pasado y mucho menos las palabra hirientes de su hermano que aunque busque fingir que no le afectaron, evidentemente si causaron un gran efecto en él. Sobre todo el efecto de la traición.
—Nunca vas a conseguir a alguien que te ame
—¿Cómo vas a saber si se acercan por ti o por tu dinero?
—Eres un poco hombre, solo te use y te usaría una y otra vez, no me arrepiento.