Juntos para crecer (editando)

45. Lo último

 

VICTORIA

Estoy sentada en la cama de mi habitacion, la lluvia cae mojando el vidrio y resonando en el tejado, son dos meses desde que vivo con mi familia en Madrid, despues de la discusion con Liam, lo mejor fue alejarme, no lo queria cerca. 

Creo que el tomo una decisión que no comprendi y que aun no logro comprender, no se como puedes jurarle amor a una persona y luego clavarle una puñalada.

Cuando llegue sin duda a mis padres les sorprendio mi estadia pero soy su hija y se alegraron de sobremanera cuando les comente que iba a ser mamá. Desde ese momento no han parado de consentirme y llenarme de mimos. Pero a ellos tambien les sorprende el cambio de Liam y algo me ocultan porque se interpretar esos intercambios de miradas.

Pero a pesar de ello la aflicción en mi pecho continua, cada dia la melancolia me inunda, todo lo que vivi con Liam no es facil de olvidar, menos si tienes dos hijos de él creciendo en tu vientre. 

Si son dos. 

Aquel dia que lo vi por ultima vez se supone que él se enteraria de que iba a ser papá, pero no pude ni siquiera decirlo, y ahora creo que fue lo mejor. Aunque busque por cielo mar y tierra la caja no la encontre y lo más seguro es que Sebastián la haya tomado por accidente cuando tropece con él o talvez no y se quedo en el olvido.

Liam aun sigue presente pero tambien recuerdo con dolor las ultimas palabras. Y ahora soy un cumulo de emociones, hormonas, pesima combinación.

 

¿Cuándo sera el dia en que deje de extrañarlo?

¿Cuándo dejare de sentir algo por él?

¿Cuándo dejare de amarlo?

 

Mi vista esta fija en los árboles de la casa de mis padres, las hojas se mueven de lado a lado con la fuerza del viento, me seco con cuidado las lagrimas que incoscientemente derrame, trato de odiarlo y siempre fallo en el intento.

 

Lo amo y lo amare siempre.

 

—Hola mama aceituna—mi celular timbre, Lucia saluda y me rio, la extraño tanto, ella es mi mejor amiga

—Hola terremoto— mi voz nostalgica retumba 

—¿Cómo estan tus aceitunas? —escucho su risa

—Lucia no son aceitunas son bebes—le reclamo, mi pecho aun se estruja

Cada dia estoy mas panzona mi vientre crecio mucho para cuatro meses pero no se puede esperar menos si van hacer dos bebes. 

Dos pequeños que cuando lo supe me puse muy nerviosa con uno es dificil de lidiar pero con dos, pero mi familia estuvo ahí para brindarme su apoyo y decirme que todo va a estar bien.

—¿Cómo te sientes? Te extraño mucho—las lagrimas no esperan

Malditas hormonas

—Bien… sigo con estrajos pero mi mama me cuida mucho, estos dos bebes son muy inquietos—toco mi vientre mientras me miro al espejo—¿como va todo por alla?

—Si te refieres a él—muerdo mi labio para no llorar—viene todos los dias, me exige que le diga donde estas pero no lo he hecho Victoria— Lucia  me conto que despues de que yo me subiera al avión lo habien encontrado afuera de mi departamento. Todo termino en una pelea y con Liam en el hospital y mi hermano herido. Marcos me pidio disculpas por haber pegado al padre de mis hijos y claro que me dolio pero tambien tenia la herida de su desprecio y simplemente no sabia que hacer. 

John y Marcos lo pegan creo que cada vez que busca información mía. Sabe que vivo en Madrid pero no donde y eso gracias a que mis padres se mudaron hace poco. 

En la empresa, su padre tomo el control, ¿Por qué?. él no puede aceptar su error y continuar con su vida como dijo que haga con la mía.

—Gracias no lo necesito en mi vida— miento no he podido olvidarlo y no lo hare

—Ay aceituna esta bien hago que me lo creo 

—Lo amo… Lucia—lloro—nunca me voy a olvidar de él y menos cuando tengo a la mitad de el dentro mio, no entiendo porque me hizo todo lo que me hizo, me boto de su vida sin un maldito motivo…sin uno Lucia—sollozo 

—Lo siento 

—No tienes de que

—Cariño—grita mi mama—esta listo el desayuno

—Lucia te llamo luego, voy a alimentar a mis bebes

—Eso amiga—aplaude—come por tres, te amo

—Te amo terremoto bye

—Bye

Bajo las escaleras, como pato, la espalda duele y los pechos tambien. A veces las nauseas son fuertes y los sentimientos siempre prenden de un hilo. 

Entro a la cocina y el olor exquisito de paqueques inunda mis fosas nasales. ¡Gracias a Dios que aun amo ese olor!

—¿Qué estas cocinando hermanito? —le digo a mi hermano de veinte quien esta con el sarten en mano y un cucharón en la otra.

—Hola bebes hermosos yo soy su tio y les estoy cocinando—se agacha me ignora por completo ahora toda la atencion se la lleva mi panza

—Gracias por no pararme bola—golpeo su cabeza haciendo que regrese a verme

—Auch, te quiero hermana, te hago pancakes con miel 

—Delicioso 

—Y este es su jugo señorita—mi madre me entrega un vaso con contenido sospechoso verde—necesito que mis nietos salgan fuertes y sanos

—Eso si señora—le respondo obediente

—¿Y mi papá?

—Se fue al trabajo, tenia unas cosas que resolver—asiento 

–Me dio antojo de la torta de chocolate de la plaza—digo haciendo caras mientras bebo el batido nutritivo de mi queridisima madre

—Todo lo que quieran mis sobrinos pero primero te comes esto— me entrega un plato con una fila de pancakes, los parto y son deliciosos con cada letra.

Una hora despues estamos saliendo camino a la plaza a comer mi torta, aunque hace frio, me abrigue con una grande gabardina, con botas bajas y una gorra de lana. Me veo como una hermosa moderna y fresca futura mamá

Francesco mi hermano va haciendome reir de todo, es él que se ha encargado de mis sonrisas cada dia.

Me da vueltas y vueltas se inca y besa mi vientre, es el unico que lo ha hecho desde que vivo aquí. 




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