Juntos por siempre

Capítulo - 3

Me despierto al sentir los rayos del sol entrando en la habitación, reviso la hora y veo que es un poco tarde así que me dirijo al baño para arreglarme.  
Después de un rato salgo cuando estoy lista y me dirijo a la cocina donde ya se encuentran los niños desayunando.

- Buenos días mis niños ¿Cómo durmieron? 

- Muy bien, extrañaba mi cama. 

- Si, yo también – le doy un beso en la cabeza a los tres. 

- ¿Quiere que le sirva señora? 

- Si por favor, gracias – me ofrece el plato de comida y empiezo a desayunar – Y bien ¿Qué quieren hacer hoy? 

- Queremos ir a los juegos del centro comercial al que siempre íbamos. 

- Bueno iremos al rato primero tenemos que desempacar todo lo de las maletas. 

- Si mamá esta bien. 

Terminando de desayunar subimos a las habitaciones y empezamos a desempacar todo, los niños empiezan a acomodar su ropa y sus juguetes. Era bastante ropa así que tardamos un buen rato en acomodar todo, después de un rato los niños terminan y se van a jugar al jardín mientras yo sigo arreglando mis cosas en eso tocan la puerta. 

- Señora Daniela la busca su hermana Mía, esta en la sala. 

- Dile que enseguida bajo, gracias – sale de la habitación y yo hago lo mismo unos minutos después.

- ¡Ay! Al fin bajas Daniela llevo horas esperando. 

- No seas exagerada solo fueron un par de minutos.

- Bueno tal vez un poco pero ese no es el punto, te vine a buscar para que salgamos algún lugar y no voy aceptar un no por respuesta. Hace mucho que no nos vemos. 

- Pues de hecho iba a ir con los niños al centro comercial ya sabes que les gusta ir por los juegos y la comida. – Mía sonríe al instante. 

- Entonces los acompaño y así sirve que nos ponemos al día porque tenemos mucho de que hablar. 

- Esta bien aunque te diga que no, se que no tengo otra opción. 

- Eres igual de mala que Pablo pero yo se que los dos me adoran. 

- Y como no hacerlo si tu eres simplemente tu, por cierto ¿Qué hora es? 

- Son las dos de la tarde. 

- Entonces vámonos los niños deben de tener hambre.

Salimos de la casa y nos subimos al auto de Mía, en todo el camino iban cantando como lo hacían siempre, me gustaba mucho ver a los niños felices y sonriendo como lo hacían antes. Unos minutos después ya nos encontramos en el centro comercial, llegamos a las mesas y pedimos de comer unas hamburguesas. 

Desde que llegamos Mía no dejaba de hablar sobre varias cosas y yo no me cansaba de escucharla porque realmente me hizo tanta falta todo este tiempo.  
Charlamos por algunas horas pero después Mía se tuvo que ir ya que una amiga le llamó para decirle que había encontrado la bolsa que tanto quería. 

- ¿Daniela? Que alegría me da verlo de nuevo. 

- A mí también me da mucho gusto verte de nuevo Diego – nos damos un abrazo. 

- ¿Cuándo llegaron? 

- Ayer de hecho fuimos a visitarlos y bueno tu mamá me dijo que estabas de viaje. 

- Si, hay mucho trabajo en la empresa, pero cuéntame ¿Cómo han estado ustedes? 

- Pues podría decirse que bien. 

- Ya están enormes – decía viendo a los niños. 

- Si tío ya hemos crecido mucho.

- ¿Mami podemos ir a los juegos? 

- Están un poco lejos cariño deja termino de comer y vamos.

- Yo los cuido mamá no nos vamos alejar te lo prometo.

- Bueno esta bien pero con cuidado desde aquí los veo. 

Los niños se van a jugar y yo me quedo hablando con Diego. 

- Y cuéntame ¿Cuánto tiempo se van a quedar? 

- La verdad no lo sé, sabes que es muy difícil para mi estar aquí después de lo que paso.

- Claro y te entiendo pero a mi hermano le hubiera gustado que siguieras adelante aquí junto a tu familia. 

- Lo sé y por eso voy a tratar de quedarme un tiempo aunque no se si sea lo suficientemente fuerte para hacerlo.

- Yo se que si porque tu eres una mujer muy fuerte y se que vas a salir adelante porque siempre lo ha hecho, se que es muy difícil estar en la casa donde vivías con Matías. 

- Si ahí viví con Matías por muchos años solos y luego llegaron los niños, y es por esa razón que en todo momento me acuerdo de él.

- Si me imagino, no es nada fácil tanto para ti como para los niños. 

- No pero si me voy a quedar necesito distraerme en algo ya no es como antes los niños están creciendo y ya no me necesitan como antes, pronto irán a la escuela de nuevo y Matías ya no está. 

- ¿Por qué no te haces cargo de la empresa de Matías? Al fin y al cabo es tuya ahora. 

- Si estoy pensando en eso pero no estoy segura. 

- A Matías le hubiera gustado verte a ti a cargo de la empresa. 

- Y lo voy a intentar. Pablo y tu papá me han dicho lo mismo. 

- Bueno en ese caso estoy seguro de que lo vas a hacer muy bien.




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