Me levanto a las 10:00 a.m. para arreglar el regalo de Brad que compré hace tiempo.
Estoy desayunando y llega Nathan.
—¡Hey, Sky!
—Te escucho
—¿Te interesa entrar a un torneo de paintball? —me pregunta mientras se apoya en la barra al frente de mí.
—Por supuesto que sí —contesto sin pensar —¿Cuándo es?
—El sábado, es en equipo de cinco
—Los mejores son…
—Tú, yo, Katlyn, Dylan, Zack o Gabe, la verdad no estoy seguro de cuál de los dos.
—Creo que Zack, hay que hablar con él
—Sí, yo hablo con él y tú con Katlyn
—Hecho
El vuelo de Brad sale a las 12:00 p.m. así que me apresuro a llamar a Katlyn.
Sé que no es la hora todavía, pero yo doy mil vueltas antes de estar lista y debo aprovechar que puede que Katlyn esté en hora libre.
Falté a la universidad para poder despedirme de Brad y bueno Nathan faltó porque simplemente no quería ir.
—Katlyn, ¿estás en hora libre? —le pregunto apenas responde al celular
—Sí, ¿por?
—Bueno, Nathan escuchó sobre un torneo de paintball y es un equipo de cinco.
—Seguro, apúntame, ¿cuándo es?
—sábado
—Está bien
—Ah, pregúntale a Dylan
—Ok
Voy a la sala de juegos y Nathan y yo comenzamos a jugar videojuegos.
—Katlyn dice que irá, ¿cómo te fue con Zack?
—Dice que el sábado no puede
—Entonces le diremos a Gabe
—Ajá
—Bien, ahora mira cómo te gano —digo cruzando la línea de meta
—Otra carrera
—Adelante, pero es la última ya me tengo que ir
La carrera la gana Nathan y no hay tiempo para un desempate.
Tomo el carro de papá y llego justo a la hora al aeropuerto.
Reconozco a Brad y a Ian en la distancia.
—Hola —digo al acercarme
—Hola, Sky —saluda Ian
—Hola, Cielo —me saluda Brad
—Feliz Cumpleaños, Brad —digo y le extiendo la bolsa con su regalo
—Gracias —dice y toma la bolsa de mi mano
—Seré sincero, me voy porque siento que estoy de más —dice Ian
—Lo siento, Ian —digo sonriendo
—Díganme cuando llegue el momento de despedirse —dice y se va
Miro a Brad.
—Ábrelo
—Está bien —dice y saca de la bolsa la cajita —El pequeño primero
Abre la caja y saca el brazalete.
—Son mis iniciales —dice sonriendo
—Sí
Nos sentamos en unas sillas que tenemos cerca y Brad continúa abriendo regalos.
Saca el cuadro y reconoce el traje y me mira sorprendido, yo solo me encojo de hombros y sonrío.
—¿No lo querías? —me pregunta
—En realidad no
—Entonces…
—El día de la carrera, cuando hablaste de lo importante que es ese traje para ti, vi tu mirada y no podía dejar que ese traje se arruinara por lo que pensé que sería mejor si lo tienes como un premio en tu habitación.
—Muchas gracias, en serio
El traje está doblado de manera que solo se ve la parte de atrás donde dice “Campbell 7”.
Brad saca el último regalo.
—Un traje nuevo
—Sustituye el que está en el cuadro —le digo
—Es perfecto, lo usaré en la carrera, será como si estuvieras conmigo.
—¿Te gustaron los regalos?
—Claro que sí