Just a Girl

Prólogo

Prólogo

“Solo soy una chica, de pie frente a un chico, pidiéndole que la quiera”. Comienzo mi historia con esta icónica frase de Notting Hill, porque en mayor o menor medida, muchas de nosotras hemos sido “solo una chica” demasiadas veces en nuestra vida. No solo en el plano amoroso, pidiendo que me quieran como necesito, sino sintiéndome pequeñita en muchos otros ámbitos en los que podía haber brillado. Me sentí solo una chica, cuando siendo la más joven de mi empresa, sentí cómo se escrutaba especialmente mi trabajo. Me sentí solo una chica cuando la talla de pantalón que tenía en la universidad dejó de valerme. Me sentí solo una chica cuando empecé de cero en el extranjero al acabar la universidad, sin ahorros pero con mi beca y una maleta cargada de sueños.

Estoy segura de que estos son sólo algunos ejemplos, y que hay una infinidad de maneras de sentir esta vulnerabilidad propia de la inexperiencia. Estoy segura de que todas hemos sido solo una chica en la adolescencia, en la juventud, y por qué no, también en la madurez.

Pero mi relato, en contra de la opinión general, no reduce ser solo una chica a mantener unas uñas de gel extremadamente largas; seguir una rutina de cuidado de la piel o skincare; y procurar ponerse toxina botulínica en el entrecejo antes de los 30, baby botox, para prevenir así los incipientes signos del mayor enemigo de la mujer moderna, el envejecimiento.

Para mí ser “solo una chica”, significa aceptar la vulnerabilidad. Significa reconocer que aunque navego esta compleja vida de la mejor manera que puedo, hay veces que mi barco se siente abordado por la vida, y que tengo que parar y achicar el agua. Debo confesar que tomar el timón de nuevo, en ocasiones me lleva más tiempo del que esperaba, y en medio de toda esta metáfora, pues me doy cuenta de que no quiero ni debo ser fuerte todo el rato, y acepto que no soy una superheroína. Y en este momento de humildad, a veces quiero tirar todo por la borda, y otras quiero sentirme en casa, quiero liberar cargas y quiero sentirme identificada con otras personas que se sientan igual.

Sí, quiero ver Tik Tok y verme reflejada en las historias de chicas y chicos corrientes que no conozco de nada. Quiero sentir que hay miles de personas ahí afuera que también pasan por los mismos miedos que rondan mi cabeza y quiero ver experiencias de vida que me inspiren. Aunque a veces, solo quiero apagar mi cerebro un rato y consumir cualquier nimiedad que me haga reir y mate el aburrimiento, y supongo que también está bien.

Sí, quiero ver un video de Youtube de una simpática chica de veinte años con una vida completamente irreal porque en ocasiones me inspira a soñar, y en otras me agradezco a mí misma por mantener los pies en la tierra.

También quiero ir a desayunar o cenar después de mi clase de pilates a un sitio precioso, cute, con mis amigas. Y a veces, ni pilates, simplemente mimarnos porque sí y celebrar el poco tiempo que tenemos libre en esta Era en la que debemos parecer ocupados todo el tiempo.

Además, me he dado cuenta de que aunque tengo diferentes intereses, consumo mucho “contenido de chicas”, me río, me enfado, me quejo y lloro por las mismas cuestiones que muchísimas otras chicas. Y todo ello, lejos del despectivo “ser como todas las chicas” me hace sentir comprendida. Supongo que es algo parecido a lo que ocurre cuando un día descubres una canción de Taylor Swift que resuena con lo que estás viviendo y no hay marcha atrás, se convierte en musa, y guardiana de tus sentimientos. Una vez más, alguien se ha sentido exactamente de la misma manera que tú, y no estás sola.

Así que sí, quiero ver Notting Hill. Quiero ver a Ana Scott siendo la persona más famosa y glamurosa del planeta, y a la vez siendo una mujer como tú y como yo, humana e imperfecta. Una mujer que quiere que la amen por lo que es, no por lo que aparenta. Una mujer que al final del día su mayor anhelo es ser una más…ser sólo una chica. Pero no satisfecha con ello, a la vez quiero ser Julia Roberts, la única opción, one and only, de Roger Michell y Duncan Kenworthy, director y productor, para el personaje de Anna. Imagino que ser la Novia de América debe ser tan halagador como agotador, y conlleva infinitas expectativas por gestionar. Quizás ya tengo bastante con las mías.

De modo que quiero ser como todas las chicas, porque he descubierto que me encanta ser una chica. Me encanta ser apasionada, inteligente, expresiva, dramática, soñadora, risueña. Y es que aunque prefiero no utilizar absolutos como todas o nadie, solo puedo decir que hay infinidad de personas ahí fuera llenas de talento y dignas de admiración. Hay tantas etapas por las que pasa una chica, tantas etapas en las que necesitamos una mano amiga y referente, que lo que sea en lo que vaya a convertirse esto tiene el único objetivo de tratar los temas que nos preocupan a todas a través de mis ojos y ojalá poder acompañarte, porque lejos de cualquier pretensión… solo soy una chica.



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En el texto hay: juvenil, cultura pop, millenial

Editado: 23.04.2025

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