Han pasado dos semanas desde que comenzamos el colegio. Todo iba peor de lo que yo tenía pronosticado; teníamos tareas todos los días, millones de exámenes. Estábamos todos vueltos locos corrigiendo, estudiando y practicando. Siempre dicen que disfrutes tu último año, que es el mejor, no crean esa mentira, no es para nada así...
Los azules ojos de Aaron caen sobre mí.— ¡Oli, hermosa dueña de mi corazón!
— ¿Qué quieres? — dije seca
—¿Por qué supones que te voy a pedir un favor?
— Simple, porque te conozco y no tengo mucho tiempo —manifesté ordenando mi carpeta de Matemática y sacando mis apuntes para la presentación que teníamos a la hora siguiente.
— Bueno, no sé qué hacer en mi cumpleaños y tú... Cómo eres la más linda y tierna mejor amiga del mundo podrías ayudarme —emitió con ojos de suplica
Esto me tomó completamente desprevenida, su cumpleaños es el 2 de abril — ¡Tú me tienes que estar tomando el pelo! ¡Tu cumpleaños es en un mes más!
Nuevamente hace su cara de sorprendido, pero esta vez no fue actuada — ¡Me siento ofendido! Estamos a 24 de marzo, mi cumpleaños junto con el de Mati es en siete días más...
Mis pensamientos ya no estaban fijos en la presentación, sino en el cumpleaños de los mellizos. ¿Cómo pude ser tan mala amiga? ¡Se me había ido por completo! ¡No tenía regalos, absolutamente nada!
—¿Y? ¿Nos ayudas? —sonreí
— Claro que sí —asentí, para volver a mirar mis apuntes. El resto de la hora no pude concentrarme, solo pensaba en cómo el colegio había consumido mi tiempo sin percatarme...
***
— ¡Uh, tienes razón! Se me había olvidado —expresó Noah tomando de su botella de agua cuando estábamos en el receso, logrando que saliera del trance en el cual me encontraba desde matemática.
— ¿Vamos hoy a comprar los regalos? — dije entusiasmada
— Si completamente, después de clases
— Ok, perfecto ahora solo falta la presentación de lenguaje y somos libres — reí nerviosamente
La presentación resultó mil veces mejor de lo que pensé. Supuse que había sido un fracaso, ya que cuando estoy nerviosa tiendo a hablar bastante rápido. Al parecer todo salió bien, por lo que me contaba Noah en el bus.
— ¡Ya, aquí es! — dijo parándose para que luego el bus diera su típica frenada bastante bruta, haciendo que Noah casi se cayera en las piernas de una abuelita, a lo que yo solo reí y me pare.— Siempre me sorprende la mala suerte que tengo — bajo avergonzado del bus
— Tranquilo nadie conocido te vio, solo yo, pero créeme que he visto cosas peores — reí, a lo que por respuesta obtuve su fulminante mirada
— ¿Y qué tienes pensado comprarles? — dijo deteniéndose en mitad de la calle
— Realmente no sé, pero aquí en plena calle no vamos a encontrar nada, así que avanza — lo tome del brazo y cruzamos a donde estaban todas las tiendas. Nos recorrimos todas las tiendas y no encontrábamos nada...
— Honestamente, pensé que iba a ser más fácil, son nuestros mejores amigos — se sentó a mi lado en la banca
— Creí lo mismo...
—¿Y si le regaló condones a Mati? Ella siempre nos cuenta su locas historias de lo que tiene que hacer para conseguirlos — reí y bote el palo de mi paleta en el trasto de basura a nuestro lado al mismo tiempo que Noah.
— No te voy a negar que sería un regalo útil, pero no quiero ver la cara de su mamá cuando vea lo que le regalaste a su pequeña hija
— ¡Oh! Buen punto, pero igual voy a necesitar pasar a la farmacia — se ruborizó. Perfecto hasta este estúpido tiene más vida sexual que yo.
— ¡No me cuentes tu vida privada! — le pegue en el brazo, ya que por lo que Aaron me contaba, Noah y Elena se estaban convirtiendo en conejos...
— ¿Cuál es la idea de siempre agredirme ? — dijo como niño pequeño, sobándose el brazo
— Eres muy exagerado — reí
— No entiendo. Tu primer nombre es Olivia y eres la persona menos pacífica que conozco — me dedicó su típica mirada de odio, que yo simplemente ignore
— Para de alegar y mejor sigamos buscando porque sentados no vamos a encontrar nada — me incorporé de la banca y empecé a ver nuestra tiendas alrededor haber, si hay una por donde no hemos pasado.
— Ok, ¿Donde quieres ir? Hemos recorrido todo el centro literalmente
— No sé. Tú juegas fútbol o rugby con Aaron siempre... ni se te ocurra pegarme, son prácticamente iguales — dije alejándome un poco de él, al ver que me miraba furioso
— ¡Olivia! Te he dicho mil veces las diferencias, pero me rindo..., Aaron y yo jugamos Fútbol americano
— Pues según yo, una polera o buzo no estaría mal. ¿Tal vez un balón? — dirigí mi mirada a la tienda de deportes que estaba a unos cinco tiendas de diferencia
— ¡Eso es buena idea! ¡Yo la polera! — gritó para luego comenzar a correr
— ¡Maldito! — grité, a lo que comencé a caminar rápido, para luego comenzar a correr. Como siempre, mis pies no se coordinaron con mi cuerpo. Acto seguido cierro los ojos, preparada para recibir el impacto, así fue caí de rodillas.
— ¿Estás bien? — dijo una voz dulce ofreciéndome la mano
— ¡Ah! ¡Sí, tranquila! Mi cuerpo se guía por esto — digo apuntando mi cabeza.— Mientras que mis piernas tienen un cerebro aparte — reí incómodamente, sintiendo como la sangre de mi cuerpo se empezaba a acumular en mis mejillas producto de las miradas de las personas a mi alrededor.
— ¿Segura? — dirigió su mirada a mis rodillas
— ¡Sí, todo perfecto! — mire las manos de la chica la cuales estaban llenas de papeles bastantes coloridos
— ¿Qué repartes? — trate de mirar los panfletos
— ¡Ah! Estos son panfletos para nuestra fundación... no sé si la has escuchado, se llama "Brave Little Ones". Es para los niños que están luchando contra el cáncer — dice entregándome el colorido papel
— ¿Y cómo puedo ayudar? — Siempre he tenido el sueño de ser voluntaria y ahora que ya soy mayor de edad, nadie me puede detener