Y como dice Platón "No es en los hombres, sino en las cosas donde hay que buscar la verdad" — suspire y por fin termine de revisar mi ensayo de filosofía
— ¡Puedes detener ese maldito sonido! — gritó mi queridísima amiga desde mi cama, lanzándome una almohada. Mati tendrá muchas cualidades, pero estar de buenas en la mañanas no es una de ellas.
— Oye cuidado — le devolví el golpe con la almohada
— ¿Por qué eres tan estresante? ¡Déjame dormir!
— Lamento informarte que tenemos clases en media hora, así que. ¡Arriba! — le saque las sabanas y ella solo se acurruco con la manta
— No seas mala, ¡Tengo frío! Y el colegio puede esperar — trato de quitarme las sábanas
— ¡No Teresa arriba!, Tú ve a la ducha y yo preparo desayuno — dije y la empecé a empujar al final del colchón
— ¡Te odio y no me llames Teresa! —gruño bajando por fin de la cama y caminando lentamente hacia el baño
— Sí, si como quieras solo apúrate —toallas, ella asintió torpemente y se encerró en el baño.
Yo baje a hacer el desayuno, no iba a hacerle un gran desayuno. Primero mi padre no había ido a comprar, así que tendría que sobrevivir con pan y huevo, lo cual no era gran problema para mí. Pero para Mati que está acostumbrada a los grandes desayunos de su madre que incluyen torta, galletas, leche con chocolate y mil cosas más era un gran cambio. Luego de terminar de hacer los huevos y tostar el pan, hice el café, puse todo en una bandeja. Para luego emprender mi viaje nuevamente hacia mi cuarto.
— ¡Por fin llegas! Estoy muriendo de inanición — saca un café y tostadas
— Si, si como quieras, eso te pasa por comer ensalada antes de venir a mi casa a dormir — dije sentándome en mi cama y revisando por última vez el trabajo
— ¿Qué tanto escribías en la mañana? — dijo tratando de quitarme el computador
— El ensayo de filosofía — le pegue en las manos y ella gruño
— ¡Uh!, ¿Para cuándo es?
— Para hoy, claramente no lo sabías — dije reprochado con la mirada
— No de hecho si sabía, pero también sabía que tenemos tres horas de biología antes que eso, así que... — me miró como un perro mira una croqueta
— Esta bien lo hago, pero tu haces mi tarea de biología — dije rápidamente
— De cualquier forma iba a terminar haciéndola — rió con media tostada en la boca
***
— Matilda Stone ¡Vamos tarde! — grite desde la puerta.
Faltaban exactamente cinco minutos y teníamos que literal correr, sin mencionar que los semáforos tienen que estar a nuestro favor para llegar temprano a clases. Para así no quedarnos en portería al principio de hora, además de tener que ir el sábado. Sí sé los cuervos son malvados
— Ya voy, solo estaba peinándome, no todos no vemos bien con trenzas como tú — se escucharon sus pisadas en las escaleras, así que salí de la casa para rápidamente empezar a trotar hacia el colegio. Lo sé, lo más incómodo de la vida, ¿Por qué? fácil. Primero no vamos al colegio con sostén deportivo. Segundo que tu mochila con tus libros y computadora reboten en tu espalda es la peor sensación en la vida. Tercero a quien le gusta hacer deporte en la mañana
— ¡Me tienes que estar bromeando! — jadeo mi amiga al ver que el semáforo se puso en rojo justo cuando nosotras llegamos
— Te dije, que teníamos que salir antes — apoye mi mano en su hombro para empezar a tranquilizar mi respiración
— Sabes qué. Es nuestro último año y si me atropellan lo tendrán que hacer ahora, porque no pienso volver a tener que pasar una mañana de sábado en castigo — dicho eso tomo mi mano la apretó y comenzó a correr por la calle, los autos nos tocaron la bocina, pero a mí ni a Mati nos importo seguimos corriendo hasta llegar a la entrada del colegio.
Pero lamentablemente el mundo no estaba de nuestro lugar — Lo siento, llegaron tarde ya sonó el timbre — dijo el desagradable portero y nos cerró la puerta a nosotras y los estudiantes que al parecer nos habían seguido
— Frank, faltan todavía dos minutos. Deja pasar a los chicos — dice una voz inconfundible. El director
— Pero... — él lo mira serio y se queda callado. Mati aprovecha el tiempo de distracción y abre la puerta y pasamos todos los niños como pingüinos caminando rápido
— Simplemente lo odio — gruñó Mati
— Créeme, no eres la única — dije caminando a su lado
— ¿Qué tenemos a la primera hora?
— No tengo idea, tal vez lenguaje — gruño al llegar a las escaleras
***
— ¡Nunca más me voy a dormir a tu casa en un día de colegio!. Hoy he hecho más ejercicio que lo que hemos hecho en todo el año — bufo Mati al llegar al quinto piso
— Yo tampoco quiero dormir más en mi casa — suspire pesadamente y me fui a los casilleros
— Buenos días Frutillita — la voz de Aaron me toma desprevenida y se me cae el candado.— Hay que ir a comprar las cosas para mañana — continuó después de recoger mi candado
— Así me parece, pero tengo que ir a la fundación hoy en la tarde. Así que podre unirme a ustedes un poco más tarde — le sonreí
— Tú siempre tan bondadosa, ¿Sabes que no hace falta que busques más créditos cierto?— dijo siguiéndome el paso hacia la sala
— Lo tengo más que claro, lo hago porque tengo el tiempo y es divertido — dejé mis cosas sobre mi mesa
— Ok como quieras ¿A las seis en la fuente del centro?
— Ahí estaré — él sonrió y se fue con sus amigos gorilas, me di vuelta y vi como un zombie entraba a la sala. Noah estaba todo desaliñado; camisa afuera, arrugada, ojeras gigantes, corbata sin anudar, de hecho me costó reconocerlo. Mi mirada estaba completamente sumergida en él.
Y una mano desenfoco mi mirada — Olivia
— ¿Qué quieres ahora? — suspire cansada
— ¿Es verdad que los gemelos van a dar una fiesta mañana?
— Sí, fuese así o no. No entiendo tu preocupación nunca has ido a una fiesta de la generación —acto seguida me senté y él me imitó