Just survive

CAPÍTULO 1

 

CAPÍTULO 1

Era una noche cualquiera y me encontraba en casa viendo una película, hacía una semana que por fin había acabado el instituto y me preparaba para ir a la universidad de mis sueños. Mis padres habían salido a una cena de negocios y me habían dejado aquí.

Un pitido proveniente de la cocina me indicó qué la comida que había metido en el microondas ya estaba hecha.

Con pereza me levanté y me acomodé mi pijama de Hello Kitty para coger el plato y volver hacia el sofá. Navegué entre las series de netflix hasta poner mi favorita, Stranger Things.

De repente la televisión falló y unas líneas grises borrosas aparecieron en la pantalla.

Lo que faltaba

Maldigo por lo bajo y me levanto para dar unos golpecitos como en las películas,¿que? En todas las películas funciona.

La pantalla sigue igual y ahora suena un horrible pitido, me tapo las orejas y retrocedo hasta sentarme en el sofá.

Un segundo después la pantalla empieza a brillar de nuevo y sonrío con anticipación, sin embargo la sonrisa desaparece tan rápido como aparece cuando un mensaje se reproduce en lugar de la película. 

El mensaje decía: “Mensaje de emergencia: un virus desconocido se ha extendido por las calles de Estados Unidos, permanezcan en  casa y no salga a la calle si no es necesario, El Gobierno de Estados Unidos.”

Una carcajada nerviosa salió de mis labios.

“Muy bien Derek ya puedes salir” grité y me dirigí hacia la entrada para ver si estaba escondido allí.

Eso tenía que ser obra de mi mejor amigo, siempre me molesta con bromas, que gracioso.

Revisé toda la casa con tal de encontrarlo pero ni rastro de mi mejor amigo.

 En un instante, el ambiente tranquilo y despreocupado en el que estaba envuelta se transformó en un ambiente tenso y asfixiante cuando comprendí que aquello no era ninguna broma.

Me asomé hacia el ventanal que había en el salón para ver las calles, y definitivamente no era ninguna broma.

Personas corriendo hacía todos lados con sus hijos o sus mascotas en brazos. Los vidrios de las tiendas estaban rotos, había coches estrellados y algunos estaban prendidos en fuego.

Me apresuraré a buscar mi teléfono y analizar desesperadamente los sitios web de noticias y las plataformas sociales.

Se hizo un nudo en mi estómago cuando realmente comprendí la gravedad de la situación que se desarrollaba en el exterior.

Desesperada puse el canal de noticias que nos anunciaban de los hechos, cada uno más alarmante que el otro,el informe de muertes iba subiendo poco a poco,los hospitales estaban llenos y las tasas de infecciones se disparaban.

La pantalla retransmisión imágenes de caos y destrucción, las calles y los hospitales ,personas corriendo frenéticamente y devorándose entre sí  me dejó horrorizada.

Quedó claro que nos enfrentamos a una crisis que era diferente a cualquiera cosa que hubiésemos experimentado.

Lo primero que se me ocurrió fue llamar a mis padres.

Uno, dos, tres, cuatro pitidos indicando que no había línea, después de varios intentos me rendí.

Pensé en llamar al 911 pero lo descarté ya que la mayoría de personas lo habrían hecho ya y era imposible  no notar que algo estaba pasando.

Un segundo mensaje con voz robótica sonó, pero esta vez solo se escuchó la voz:

“ las calles *zpp* no son seguras *zpp* no tengan contacto *zpp* con nadie que haya sido *zppp* mordido o infectado” el mensaje acabó con un pitido antes de que la televisión quedara  completamente en negro.

Las lágrimas desbordaron mis ojos al imaginar el desastre exterior. 

Me aferré a la poca esperanza que me quedaba y decidí salir en busca de mis padres.

Rápidamente cogí una mochila y empaqué algo de comida, ropa y un kit de primeros auxilios.

La situación parecía sacada de una película de terror, las calles estaban hechas un caos.

Las cenizas y el humo ensucia el aire haciendo difícil respirar. Las calles eran un campo de batalla, las sirenas sonaban, rompiendo el silencio, mientras que los vehículos policiales y los de emergencia pasaban corriendo. 

Los edificios estaban en llamas y agregan un aire terrorífico a la escena.

Parecía una película de terror.

Me detuve un momento para intentar reordenar los pensamientos ante ante tanto caos. Entré en una calle estrecha pero un sonido grutal me hizo detenerme.


 

Una señora con piel verdosa se acercaba cojeando  hacia mí con las manos extendidas. Una sustancia negra y viscosa salía de su rodilla donde tenía un objeto sospechoso clavado.

Hice una mueca ante la visión e instintivamente retrocedí con terror.

Otro zombi se unió desde mi espalda dejándome encerrada en aquel asqueroso callejón.

La señora seguía viniendo hacia mí, miré hacia ambos lados con desesperación.

Al lado de un contenedor medio destruido visualicé un trozo de acero y por fin reaccioné.

Apretaba el frío acero en mis manos temblorosas, separé las piernas como mi madre me había enseñado para ganar más estabilidad.

Tenía uno de los zombies a dos metros, mientras que el otro se encontraba a cuatro metros intentando pasar por un estrecho lugar que bloqueaba un coche en llamas.

Cerré los ojos con anticipación y con todas mis fuerzas estampé el palo contra su cabeza, solo que nunca llegó ningún ruido.

Abrí los ojos esperando ver al zombi en el suelo, pero en vez de eso lo ví  clavado en la pared luchando para poder avanzar  con otro hierro atravesando su estómago.




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