Sus rodillas estaban pegadas a su pecho, mientras estaba sentada en el sofá. Sus nervios aumentaban y sentía que le estaba haciendo daño. Esperando alguna novedad de Jared, tomó su teléfono y le envió un texto a Nick, pero una notificación la interrumpió. Las noticias. Sabía de quién se trataba, pero aun así tomó el valor de verla.
— Según los informes de la autopsia del señor Harri Frost, fue asesinado dentro de la prisión con un arma blanca, recibiendo 12 puñaladas en su pecho, junto al señor John Ortiz. Ambos asesinados de la misma forma-Rebeca tragó grueso y una mueca de disgusto se dibujó en su rostro-están investigando quién fue el responsable de sus muertes, pero no hay novedades...-la mujer observa la prisión que se encontraba repleta de policías.
La joven podía sentir alivio, pero tristeza por la muerte de su padre. Pero, aunque le doliera, era lo mejor para su vida.
Bloqueó su teléfono y le dejó sobre la mesa de vidrio frente a ella. Analizó un poco la situación y se detuvo a pensar de nuevo en la persona que estaba en contacto con Jared.
¿Tendría algo relacionado con la muerte de su padre y Harri?
El timbre sonó y solo pensó en Jared. Se acercó a la puerta maldiciendo.
— Ya sabes el código Jared...-gira el picaporte esperando encontrarse al hombre frente a ella, pero su boca se abrió ligeramente al ver a otra persona- ¿Eduardo? -interroga con temor.
— Felicidades, querida-una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro- ¿Puedo pasar? -Rebeca no comprendía la situación y no sabía qué era lo que debía hacer.
— ¿Qué es lo que quieres? -sus ojos se humedecieron.
— ¿No querías que viniera? -sus cejas se arquearon por completo sin entender-yo soy “E” -su confesión le provocó una fuerte migraña.
Cerró sus ojos intentando que el dolor desaparezca, pero no había caso. Eduardo pasó sin más y la dejó a ella en la puerta con su dolor. La puerta se cerró y ella sentía que su cabeza daba vueltas.
— ¿Qué sucede? -pregunta con sarcasmo acercándose a la chica.
— No te acerques-intenta mirarlo, pero su dolor era mayor. Logra observarlo por un milisegundo y eso fue suficiente para que sus recuerdos aparezcan como por arte de magia, mostrándose como una película frente a sus ojos.
Ethan, Nick, John, su madre, Susan. Lo recordaba todo.
Perdió el equilibrio cayendo al suelo. Intentó respirar con calma, pero las gotas de sangre que salían de su nariz la desconcentraron, ya que eran demasiadas.
— ¿Oíste las noticias? -se incorpora observándola con desdén- tu padre está muerto. Deberías agradecerme-ríe-él, Harry, Ethan y solo me faltan dos...-se silencia- que uno por cierto ya está en camino a su muerte.
— ¿De qué estás hablando? -contesta con pocas fuerzas.
— ¿Crees que Nick fue a un viaje de negocios? -Rebeca intenta ponerse de pie, pero no lo logra- no te esfuerces. El shock que está sufriendo tu cerebro, no podrás resistirlo. Me aseguraré de que no quede ningún Frost con vida-se agacha quedando a su altura, para tomarla de su mentón-incluyendo a ese bebé que tienes en tu vientre...-las lágrimas caían por sí solas de los ojos de la joven, pero no tenía fuerzas para siquiera sollozar.
— ¿Por qué Jared te mantuvo al tanto de mi embarazo si quisiste matarlo desde un principio?
— Verás...es más divertido para mí. Mírate, te has encariñado con un pequeño trozo de carne en tu interior, y te dolerá más si lo pierdes ahora. Si te lo hubiera arrebatado en cuanto supiste de tu embarazo ¿Crees que tendría algún sentido? -su risa invadió el departamento.
— Si vas a matarlo, hazlo. Pero asegúrate de asesinarme primero-se recuesta en el suelo dándose por vencida.
— Pero así no es divertido-le sonríe con piedad-acabaré primero con esa vida y luego será la tuya...
Los pitidos del código de la puerta comenzaron a sonar, captando la atención de ambos. La puerta se abrió y Jared observó la situación examinando a Eduardo con sorpresa.
— Hijo de puta-corre hacia él para arrogarlo contra el suelo. Sus puños impactaban en su rostro, causando que sus nudillos sangren, al igual que la cara del hombre-por tu culpa, perdí a mi mejor amigo-se detiene con rabia para que hable- ¿Qué mierda haces aquí?
— ¿No lo has enviado tú? -cuestiona Rebeca. Jared frunce el ceño sin entender su pregunta, pero su atención se centró en el líquido que sentía caer en su entrepierna. Observa con lentitud notando la sangre salir-No, no-sabía qué era lo que significaba.
Una mano cálida se posó sobre la suya para intentar calmarla, elevó su mirada al reconocer ese tacto y sus ojos se cruzaron con esos orbes verdosos que pensó que jamás volvería a ver.
— Rebeca, tranquila. Respira-escuchar su voz de nuevo, le provocó un movimiento en su estómago. Pensó que estaba alucinando por la pérdida de sangre, pero no lo supo porque sus ojos se cerraron involuntariamente. Se había desmayado.
— Jared hay que llevarla al hospital, está perdiendo mucha sangre-ordena Ethan.
— ¿Qué fue lo que le diste?
— No hay nada más poderoso que las palabras...-Ethan la toma entre sus brazos y corre hacia el ascensor dejando a ambos hombres solos-tranquila mi amor, por favor resiste-la joven seguía inconsciente, pero oía su voz.
Ya en el primer piso, corrió hacia el auto de Jared. Recostó a Rebeca en el asiento del copiloto y el condujo con rapidez hacia el hospital.
— ¿Cómo es que estás vivo? -escuchó su voz sumamente débil.
— No pienses en eso ahora, por favor. Respira-Ethan tensó su mandíbula mientras sus ojos se humedecieron. Sentía ganas de llorar. No pensó que su forma de reencontrarse iba a ser de esa forma.
— ¿Realmente estás vivo? -estaciona fuera del hospital y corre hacia Rebeca para tomarla entre sus brazos y entrar al hospital.
Las enfermeras de la recepción lo miraron con intriga para luego ver la ropa de la joven empapada de sangre.
— Necesito ayuda-habla el joven dejándola sobre la camilla que le otorgaron los enfermeros-ella está embarazada-dice antes de que desaparezcan dentro de un cuarto, prohibiéndole el paso.
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Editado: 22.11.2025