Justifiquemos la diferencia de edad

Capítulo 06: Casi era el momento

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Diciembre del 2018

El único ruido qué se escuchaba era el de nuestros labios, sentir la torpeza y la dulzura hacía que el momento se sintiera tremendamente tierno.

Pero me separé al sentir un poco de brusco el beso, más bien querer dar un beso de lengua y sentir nuestros dientes chocar. Hacen que se rompa la burbuja.

Abrí mis ojos, nos sonreímos en complicidad. Sentía mis mejillas calientes y él se miraba un poco rojo, así como agitado. Debía de estar igual de agitada.

Antes de decir algo, volvió a unir mis labios con los de él. Estaba realmente pensado que mis labios eran adictos para él, pero no quise hacer más ilusiones. Aún acostados, nos seguimos dando besos; y por instinto me pegué a él, pero el retrocedió y yo volví a insistir para volver a sentir su rechazo. No desistí, seguí insistiendo hasta que quedó arrinconado y no tuvo más escapatoria.

Después de casi una semana de puros besos, llegó el momento de algo más. Me excitaba y a la vez me paniqueaba, sin embargo con la mente nublada por saber que se sentía y por alguna extraño razón me sentía segura. Seguí en el proceso.

Él me tomó por la cintura y me pegó a él sintiendo como le estaba poniendo. Estaba duro y hacía que mi corazón bombeara con rapidez.

Empezamos a subir de tono, hasta llegar a jugar con el elástico del pantalón llegando a bajarlo por la simple emoción. Sentirlo sobre la ropa, sabiendo que era la primera vez que tenía este tipo de encuentro me estaba subiendo más las ganas. Cuando estoy encima de él y el pegándome más a su cuerpo mientras me susurraba que se traduce a no detenernos.

Cuando sentí su mano colarse por entre mi ropa interior y querer algo más; mi mente hizo clic.

—No —fue lo que alcance a susurrar.

Él me miro con sus pupilas dilatadas y llenas de deseo, haciendo que por poco retomará lo que estábamos por dejar.

—¿Por qué? —pregunto aún lleno de deseó, su voz se escuchó excitada.

«Porque no está bien»

—No estoy preparada.

Indico tragando saliva, sintiendo de pronto sed. Sentía miedo, no sabía si era cierto o no qué se había acostado con aquella chica que si hermana había dicho, y solo con ese pensamiento todo mi cuerpo se enfrió y mi corazón palpitara con un pinchazo de dolor.

Él me hizo a un lado con delicadeza y acomodo su ropa junto con la mía dándome una sonrisa dulce.

—Está bien. No te preocupes.

Solo atiné a sonreír. Me dio casto beso y se me pasó por encima hasta sentarse en la orilla.

—¿Quieres agua?

 

 




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