Me tendió el vaso de agua con una sonrisa, yo viéndolo desde abajo se me hizo demasiado lindo. Haciendo qué corazón palpitara con fuerza.
Yo estaba sentada en la cama como indio, viendo al frente sin nada en particular. Pensando en lo qué hubiera pasado si no nos hubiéramos detenido. Solo pensar en eso se me subía el temperamento. Sin embargo, tenía que frenar todo eso, el primera por qué no éramos más que personas compartiendo besos, no sabía si él sentía lo mismo o solo estábamos experimentando con las cosas. Solo de pensar eso, me ponía triste.
Me fijé en que su mentón estaba algo empapado por la torpeza que tomo el agua en hacía un rato ya. Y sus labios estaban algo rojos por la emoción de hace unos minutos.
—¿No tenías sed? —Cuestiona al ver que no tomo el vaso.
Sin decir ninguna palabra, tomo el vaso y bebo con contenido para poder saciar mi sed. Le devuelvo el envase y él va a dejarlo a la cocina.
¿Esto es correcto? Aún puedo frenar todo esto y dejarlo como un simple recuerdo feliz en mi vida. Pero solo al verlo hacía en desistir y renunciar en querer frenar todo.
Porque le quería mucho. Y muy en el fondo sabía qué el también.
¿O solo estará dispuesto a jugar?
Él vuelve a mi lado. Haciendo qué mi mente deje de debatir por un momento. Pero siempre qué estaba cerca de mí, hacía qué mi mente volará con muchas interrogaciones.
Loan, sin decir una sola palabra, solo con la mirada me pide permiso y se posición tras de mí y con sus brazos me rodeó, como si estuviera protegiéndome de algo. Apoya su mentón en mi hombro y ve al frente.
La pregunta de la etiqueta aún seguí rondando en mi cabeza: ¿Qué somos?
Quise preguntar, pero simplemente no podía preguntar más. Siempre me decía un; no sé tú, cuando yo solo quería intentar un «seamos novios».
—Sabes que yo no quiero un amigo con derechos — le hago saber, sabiendo qué este sentimiento es más grande que cualquier otra cosa.
Quería que fuera claro conmigo. Entender que es esto qué estábamos llevando los dos.
Pero si respuesta solo me hizo deje de intentar en preguntar «¿Qué somos?».
—Lo sé, seremos lo que tú quieras.
Solo asentí y suspiré derrotada.
Me puse a disfrutar el momento, no me importo si salía alguien de los cuartos y nos vieran como estábamos ahorita tan pegados, en una posición algo comprometedora para ser tía y sobrino era algo mal visto.
Está noche no hubo besos ni mucho menos ese tipo de arrimones, solo nos deleitamos a dormir. Por primera vez dormimos juntos y algo en mi interior quemaba en culpa porque sentía no poder respetar la casa de mi hermano y mucho más era que me estuviera enrollando con su hijastro.
Pero una vez más, decidí olvidarlo y pasarlo por alto.
Editado: 28.12.2023