Justifiquemos la diferencia de edad

Capítulo 08: Con un simple te amo, te conquisté

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Prácticamente parecía una roca al momento de dormir. Me había cansado de estarlo moviendo para qué despertara y no tenía éxito. Al parecer podía haber un terremoto e incluso robarle y él ni en cuenta.

Me volví a acostar a su lado y la decisión de echarle agua estaba rondando por mi cabeza hacia rato ya. Pero tampoco quería interrumpir su sueño, pero yo no lo mandaba a dormir tan tarde, el ser nocturno el búho.

Sé que nos dormimos a la misma hora, pero si yo estaba despierta él también tenía que estarlo. Le llamaba igualada a esto.

Pero me preocupaba qué su mamá despertara y lo viera aquí dormido a mi lado, aunque no creo que sea su madre tonta, en algún momento de la noche tuvo que salir al baño y nos habrá visto juntos durmiendo.

También interactuar juntos, últimamente hemos andado como chicle pegado a zapato y nuestras miradas no eran muy discretas que digamos. Al parecer no seremos buenos guardando secretos.

Aunque no somos nada oficial, aún.

Cerré mis ojos cansada de intentar, preferí recordar cómo había ocasionado qué todo esto se llevará a cabo; con un simple te amo, te conquiste. Sonreír como tonta ante eso, ¿En qué estaba pensado en ese momento?

 

Estaba cansada porque su hermana no quería irse con nadie más y sus otras hermanas no querían hacerse cargo de ella, estábamos fuera de la camioneta tipo Van. Él estaba en el asiento del copiloto jugando a uno de sus tantos juegos.

Para molestar me acerqué a la puerta del copiloto, ya que nosotras estábamos en la banqueta, y lo vi tan concentrado que creí que no me iba a escuchar.

—Oye, amor —sus dedos de pronto dejaron de interactuar en la pantalla y se puso como estatua. Yo sentí mis mejillas encenderse, pero decidí terminar la oración —. Me cuidas la niña.

—...— No me respondió, en su juego ya había perdido la partida y algo asustado me voltea a ver como si se tratara del mismo exorcista.

Quiso abrir su boca, pero ninguna palabra salió. Yo mejor me retiré y seguí paseando a la niña en la acera.

Ese mismo día, nos subimos a la camioneta y estaban jugando a retos. Cosa qué no me llamo mucho la atención, pero aun así estaba ahí en el sillón viendo cómo se ponían retos.

Pero su hermana mayor hablo.

—Te reto a qué beses a mi tía — al escuchar eso, algo dentro de mi tembló.

No me atreví ni a verlo. Pero supe que había negado, porque su hermana reía, se burlaba prácticamente en su cara.

Antes de siquiera pensar, sentí sus labios en mi mejilla y un calor se instaló en mi sistema. Me quedé como él cuando le dije «amor».

—No, eso no sé vale —me saca de mi estado de shock. Yo solo vuelvo a la realidad.

Sabiendo que eso solo pasaba por un reto.

—No especificaste dónde, yo ya cumplí —se defiende hablando por fin, con un tono un poco apresurado como nervioso. Pero quizás solo lo imaginé.

 

Abrí mis ojos al escuchar que Loan se quejaba a un lado mío, creyendo que se despertaba, pero solo se acomodó abrazándome, yo solo bufé algo fastidiada.

Y así quiere ser soldado el maldito. Sino se despierta con nada y está en guerra, aseguro que muere dormido.

Me agradaba cómo me había acurrucado, pero tenía que despertarlo. Lleve mis manos a sus costillas y se las piqué para que solo consiguiera que se acurrucada más.

Pero no desistí y lo intente hasta que abrió sus ojos miel, me observo unos segundos para envolverme de nuevo y cerrar sus ojos.

—¡Ya despiértate! — casi que le grité, él estuvo en plan de ignorarme. Lo aparte de mi —, ¡Galván!

Se aparto de mí de mala gana, me vio con un brillo de fastidio y se levantó a duras penas. Al estar de pie, me tendió su mano. Un poco confunda, la tomé.

—¿Qué hora es? —Interroga un poco adormilado, su voz aún era un poco chillona, pero a la vez áspera.

—Faltan cinco para las nueve —indico ya poniéndome de pie.

—¿Me despiertas tan temprano? ¡Un sábado! —cuestiona alzando su voz.

—Cállate.

—Oblígame a callarme —me reta con la mirada —, qué tal un beso.

Sugiere con picardía. Yo lo hago a un lado, y el ríe. El será muy fresco en la situación, pero yo no.

—Vamos a comprar algo, ¿Unas galletas?

Digo cortando la tensión, sin embargo, él no se queda con las ganas ya qué toma mi mentón y planta un beso.

Creo que mis labios si son adictos para él.

Se separa de mí y toma mi mano;

—Vamos.

Está es una jodida situación que quiere disfrutar.

 

 




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