Justifiquemos la diferencia de edad

Capítulo 11: ¿Novio? Primero la carrera

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Mis dedos estaban pegajosos por el engrudo, y pues no podía molestarme porqué seguiría con esto hasta terminar la piñata que mi hermano Aida había propuesto para el convivio de fin de año.

Estábamos ella, Erin, Loan y yo acomodando el papel para forrar a la figura en forma de estrella, mientras unos pegaban otros recortaban las tiras de los libros viejos que acumulamos.

Mis sobrinos jugaban en el gran patio. Mientras el resto se encontraba en la cocina, tratando de preparar algo para todos. Algunos tenían paladar de niño, así que preparaban platillos diferentes.

Cómo todos estaban ocupados, eran ajenos a la plática que se impartía entre nosotros.

—Entonces, ¿Ahora son novios? —Cuestiona Aída en forma de burla, mientras yo ocultaba mis ganas de sonreír y él se ponía un poco rojo.

Él no dice nada.

—Qué te está negando.

Un nudo se sentó en mi pecho. Haciendo qué se me fuera el aliento por un momento, él todo tranquilo miró a mi hermana con desconcierto.

—No es cierto. Sí es mi novia —indica de una forma brusca, se aclara un poco la garganta —, solo qué no puedo gritarlo a los cuatro vientos.

De alguna forma eso me rompía el corazón, a pesar de esa condición qué él había puesto al principio. Entendía que a él le podía valer un buen lo que dijera la gente o tan siquiera se paran a opinar de su vida. A pesar de tenerlo tener una vida corta, ha vivido por tragos amargos muy duros.

Las críticas, le pasan por encima. Mientras a mí me detenían. Somos tan polos opuestos y, aun así, estamos aquí intentándolo.

—Somos las privilegiadas de saberlo —Indica Erin con aire de orgullo.

—Al parece si —indico. Sin dejar pegar los pedazos para rellenar los huecos de la piñata.

Loan se acercó a mi lado de una forma sigilosa, se acomodó a modo que solo yo pudiera escucharlo, pero también trabajando para que no le dijeran nada.

—¿Descargaste la película? —murmura qué casi no lograba percibir el sonido de su voz.

Yo asiendo, una película llamada «La distancia entre dos mundos», habíamos visto una anteriormente y solo incomodamos a mi hermana porque estuvimos besándonos.

—La quieres ver.

—Claro, en la noche la vemos —yo asiento.

De pronto nos hablan para ir a comer, por lo que solo colgamos la piñata para que se seque mientras y poder poner más capas. Aida la quería demasiado resistente para que durará un buen rato y poder divertirnos.

Estando ya todos en la mesa, empiezan a indagar como va a estar o que actividades van a ver el día que se reciba año nuevo.

—Van a tener tipo karaoke, o bueno, eso dijo Joseph —menciona mi mamá.

—¿Y va a ver música variada o solo cantos? —Interroga Aida, cabe mencionar que casi toda la familia es cristiana.

—Va a ver de todo —argumenta mi papá —, tampoco creo que se vallan a abstener en su lo poner cantos. Aparte, la música no descontrola, sino qué es más que nada el alcohol.

—No pues aquí ya empezamos —dice Eren.

Si, habían empezado a mezclar Coca-Cola con tequila, a mí solo me soltó la lengua, pero no pasó a mayores. No dije más de la cuenta, solo que mis respuestas eran sin filtros, más de lo normal. Mi lengua fue como dagas.

—A Dayla qué se le subió un poco — se burla Erin —. Es más sociable.

—Entonces soy amargada —afirmo sin darme cuenta. Todos asienten, menos mi novio que apretó un poco si mandíbula e hizo una mueca de disgusto.

—Así cómo vas a conseguir novio —dice en todo de burla Eren.

—¿Y quién dice que no tengo?

—¿Tienes novio?

Me levanto de la mesa, puesto que ya había terminado, y pongo los platos sucios en el fregadero. No quería afirmar ni tampoco negar, así que solo lo dejé en una interrogativa.

—¿Cuál novio? —farfulla mi mamá, su tono era de molestia —, un novio quita mucho el tiempo.

Me volteo a verla, antes le hubiera dado la razón.

—Claro —ruedo los ojos —, las personas que no saben administrar su tiempo.

—¿Cómo?

Era mejor morderme la lengua a ponerme a discutir.

—Solo digo —me encojó de hombros —, un novio no siempre puede ser una pérdida de tiempo. El novio que uno escoge no tiene por qué hacerte perder la noción del tiempo, sino aprender a administrarlo para bien.

—Bueno, eso sí.

Indica mi papá para dar por terminado esa pequeña discusión o argumentación que teníamos, así que solo me quedaba pensar en qué faltaba poco para ese día, prácticamente solo dos días y poder ir al convivio de año nuevo. Y solo de pensarlo, me daba pereza, no me gustaba estar rodeada de muchas personas a pesar de ser familia.

Solo se hablaban o juntaban en estás fechas, después eran unos desconocidos. En fin, la bella familia.

 

 

 




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