Justifiquemos la diferencia de edad

Capítulo 24: Que no se entere ella

¿Cómo podía explicar este sentimiento ahorita? Esa pregunta me robaba mis pensamientos mientras trataba de procesar lo qué estaba pasado

 

¿Cómo podía explicar este sentimiento ahorita? Esa pregunta me robaba mis pensamientos mientras trataba de procesar lo qué estaba pasado.

De pronto me sentí realmente mal, algo presiona con fuerza mi pecho. Lo había decidido, sí, pero ahora que estaba pasado. ¿Por qué me sentía terriblemente mal?

Él me susurro algo al oído, pero mi mente no logro procesar qué era lo que dijo. El rechazo que estaba sintiendo en ese momento al acto que estábamos haciendo me hizo tomarlo de los hombros y negar con la cabeza.

—Bajate —le pedí en un susurro, él se me quedó viendo con expectativa.

Un brillo iluminó sus ojos y no supe desifrar que era lo qué quería decir.

—¿Por qué? —interroga en un murmuro parando el momento.

—No Quiero.

«no quiero continuar con eso».

Él se quitó de encima y me ayudó a incorporarme, mire de reojo al otro lado donde su hermana mayor dormía, sentí unos nervios crisparse al ver cómo se removía en su lugar, dándose vuelta. No sé si sería mi mente o qué, pero juraría que abrió los ojos y vio todo.

Aún sin quitar la cobija que nos cubría ayudo a vestirme con rapidez y me sonrió.

A pesar del rechazó del acto, me sonrió y eso me hizo sentir de una forma pésima. Mordí mi labio inferior con nerviosismo sin pensar más me levanté de la cama y fui al baño sin quiera avisarle.

Una vez dentro, me hacie y acomodé mi cabello así como mi ropa, me urgía una ducha pero no podía hacerlo porque todos se preguntaría porque me estaba bañando en la madrugada y no quería más problemas.

Di varios bocados de aire para tranquilizarme, mi mente estaba en blanco y solo repasaba lo qué había sucedido hacía unos minutos atrás.

Tremendo rechazo a mitad de todo. Pero me prometió qué no lo íbamos a hacer, tal parece qué el calor se subió y omitió esa promesa porque avanzo y yo tampoco detuve la cosa sino hasta que lo sentí. Fue cuando algo hizo click en mi cabeza y no hubo más que interrumpir todo y quitarlo.

Salí del baño, el se metió mientras yo me senté en el sillón y observaba de reojo hacia donde estaba su hermana. Estaba segura que tenía sus ojos entrecerrados y estaba viendo toda la situación.

De eso no cabía duda. Después de la pequeña pelea, seguía esto.

Me tense al sentir que alguien pasaba sus manos por mi cintura, pero al sentir su olor me relaje un poco. Le hago que me suelte para voltearme y quedar de frente. Él pego su frente con la mía.

Acortó la distancia y nos dimos un profundo beso. Al ver las intenciones de que estaba subiendo de tono para volverse a repetir lo de hace rato, baje mis manos se sus hombros para deslizarla por su pecho para separe con sutileza empujándolo rompiendo el besos.

Sus ojos destellan en deseo, supongo que los míos estaban igual, sin embargo no lo veía conveniente.

—Yo...

Loan me sonrió, mandándome a cayar.

—No tienes porque disculparte —indica, dándome un corto beso —, sé que vamos en un ritmo un poco acelerado.

Me sonreí, al menos no era la única que pensaba eso.

—Aunque bueno, unos a la primera cita ya hicieron de todo —susurro con timidez. Él asiente.

—No hay prisa por hacerlo.

—Pero ya lo hicimos —murrmuro, por lo que sus ojos miel me miran con timidez.

—Lo sé —indica —, no lo volveremos a hacer hasta que estemos seguros. ¿Está bien?

—Concuerso contigo —le abrazo y en su oído le susurro —, creo que tú hermana nos vio, pero no estoy segura desde que momento.

Disimuladamente observa a su hermana separándose de mí. Haciendo una mueca de disgusto.

—No creo que diga algo.

—No me fío de ella —digo tomándolo de las manos. El enreda sus dedos en los míos.

—Yo me encargo si llega a decir algo.

Se inclinó y me dió un beso en la frente, yo me mordió el labio insegura, sabía que podía gritarlo a los cuatro vientos para beneficio de ella. O así le había grxgo cuando él le hizo creer que se había acostado con aquella chica y llegó gritandolo a todo pulmón.

Solo de recordar eso, me daba una punzada en mi pecho. Él me abrazo.

—No hay se qué preocuparse.

Doy un sonoro suspiro. Y solo asiento para indicarle qué mejor me iba a ir a dormir, en la mañana a primera hora me daría un larga ducha.



                                                                            • ────── ✾ ────── •



Le dí una mordida a la magdalena para luego darle un trago a mi café a la atenta mirada de mi novio, de alguna forma me sentía tímida con esa intensa mirada miel en mi persona.

Se había despertado temprano, a las siete de la mañana para despertarla e invitarla a tomar el café después qué me dí un baño. antes de que se despertarán los demás. Pongo la taza en la mesa dando un suspiro y le miro con intriga.

—¿Ahora por qué tan madrugador?

Sabía que no era muy fan de madrugar, y quería ser soldado. Quizás ni una guerra lo despertaría a menos qué lo despierte algo que realmente le importe.

—Bajar tus nervios, hoy vas a casa de tu padres.

Volví a morder la Magdalena hasta casi terminarmela de un bocado, era demacida obvia con mis nervios. Aunque sabía ocultar muy bien mis emociones, sin embargo desde que salgo con él me e hecho más transparente ante los reflejos de mis sentimientos.

Por una parte odiaba eso.

—¿Y eso qué? —Indago sonando borde, por lo que me encogo de hombros ocultando mi antecion en la taza de café —, es decir, no los notan mucho.

Él dió un suspiro.

—No, pero ocultar qué eres mi novia y luego esto, te va a hacer sobrrpensar mucho.

Hice una mueca ante su intuición.

—En ocasiones quisiera ser como tú, no me importará nada.

Se acercó a mí, me dió un abrazo. Era demaciado empalagoso y hacia que me tensara mucho, no porque no lo soportaba sino porque no estaba acostumbrado al contacto físico.

Él era adicto a mis labios, y no le importa si nos miraban o no, mientras yo me preocupaba demasiado por quién nos vea y el que dirán.

¡Andaba con alguien menor! Ante la ley, él estaba prohibido para alguien mayor como yo. ¿Por qué se ve tan mal que una mujer ande con alguien menor? Estamos en el siglo XXI.

—Y si les digo —afirmo con poco de miedo.

Observé sus ojos en busca de alguna iniciativa o que me dijiste que no.

—Haz lo qué te siente más tranquila.

Frustrada por eso, solo decido abrazarlo.

De alguna forma sus abrazos me calmaban, lastima que no estuviera cuando mis padres se enteren que ando con él de novia. Solo de pensarlo sudaba frío.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.