El fabuloso sol brillaba en todo San Diego y sus rayos de luz se asomaban en la gran ventana de la habitación donde Lucas se encontraba, poco a poco se fue removiendo entre las sábanas por la incomodidad causada por los rayos de luz. Decidido a levantarse de la cama, deseaba que lo sucedido la noche anterior haya sido solamente una alucinación, con los nervios de punta decidió salir de la habitación, a paso lento camino por el pasillo para entrar a la sala de estar, observo todo el lugar y no había rastros de ninguna persona estuviera ahí, aún inquieto decidió inspeccionar el resto del apartamento, esto le confirmo que anoche no había pasado nada de lo que él había soñado, eso creía él.
De camino hacia la cafetería en la que se iba a encontrar con un viejo amigo, Alex y Lucas se habían conocido por medio de sus padres, ya que los padres de ambos eran empresarios, con la única excepción que Alex se había negado en seguir los pasos de su padre convirtiéndose en un profesional en psicología en comparación de Lucas que si lo había hecho. Lucas y Alex se volvieron inseparables y así construyeron una estupenda amistad que siempre permanecía intacta a pesar de la distancia.
— ¿Como has estado? —preguntó Alex tomando su taza de café.
—Normal, un poco agotado—respondió Lucas aún inquieto.
— ¿Pasa algo? Te noto extraño— comentó.
— Estoy viendo a alguien—le contó Lucas.
—Vaya, me parece bien — se alegró.
— ¿Te parece bien? —preguntó irónico.
—Pues claro, ya era momento en dejar tus aguas pasadas— comentó — Yo te dije que nadie se muere por amor—le dijo Alex.
—No lo entiendes, es una chica que llega a casa aparece y desaparece como si fuera una alucinación—le dijo y Alex le miró confundido.
— ¿Estuviste bebiendo? —pregunta Alex extrañado.
—Si, un poco.
—Conmigo no debes mentir, te conozco.
—Bueno si, estaba ahogado — confesó — Pero aun así no debería estar bien ver a una pequeña castaña con afán de control en mi apartamento.
— ¿Es guapa? — pregunta con interés.
—Alex ese no es el punto— reclama— Creo que tienes razón, voy a dejar de beber.
— ¡No! — dijo exaltado— Bebe y sal a con otras personas, mira a tu alrededor— dijo abriendo sus manos – Este es el mundo ¿Lo ves? únete a él.
—No pued…—lo interrumpió.
—Ya ha pasado un año Lucas, deja de esconderte— le pidió— La del error fue ella.
Lucas lo pensó y supo que Alex estaba en lo correcto, había estado huyendo de todos como si hubiera cometido un delito y no lo había hecho, claro que no lo había hecho. Pero si sabía que su único delito fue enamorarse de Melanie Willians, ella fue su perdición. Su traición lo había afectado emocional y socialmente, había sido la portada de las revistas durante semanas, recibiendo comentarios negativos ya que había quedado como el culpable de las acciones de la señorita Willians, se la ingenio bien para justificar su traición por la poca atención que según ella Lucas le daba. Alex había intentado miles de formas de prepararle citas a ciegas con varias mujeres, que por cosas de la vida nunca llegaban a suceder porque la mayoría de las veces Lucas no se presentaba y las dejaba plantadas.
—Tienes razón— le había dado la razón después de tanto tiempo en duelo.
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Pasaron los días y Lucas había estado muy frustrado con la idea que Emilia fuera nada más que un espíritu que vive en su lugar de hospedaje, Alex le había ayudado contratando sacerdotes, pastores y otras personas para que le ayudara a que el espíritu de Emilia desapareciera definitivamente del apartamento.
Lucas estaba a punto de caer en un profundo sueño su enorme cama después de haberse ahogado una vez más en el alcohol en su lugar habitual: su cómodo sofá.
—Acaso usted esta demente— le reprochó Emilia entrando a la habitación. — No quería hacer esto, pero llamaré a la policía, me siento obligada hacerlo— Dijo cruzándose de brazos.
Lucas inmediatamente cubrió su rostro con una de las almohadas.
—Lucas estas dormido, esto es solo un sueño— empezó a repetir— Tú sabes que estas dormido— continuó con los ojos cerrados.
— ¿Cómo es que puede entrar aquí? — preguntó la castaña.
—Es usted quien entra— respondió volviéndola a ver.
—Esto es mas serio de lo que pensaba— se dijo así misma.
Lucas volvió a la posición que anteriormente estaba.
—Por favor váyase ya, usted no existe— empezó a.
— ¿Acaso se ha excedido bebiendo alcohol? — preguntó viendo aquel hombre decir cosas sin sentido.
—Si – respondió— ¿Cuál es su problema? — preguntó bruscamente.
—Así que está escuchando voces y viendo cosas irreales— llega a esta conclusión al ver el estado de Lucas.
—Si de hecho así es— responde volviéndola a mirar.
— ¿Hace poco busco ayuda con un psicólogo?
—Si, como supo eso— dijo suspendiéndose de la cama— Aléjese de mí.