PRÓLOGO

PRÓLOGO.

Soy Kyan Hughes, hijo de Connor y Cass Hughes, los empresarios más prestigiosos de todo el continente Oceánico. Yo y mi hermana Krisstine Hughes, somos la siguiente línea al mando, los que pronto estarán a cargo de todos los bienes que mis padres han de dejarnos. Soy austriaco, un pelirrojo de curiosos ojos esmeralda, o como solía decir mi padre, unos escáneres de mentiras, pues sí, jamás me he dejado engañar en toda la vida así que he de admitir que mi infancia y las mentiras sobre que el Hada Madrina, Santa Claus y los duendes, fueron arruinadas.

Exactamente lo que pensaste al leer “solía”, mi padre, Connor Hughes, falleció, hace un año y medio, y mi madre tras su pérdida simplemente, así como si nada, decidió desprenderse del mundo de los negocios y dejarme a mí dando la cara por cada inversión, compra, pérdida y asociación de la empresa “The Double Condors”. ¿Por qué no menciono a Kriss? Ella aún es menor de edad, tan solo tiene 16, la edad que tenía Kylie la última vez que vi sus dulces y ávidos ojos miel que cambiaban a verde, dándome pistas de su humor.

¿Quién es Kylie? Kylie Hayes, la hija mayor de tres hermanos: Kylie, Ky y Kendall Hayes, los hijos de Sullivan y Sasha Hayes, los ojos, boca, manos y oídos del dinero de cada ciudadano oceánico, residente de Australia y todo el millar de islas alrededor de Australia, conformando Oceanía, el continente más pequeño del mundo. Creo que me desvié de la pregunta. Kylie Hayes, era mi mejor amiga, la castaña de mis sueños y pesadillas. Como la quería… y aún la quiero. Hace cinco años que Kylie se marchó de Australia para irse a vivir con sus hermanos a Londres. Ese nefasto incendio que obligó a Sullivan a sentir el peligro que corrían sus hijos si seguían viviendo en Australia. La familia Hayes se encontraba en peligro por un cliente vengativo al que habían negado un crédito, simplemente porque no tenía los fondos suficientes.