Corro, corro y corro, lo hago como si mi vida dependiera de eso, aunque prácticamente lo está, de esta carrera depende mi vida entera. Nunca recibí el apoyo de mis padres o hermanos mayores. Sin embargo mi hermano menor Bryan, él sí era una bomba. Siempre me apoyaba en todas mis locuras, logros, metas y sueños, igual que yo con él. Éramos inseparables, nos trataban como los bichos raros de la familia o como Bryan decía las ovejas negras del prado.
Sigo corriendo mientras pienso y pienso en todas las cosas que me han pasado en estos últimos 5 años, como mi vida a cambiado y dado un giro completo. Desde las Oportunidades que he perdido hasta la que he ganado, pero sobre todo las amistades logradas y las que creí mis amigas pero me abandonaron.
Termino de correr como acto reflejo de que ya di mi última vuelta, aunque también se que me quedé sin litros de oxígeno.
-Kadira, en tu última vuelta bajaste mucho tu ritmo, de explosivo fuiste mermando, tienes que tratar de ahorrar aire para el final o empezar con un ritmo cómodo e ir subiendo, tendrás que practicar un poco más de resistencia—me saca de mi pensamientos Marcus, mi entrenador, recordándome lo que me di cuenta.—te pondré unos ejercicios de respiración y resistencia—me informó—recuerda, que si no consigues esta carrera, no iras a las regionales y tendrás que esperar dos años más para poder ver si entras.
-Si entrenador—digo obediente.
-Bueno entonces ve a cambiarte y nos vemos mañana a la misma horas, vale—se iba pero lo tomé de la mano.
-Te puedo preguntar algo.
-Kadira ya me estas preguntando algo.
-Vale, pero otra pregunta más.
-Esta bien dime que pasa.
-Quisiera saber cuando volveremos a hablar como amigos, es que enserio extraño a mi viejo amigo, con el que podía hablar y no a mi entrenador frio—digo suplicante, Marcus me mira, se da la vuelta y se va.
Y así culmina mi maravilloso entrenamiento del día de hoy…
Hora y media después, estaba en el restaurante con mi ropa de mesera, encontrándome con mis mejores amigos Camilo y Brandon.
La verdad nuestra manera de conocernos es muy extraña y chistosa igual que nuestra amistad, pero los amo de todo modos.
Recuerdo
-Oye no puedo creer que te hayas follado a esa chica y lo digas tan campante mente como si fuese un objeto—escuche a un chico de cabello negro y ojos chocolates. Nunca en mi vida e escuchado a un chico defendiendo a una chica cuando sus amigos comentan de follar.
-Pues y a ti quien te dice que ella no habla de mi y lo bien que lo hice en la cama—expresa orgulloso un chico de negro y ojos chocolates miel.
Ohhhh… ya veo que son idénticos deben ser hermanos o algo así.
-Si Brandon talvez, pero eso no lo tienes que hacer tu, la mujeres no son objetos, los hombres tampoco. Esta bien que hay algunos que son pesados, pero no por eso las tienes que ultrajar de esa forma vale?—dice el de ojos cafés.
-Ok, hagamos algo—mira a su alrededor el tal Brando, como buscando a alguien—Hey tú… ven acá—dice mirándome.
Camino en su dirección de forma orgullosa, pecho erguido, barbilla en alto, como toda una Diva en miniatura.
-Si díganme—digo cooperativa.
-Que opinas sobre hablar de alguien después de acostarse con esa persona—dice Brandon, mientras el chico del que todavía no se su nombre solo rueda los ojos.
-Pues nunca me he acostado con nadie—pienso un rato—pero me imagino que de ambos lados es malo, ósea hay hombres que piensan que lo hacen muy bien, pero llega una chica que no le gustó lo que hacen y pues se los cuenta a sus amigas y ellas solo lo miran y ríen, eso haría que el chico se sintiera incomodó y extraño—digo resumiendo brevemente lo que mi mente analizó.
-Me encanta como piensa ella Brandon—ríe orgulloso mientras mira a Brandon—mucho gusto me llamó Camilo. Pero sigue que piensas de las mujeres.
-Bueno poniéndome yo como lo que soy, hay mujeres que les gusta que hables de ella por su manera de follar, o lo que sea. Pero al igual hay otras que prefieren el anonimato, y esas son cosas que se tienen que respetar. A mi en ninguno de los dos casos me gustaría que hablaran de mi. La verdad—les explico—y mucho gusto me llamo Kadira.
Fin del recuerdo
Brandon y Camilo son hermanos gemelos, miden 1,89, son de piel canela, tienen el cabello corto negro. Mientras Brandon tienen los ojos chocolate miel, Camilo los tiene de chocolate un poco más oscuro que el de su gemelo.
Son todo lo contrario a mi; mido 1,75, cabello es rubio y llega hasta el inicio de mi trasero, tengo los ojos verdes, y un cuerpo que para los otros atletas es demasiado formado—piensan que tomó algo para mejorar ni rendimiento y por eso estoy así… ilusos—tengo pechos, culo y muslos firmes, no estoy flaca pero tampoco gorda, me considero una chica con cuerpo normal o lo común.
-Hello Honey- el saludo habitual de Camilo—me hacías tanta falta en estas vacaciones, me moría por verte, escucharte y tocarte- dice lo último moviendo las cejas de manera sugerente.
-Hola Camilo, yo también te extrañé— me rio, cualquier persona pasando pensaría que somos una pareja, pero Camilo es Gay, lastimosamente un Gay muy guapo.
-Hey Bro, deja a Kady, debe de estar cansada de entrenar y tu molestándola—siempre el protector Brandon- Kady, ¿como va todo?
-Todo va bien Brandon y tú, ¿cómo estás?—le pregunto.
-Bien, y me alegro de que estés bien—sonríe.
-Pues yo no tengo la culpa de que tu no la extrañes tanto como yo- dice Camilo tirándose a mis brazos en modo Drama Queen y Brandon rueda los ojos.
-Hey chavales, entonces aquí se les paga para trabajar no por cuchichear, a moverse ombe—dice nuestro jefe, y es hora de separarnos y trabajar.
Mi entrenamiento para las regionales es hasta las 12p.m. luego troto un rato por el parque, me voy a casa, descanso y me aseo para venir a trabajar a las 5:00p.m hasta dependiendo la hora que todos los clientes se vayan, si se vas a las 12:00a.m entonces termino a las 1:00a.m pero si terminan a las 1:00a.m se termina mas tarde porque hay que acomodar pero si hay alguna pelear se dan declaraciones y se acomoda y eso es mucho peor.