A la mañana siguiente, me levante al parecer primero que todos en la casa, me cambie silenciosamente y tratando de no lastimarme mas y me fui.
-Vamos Kadira, corre mas rápido, alza los pies, mantente erguida—me daba instrucciones Marcus—Kadira, ayer haces 1.75 y hoy haces 1.90. ¿Qué te esta pasando? Si sigues así no llegaras a las regionales y lo sabes.
-Lo sé, pero no me siento muy bien—que bueno que por lo menos Rodolfo tuvo la gentileza de ponerse condón, eso no ayuda para que no me duela todo el cuerpo, pero tengo una preocupación menos—estoy algo adolorida—le informó a Marcus.
-Asique noche pesada—dice serio—bueno será mejor que descanse, mañana no habrá práctica—informa educadamente y se va.
Y yo me voy y me ducho, pues que pasa, pasa que estoy agotada, adolorida y estresada—abrir esa puerta de mi casa sin preguntar fue un gran error.
Esta mañana recibí el mensaje de un número desconocido.
Recuerdo
Me levante y salí de la casa de mis padres después de cambiarme silenciosamente, mientras caminaba mi celular vibró
Buenos días preciosa espero lo hagas pasado bien en casa de tus padres, me di cuenta que salías del cuarto de tu hermano, eso es muy raro no crees.
(imagen adjunto)
-L❤️
Abrí la imagen y éramos yo y Rodolfo acostados en la cama desnudos, bloque el número.
Tomé un taxi y llegué a mi casa y allí escuché mi teléfono sonar y decía padre.
-Hola pad…
-¿Por qué demonios has bloqueado el número de Leónard, Kadira, te exijo en este mismo momento que lo desbloquees—y colgó.
Fin del recuerdo
Y pues esa fue mi mañana maravillosa, ahora me encuentro cada 5 minutos un nuevo mensaje de texto en mi celular—¿como estás?, ¿qué haces?, ¿qué si trabajo?, ¿por qué no contestó?—no ha parado de vibrar, tanto que mi jefe me a regañado varias veces asique lo silencie.
A las 10 de la noche veo A Leónard entrar a el bar buscando algo, su mirada se detiene en la mía y viene caminando deprisa hacia mí.
-¿Por qué no respondes mis llamadas?—dice enojado.
-¿Qué es lo que te pasa a ti?, estoy trabajando y no tengo porque responder tus llamadas, no somos nada—reclamo furiosa.
-Pero simplemente quería saber como estabas, y como te había ido—dijo de manera relajada.
-Pues vaya manera no, primero me amenazas, luego casi haces que me despidan—respondo de forma incrédula por lo que dice—y ahora quieres decir que solo querías saber ¿Cómo estaba? Y ¿Cómo me ha ido? —ruedo los ojos.
-Pues si, además no me agrado nada que durmieras con tu hermano cuando podías dormir con... Digo que podrías ir a tu casa y dormir—cambio la Oración rápidamente.
-Me vale, lo que pienses y no es de tu incumbencia—recrimine—Si no es mucha molestia no te metas donde no te incumbe—digo serena
-Tenemos que hablar.