Kadira

CAPÍTULO 9

A pasado dos semanas en las que he recibido todo tipo de mensajes de Leónard, desde fotos hasta advertencias, al parecer no le gusta que ningún chico se me acerque mucho menos Brandon y aún peor me prohíbe hablar con nadie—iluso—yo simplemente me limitó a ignorarlo. 
-¿Estas haciendo los ejercicios que te mandé?—me pregunta Marcus. 
-La verdad no, es que no tengo tiempo de nada—respondo cansada de correr. 
-Bueno Kadira, como quieres mejorar tu rendimiento si no haces lo que te aconsejo como entrenador. 
-Lo siento, enserio, pero estoy cansada, es como si mis ganas de vivir se fueran de la noche a la mañana. 
-Bueno haremos algo—preste atención a lo que decía—que tal si nos encontramos en un parque cerca de tu casa a las 4 de la mañana y corremos, así te digo que tienes que hacer y tienes un poco de compañía—sonreí porque esa idea me agradaba, siempre me a hecho ilusión la idea de correr con Marcus a mi lado. 
-Me parece perfecto, nos vemos mañana—me despedí con una sonrisa dándole un beso en su mejilla.

Aun recuerdo la primera vez que vi a Marcus vaya tiempo aquel.

Recuerdo 
Estaba perdida buscando la facultad de comercio en la universidad. 
-Disculpe. ¿Me podría indicar donde queda el área de comercio aquí? 
-Claro, queda al otro extremo de este edificio, a mano derecha—me respondió el chico de cabello castaño. 
-Muchas gracias—agradecí partiendo. 
-Mejor te acompañó, talvez te pierdas—sugirió 
Avanzamos de forma silenciosa, dando una curva al edificio donde estábamos. Tomé ese tiempo para observar su piel caucásica, su cabello oscuro de tonos castaños y unos ojos cafés profundos que con una mirada me hacían sentir algo que hace años yo no tenía. Paz y tranquilidad. 
-Y dime, haces ejercicio o algo por el estilo—dijo, rompiendo el silencio incomodo—a disculpa me llamó Marcus, estoy en la facultad de educación física, donde acabamos de salir—aclaró. 
-Mucho gusto Marcus, me llamo Kadira, y respondiendo a tu pregunta, abecés, cuando estoy estresada o solo para distraerme, ya sabes un pequeño escape. 
-Bueno para mi tienes pinta de corredora, es lo que haces verdad. 
-Si—lo miró sorprendida—¿Cómo sabes eso? 
-Fácil de responder—dice con una sonrisa risueña—te acuerdas que estoy en la facultad de educación física, asique una de nuestras clases es ver el potencial de las personas en el área atlético. 
-Me parece genial, espero en algún momento de mi vida puedas ser mi entrenador, me encantaría ganar carreras y todo eso, siempre a sido mi sueño. 
-Y a mi me encantaría entrenar te y que llegues a ganar muchas carreras conmigo como entrenador—dice—bueno ya llegamos espero disfrutes tu primer día y nos veamos en los descansos—dice despidiéndose. 
-Vale, muchas gracias. 
Fin del recuerdo

Y es así como iniciamos una linda amistad para él, pero para mí es algo más que una simple amistad o hermandad, aunque ahora como entrenador es mucho más callado, no hace bromas, ni nada por el estilo. Me sorprende grandemente que me haya eso esa proposición.




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