Kadira

CAPÍTULO 11

Mientras camino me llegan tantas cosas a la mente, desde cuando dejo que mis padres digan ¿con quien puedo casarme?, ¿Cómo puedo casarme?, ¿Dónde puedo casarme? Y muchas preguntas más, es que desde cuando yo perdí la riendas de mi vida y me dejó manipular por mis padres, extraño tanto a Bryan, sus consejos, porque aunque fuera más pequeño que yo, de todos modos era bueno dando consejos. Lo extraño tanto.

Al llegar a casa me encuentro con Rodolfo, y evitó evitar rodar los ojos. 
-Te estaba esperando—dice al verme llegar. 
-No me digas—mencionó irónicamente 
-Me dejaras entrar o te quedaras allí parada. 
Sacó la llave de la casa y procedo a abrir la puerta, dejó que pase Rodolfo y yo sigo después de él. 
-¿No te vas a casar de verdad?—pregunta firme y serio. 
-No—digo de forma seca—además a ti que te importa si lo hago o no? 
-Me importa porque no quiero que lo hagas. Sabes que te amo Kadira, no puedes hacerlo—veo un sentimiento de miedo en sus ojos. 
-Pues tu opinión no me interesa, somos hermanos eso es una locura—aclaré—y si solo viniste a eso, retiraré de mi casa—digo abriendo la puerta. 
Pero al abrir la puerta me encuentro a Leónard que iba a tocar la puerta—y ahora si llego el día, tercera guerra mundial—suspiro. 
-¿Qué hace este aquí?—dice Leónard enojado. 
-Yo debería de hacer esa misma pregunta, pero la verdad no me importa—contesta Rodolfo desviando la mirada y cruzando los brazos. 
-Bueno entonces te puedes ir por donde viniste, tengo cosas que hablar con mi prometida y tu hermana—dice recalcando la palabra hermana. 
-Pues yo estoy hablando con mi hermana asique tu puedes esperar o venir otro día o….—se pone el dedo índice y pulgar en la barbilla de forma pensativa—nunca jamás de los jamases. 
Yo solo me limitó a sentarme y encender la TV mientras ellos hacen una guerra de quien mea más lejos. 
-…El punto es que ella se casara conmigo y no puedes hacer na...—dice Leónard, pero es interrumpido por el timbre de la puerta. Los dos me miran esperando a que atienda la puerta. 
Abro y me encuentro a mis padres y a Meriam parados en la puerta. 
-Hija vinimos a saber si quisieras que tu boda fuera al mismo tiempo que con Meriam—dice mi mamá feliz—ya sabes una boda doble, se comparten los gastos y esta mas grande y bonito.

Dicen entrando a mi casa, donde encuentran a Rodolfo y Leónard mirándose de manera desafiante. Al darse cuenta trataron de disimular pero todos se dieron cuenta de la rivalidad. 
-¿Qué está pasando aquí?—dice mi padre con tono de voz moderado

 




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