Kael El Dios Del Fuego

23: HISTORIAS DEL PASADO

En lo alto de un edificio gubernamental blindado en el centro de Washington D.C., las oficinas del FBI bullían con actividad. Monitores satelitales, mapas geoespaciales y una maraña de datos eran analizados por agentes y técnicos. Entre ellos, el equipo especial liderado por Yelena Hardy se mantenía en una sala cerrada, acompañados por la visitante estelar que aún no revelaba su verdadero origen… hasta ahora.

—Queremos saber con quién estamos tratando —dijo Teresa, cruzada de brazos junto a una consola—. No podemos ayudarte si no confiamos en ti.

La joven de cabello plateado asintió suavemente. Su postura era firme, pero no desafiante. Casi serena.

—Mi nombre es Aysha —dijo con voz clara—. Vengo del planeta Glacerya. Mi mundo está alineado con otros que forman un equilibrio entre fuerzas elementales. Y mis amigos… los tres que buscan… son parte de ese balance. El problema es que alguien que no debía tomar el poder, lo ha hecho.

Yelena, que hasta ahora había permanecido observadora, intervino sin rodeos.

—¿Ese alguien es el hombre que mató a los reyes de Ignis?

Aysha asintió, más sombría.

—Su nombre es Tharion. Con el orbe del fuego en su poder, no se detendrá. No hasta consumirlo todo.

Valentina, de pie cerca de la ventana, chasqueó la lengua con fastidio contenido.

—¿Y Kael lo dejó escapar?

—Kael fue traicionado, igual que sus hermanos —respondió Aysha, sin rencor, pero con firmeza—. Él no tiene ese orbe. Ni lo buscaba. Solo quiere volver a su mundo y protegerlo.

Las palabras quedaron suspendidas en la sala. Nadie respondió de inmediato, pero algo en el tono sincero de Aysha logró que los rostros se suavizaran. Por un instante, incluso Valentina bajó la guardia.

En una esquina de la sala, Sophia trabajaba entre pantallas, rastros de energía térmica y registros satelitales. Sus dedos se movían rápidos sobre el teclado hasta que una notificación apareció.

—Lo tengo —anunció, girándose hacia todos—. Kael ha salido del norte de Japón. Va camino a Seúl.

A miles de kilómetros, en un barrio tranquilo al borde de un antiguo bosque japonés, Kael, Aeris y Aenara caminaban sin rumbo exacto. Habían aprendido a reducir su temperatura, a no alterar el entorno con su presencia ardiente, y eso les permitía moverse entre los humanos con más libertad. Vestían con ropas locales, sencillas, y sus ojos observaban con fascinación la armonía de este mundo.

En un pequeño templo rodeado de árboles rojizos, un anciano barría el suelo de piedra cuando los vio acercarse. Aenara fue la primera en saludar, con cortesía. El anciano, sonriente, los invitó a sentarse bajo un cerezo florido y les ofreció té.

—Ustedes no son de aquí, ¿verdad? —preguntó con una voz suave.

Aenara sonrió, sin responder. El anciano rió.

—No importa. Este planeta ha visto muchas cosas. Hace algunos años, un ser cayó del cielo con un poder que nadie comprendía. Un orbe oscuro, muy poderoso. Pero no era malvado. Solo… diferente.

Aenara inclinó la cabeza, intrigada.

—¿Y qué pasó con él?

El anciano suspiró.

—Lo enfrentó una joven. Valiente, fuerte. Casi muere, pero logró vencerlo. Dicen que ella guarda un poder extraño desde entonces… algo que no es de este mundo. No sé si es verdad, pero desde ese día, el cielo aquí nunca ha vuelto a ser el mismo.

Aenara se quedó en silencio, procesando cada palabra. No dijo nada a Kael ni a Aeris en ese momento, pero algo en su interior se encendió. No por la historia… sino por la conexión. El orbe que Tharion llevaba… el que estaba usando para conquistar. No era el único. Y si la Tierra había enfrentado algo similar antes, quizás ese eco del pasado aún podía ayudarlos.

Mientras tanto, en la base del FBI, Sophia ampliaba el mapa en una pantalla gigante.

—Está volando bajo —comentó—. Casi sin dejar rastro térmico, pero el patrón es claro. Saliendo de Japón. Dirección Seúl.

Yelena se giró hacia Aysha.

—Parece que tus amigos siguen en movimiento.

Aysha miró la pantalla, con determinación renovada.

—Entonces sigámoslos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.