Soy de los que piensa que al quebrarse un amor, su esencia ha de morir en tus adentros. Y su memoria para ti luego se vuelve eso. Muerte. Pero una muerte con aprecio. Una muerte que te desgarra en el luto, pero que tras su réquiem de lamentos ha de llegar un instante de renacimiento. Instante en que un nuevo horizonte se abre frente al crepúsculo, volviéndose la antesala de una nueva obra, una nueva tragedia en este acto al que llamamos "Amor".