Y así miro a la ventana, dejando caer mis ojos al vacío del Kairos. Vacío en donde puedo verte, aunque sea a la distancia…
¿Por qué? ¿Por qué busco verte, si ya te has ido? ¿Por qué pretender buscar a quien no desea ser encontrada?
Eso mismo es lo que le pregunto a la ventana en este momento. Y vuelvo a preguntarle, aunque no me responda...
No la culpo, señores. No la culpo.