Café. Café con helado que derramaría en su espalda.
Café con helado y hojas al viento. Y aleteo de aves sobrevolando el estanque.
Café con helado y gotas de tinta. Gotas de tinta que arañan las hojas. Y le besan. Le besan. Le abrazan. Le muerden. Deslizan sus yemas sobre su vientre. Le tocan. Le tocan hasta morir.
Las hojas sienten su frío, en tanto mis labios disfrutan su trago. Su sabor. Vainilla, salsa, crema, hielo, hielo y moka, roces del Kairos. Y el aroma de su piel.
El aroma.
Su aroma. Cebada tostada en seda tigreña.