Poema LVIII

Cuatro lirios ya marchitos y uno que ha perdido su pétalo, todo por la falta de tino de un grupo de simios ciegos en ira. ¿Y no se supone que somos una raza evolucionada?

 Claro, y luego vendrán feministas a gritar “ni una menos”. Y en su pos vendrán Kastbelivers a gritar “No todos los hombres”, mientras que aquel pequeño lirio tan solo desea el llorar a solas.

 ¡Jo! ¡Y faltaba más! ¡La estrella principal! Carroñeros de las redes aleteando en el vaivén de sangre y gritos mientas que los cerdos cuentan su oro, jugando a veces a dos bandos arrastrando a su lodo a las mismas que decían proteger. Y todo, todo da vuelta en esta sucia rueda. Todo. Todo para que luego los lirios decaigan solos entre los restos de aquella juerga. ¡Jo!

 ¡¡Muy bien, suficiente!! ¡Prensa, llévate a tus perras! ¡A montar su circo a otra parte! Dejen que ese lirio descanse tranquilo.

 Descansa tranquilo, pequeño lirio…