¿Quién estaría tan loco, me pregunto, para contar uno a uno los granos de la arena? Alguien tan paciente como la Muerte, digo yo. ¿Puesto que quién más está siempre a mi lado contando los pasos del Padre Tiempo, ansiosa, sí, pero calmada, calmada porque sabe que no más tarde que pronto yo habré de tomar su mano para llevarle flores a mi abuela?
¿Quién más que la Muerte es tan paciente como para contar uno a uno esos granos de arena llamados “Humanidad”?
¿Quién más que ella cuenta una a una todas las velas que se apagan en cada cumpleaños y en cada funeral?
¿Quién más, señores? ¿Quién?
¿Quién?