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Para que la luz exista, debe existir la oscuridad.
Ambos se complementan entre sí, y ninguna puede estar sin la otra, ya que para que algo brille debe haber un lugar en dónde hacerlo.
Son opuestos, pero aun así se atraen. Como tú y yo, mi bella princesa, diferentes pero armoniosos el uno con el otro; distintos pero iguales. Eres mi alma gemela, y yo tu media naranja.
Sin ti, mi vida carece de luz, y sin mí, la oscuridad te parece aterradora porque no estoy a tu lado.
No te puedo decir si lo que sentimos es bueno o malo, pero el amor tampoco lo es. Si tú eres feliz así, yo también, porque tu alegría es mi mayor sueño.
Dicen que la oscuridad es el camino para llegar a la luz; yo soy tu camino, y tú eres mi destino. Sin embargo, a veces la tentación es más grande, y terminas perdiéndote en la maldad, si eso ocurre estaré a tu lado, para perdernos juntos.
De Apolo a Atenea.
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