Kao: Guerra Samurái

2 - Desaparición

Kao: Guerra Samurái

Capítulo 2

DESAPARICIÓN

 

      En el año 522, es decir, cuatro años después del nacimiento de Kao Takeda, hijo del emperador Takeda y la señora Takeda, el pequeño heredero había cumplido recientemente sus primeros cuatro años de edad. Para celebrar su cumpleaños tomó lugar una fiesta verdaderamente abundante. Bebidas excéntricas y costosas importadas de otros países, la mejor versión de comidas locales del país de Ceres, y hasta platillos muy costosos y únicos a los que solamente tendría acceso el emperador en situación normal. Era tan extravagante como ninguna otra fiesta que un campesino pudiera hacer, ni siquiera el mas rico de todos. Como prueba de excelencia y prestigio la celebración se llevó a cabo en una habitación inmensa y totalmente dedicada al evento en la Torre Suprema, hogar de la familia del emperador del clan Atsuko, donde los cumpleaños y celebraciones de la familia del emperador tomaban lugar. Derrochar tal exagerada cantidad de dinero en una fiesta jamás se les permitiría a habitantes del pueblo, pero al tratarse de la familia suprema, incluso más dinero se acababa gastando. Era la ley del emperador que todos debían aceptar.

      Sin embargo, no muchos tuvieron el privilegio de poder asistir, siendo algunos pocos afortunados que fueron seleccionados por el propio emperador los que disfrutaron del banquete junto al pequeño niño y sus padres. Esos afortunados tuvieron el honor de poner ambos pies dentro de la Torre Suprema, lo que ya era toda una hazaña, y comer en la misma lujosa mesa que el flamante Mako Takeda y su hijo. Entre los asistentes estaba gente especial como los shoguns, algunos samuráis de confianza de la familia Takeda, el curandero personal del pequeño Kao, el prestigioso médico Taiki, amigo de la familia del emperador, los padres tanto del emperador Takeda como de su esposa, la hermana de la señora Takeda, y por supuesto, los sirvientes de la familia suprema, aunque no como invitados, claramente.

      Si la celebración se debiera al cumpleaños en el que el hijo varón mayor del emperador cumple 16 años, momento cuando se vuelve apto para ser emperador, entonces es posible que incluso representantes de otros clanes del país de Ceres asistieran. Por supuesto que serían clanes que mantuvieran una buena relación histórica y política con le clan Atsuko, por lo que el clan Folkang jamás podría asistir. De hecho, el emperador no querría ni siquiera a uno de sus miembros cerca del pueblo del clan.

      A varios días de la fiesta Kao recobró su vida normal. Ya no había decenas de personas observándolo y riéndole en la cara con el único objetivo de ganarse una sonrisa como respuesta que pueda impresionar al emperador. Se encontraba sentado en su cuarto en la Torre Suprema, uno bastante simple y pequeño, jugando con sus juguetes de ninjas de madera. Pero no estaba jugando solo. Junto a él, y con un juguete de un ninja en su mano, se encontraba una Oiran. Una Oiran era una mujer dedicada al entretenimiento y satisfacción de las necesidades de quien la contrate. Algunos les pagaban respetando su trabajo y otros las tomaban como esclavas. Sin embargo, desde que Mako Takeda era emperador en el clan Atsuko se prohibió el abuso a estas mujeres al poner la pena de muerte como castigo. Esta Oiran en particular era una de las Oiran favoritas de la familia Takeda, por la que recibía un trato óptimo y se le pagaba generosamente. Recientemente, su trabajo había estado centrado especialmente en cuidar del pequeño Kao mientras el emperador y su esposa estaban ocupados.

      —¿Quiere que ahora yo sea la bella dama en apuros, su majestad Kao? — le preguntó la joven mujer con una sonrisa mientras agachaba su cabeza para alcanzar la del niño.

      —¡Si! ¡Yo quiero ser el héroe samurái ahora! — respondió el pequeño Kao muy emocionado, intercambiando juguetes con la cuidadora.

      —Entonces prepárese, su majestad. ¡Aquí viene el temible oso pardo! — respondió ella y sacó de detrás de su espalda un oso de madera.

      —¡Señorita, dijimos que no usaríamos el oso! — se rio a carcajadas el niño.

      Tras un intenso combate entre el héroe ninja, controlado por Kao, y el malvado oso pardo controlado por la mano izquierda de la cuidadora para rescatar a la dama controlada por su mano derecha, accidentalmente, la mano derecha de Kao rozó la piel de la mujer. Por supuesto que el juego que estaban jugando no requería de contacto físico entre ambas personas, bastaba con que lo tuvieran los juguetes, sin embargo, ocurrió. Y las consecuencias no fueron buenas...

     ­ —¿S-Señorita?

      La cuidadora ya no estaba.

      Tras aproximadamente una hora, Ayame, su madre, ingresó en la habitación solo para encontrara Kao llorando desconsoladamente en posición fetal sosteniendo su juguete con fuerza como si fuera el único aliado que encontró en un momento de miedo.

      —¡¿Kao!? ¡¿Qué te ocurre?! — Ayame corrió a toda velocidad hacia su hijo, solo para sostenerlo entre sus brazos y abrazarlo fuertemente sin importarle que su largo cabello oscuro moleste al niño.

      —¡La s-señorita, mamá! ¡La señorita! — gritó el niño entre lágrimas de desesperación y con una voz casi inentendible.

      Fue entonces cuando su madre recordó que “la señorita” era la forma que tenía Kao de llamar a la Oiran que lo cuidaba. Comenzó a revolear los ojos de izquierda a derecha y de arriba a bajo, registrando cada rincón del cuarto con su mirada, pero no la encontró. “¿Acaso salió del cuarto y dejó a Kao solo?” pensó ella, aunque rápidamente se respondió: “Por supuesto que no. Ella es consciente del peligro de caminar sin permiso por esta torre, más aún cuando los shoguns se encuentran aquí”. Sin una respuesta, tomó a su hijo y lo llevó al jardín floral de la torre, para que su hijo pudiera tomar aire, calmarse, y así lograr mantener una conversación con ella. Tras varios minutos haciendo bailar a su cuerpo entre las coloridas flores al ritmo de una dulce canción de cuna que tarareaba, el niño se calmó.



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En el texto hay: politica, sobrenatural, guerra

Editado: 01.03.2023

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