Karion: Reencarnación en lobo

Halcón de trueno, lluvia y aullido

El sol ya había atravesado un tramo bastante significativo del cielo desde que yo había empezado a practicar con la creación de hielo a partir de la magia, y seguía tan emocionado y enfocado como al principio. Era todo un proceso generar cada una de esas esferas o lanzas de hielo, pero era divertido, complejo, aunque no difícil si demandante y el resultado terminaba siendo todavía más satisfactorio que el proceso en sí mismo, simplemente me estaba dejando llevar haciéndolo con una sorprendente pasión, estaba inmerso en el uso de la magia. Después de todo este tiempo de práctica finalmente el ocaso ya mostraba indicios de empezar y la caída de la noche se complementaba con unas nubes grisáceas de tormenta que se aproximaban rápidamente desde el horizonte, amenazando con cubrir el cielo. Incluso se escuchó levemente el sonido de un relámpago a la distancia.

 

Durante mi practica había logrado realizar 10 lanzas de hielo sin contar la primera, además de prácticamente congelar toda el área próxima a mí de la superficie del riachuelo, montando un pequeño dique en el proceso. Justamente a raíz de eso, conforme había terminado de formar y arrojar la última lanza de hielo, empecé a sentirme ligeramente mareado, por lo que decidí parar pensando en que aquel seguramente era mi límite respecto al consumo de maná. Hasta este punto ya había logrado recuperarme un poco, por lo que viendo lo fructuosa que resulto mi práctica y que aparentemente anochecería pronto decidí dirigirme hacia mi refugio tan pronto como hubiese descansado un poco más.

 

A partir de mis experimentos pude darme cuenta de algo muy curioso y es que dependiendo de si empezaba a controlar el agua del arroyo y luego la volvía hielo o de si el hielo lo generaba a partir de mi maná había 3 variantes. La primera era la dureza del hielo, si era hielo mágico parecía ser mucho más puro, denso y por consiguiente duro, aunque esto también variaba en función de la cantidad de maná que utilizaba para determinado volumen; mientras que el hielo generado a partir del agua tenía una dureza apenas ligeramente superior que lo que era hielo natural. La segunda variante era el cansancio que iba acumulando en mi cuerpo, siendo por mucho más agotador el generar hielo mágico. La tercera variante era la calidad del hielo, siendo que el hielo mágico era mucho más claro y mostraba una coloración azul celeste bastante fuerte incluso hasta el punto de que apenas y se derretía llegando a irradiar un poco de aire frío a su alrededor, en contraste con el hielo generado a partir del agua que se miraba como un hielo normal, ligeramente opaco, y que se derretía de forma ordinaria conforme al paso del tiempo.

 

Me pare de mi lugar de descanso a la orilla de manera que empezaba a caminar rumbo a mi pequeña formación rocosa cuando un sonido cercano proveniente del agua me llamo la atención, en conjunto con un aroma que no me resultaba familiar. Al voltear a ver por pura reacción pude apreciar lo que parecía un pez de aspecto común viéndose atorado entre la corriente y el que había sido mi experimento en forma del dique de hielo, el cual obstaculizaba el fluir del arroyo. Aunque todavía nadaba nerviosamente tratando de encontrar una forma en la que continuar su camino, el pez se miraba bastante indefenso, dándome una idea en el proceso. Y es que no me vendría nada mal un poco de alimento adicional para más tarde, pues no sabía cuando volvería a tener la oportunidad de conseguir comida. Además, pensaba pescarlo con una lanza de hielo y la práctica con un objetivo móvil era algo bastante valioso.

 

Motivos por los cuales me volví a acercar a la orilla y, de la misma manera en la cual estuve practicando todo este tiempo, volví a generar una lanza mágica de hielo. Para ese punto tardaba bastante menos que la primera vez que lo intente, aunque todavía necesitaría más práctica para utilizarla en combate; de todas maneras, lo que me afectó fue que conforme dejaba fluir el maná fuera de mi cuerpo me empecé a sentir más cansado y mareado, pero aun así continúe hasta formarla. Al abrir los ojos la vista la tenía algo nublada, aunque afortunadamente solo me duro un par de segundos a pesar de que el mareo ligero todavía persistía. A pesar de eso seguía controlando la lanza de hielo que formé a partir de mi maná sin perder la concentración en ningún momento. Así pues, me dispuse a finalmente realizar mi pesca, primero posicionándome adecuadamente y concentrándome en el movimiento del pez.

 

El pez no tenía ninguna idea del que en pocos segundos iba a ser su destino, por lo que seguía moviéndose de una forma ligeramente caótica solo tratando de atravesar el hielo. Anteriormente para apuntar hubiera usado la vista tratando de atinar casi por suerte, pero ya no más. Podía sentir en varios niveles como cada ser vivo tenía maná fluyendo dentro suyo y el pez no era la excepción, incluso si me concentraba lo suficiente podía sentir el sonido que producía al moverse formándome una imagen sorprendentemente clara del lugar que ocupaba y hacia donde seguramente se movería. Al final era algo simple, hice que la lanza empezase a girar y simplemente la lance atravesando al pescado en el costado y deteniendo su caótico movimiento. La lanza de hielo lo había dejado clavado al lecho del poco profundo arroyo, por lo que el pescado se asomaba ligeramente sobre la superficie y ya solo necesitaba acercarme a recogerlo.

 

Empecé a aproximarme lentamente pensando en que podría descansar con comida en mi refugio y que finalmente estaba encontrando una forma de vivir en el bosque cuando un rayo azul de gran brillo, intensidad y rapidez se aproximó en un destello hacia la que iba a ser mi comida para recogerlo y volver a ganar altura. Instintivamente retrocedí en un salto ante la sorpresa y cuando pude volver a alzar la vista para ver en la dirección en la que la luz azul se había dirigido quedé completamente impresionado ante la vista de un magnífico halcón, el cual desprendía o incluso parecía estar conformado de rayos y electricidad en conjunto con unas hermosas plumas plateadas, azules, blancas y moradas que se disponían agresivamente en sus grandes alas, cola y resto del cuerpo; el cual sobrevolaba victorioso con mi pescado entre sus filosas garras negras mientras me daba un rápido vistazo para volver a retomar su vuelo con una gran velocidad y perderse en el cielo.



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En el texto hay: romance, magia, reencarnación

Editado: 12.03.2021

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