Karion: Reencarnación en lobo

Sueño lucido, viaje y la carga del jabalí

Nuevamente me encontraba en un ambiente extraño, todo parecía mas iluminado, difuso e incluso blanco. Frente mío había un pequeño santuario en el medio de una laguna al que se accedía por un camino de piedras en el agua. No sabia como había llegado ahí, aunque la sensación general del ambiente me parecía familiar, demasiado, era como si se tratara de un sueño. Tenia que ser un sueño, uno en el que parecía estar consciente como espectador de mi entorno como en tantos otros sueños en los que había estado, solo que ahora había una diferencia, tenia control sobre mi cuerpo de lobo. Conforme pasaba el tiempo me estaba convenciendo cada vez mas de que se trataba de una invención de mi mente, un sueño lucido específicamente, aunque aun asi no tenia control sobre el entorno e incluso mis sentidos se hallaban en extremo distorsionados.

 

Estaba tratando de ver a los alrededores cuando una suave brisa portadora de las hojas de otoño nuevamente capto mi atención, se dirigía hacia el centro del pequeño santuario.

 

—Acércate —me indico la misma voz del viento a través de la brisa, ahora mucho más audible.

 

Lentamente me fui acercando hacia el santuario al mismo tiempo que frente mío se formaba una difusa figura femenina compuesta de luz y aire. Era impresionante y emanaba un aura de gran poder y autoridad asi como también de gran calma, que aumentaba conforme seguía tomando forma. Para cuando la figura estaba casi definida llegue a la ultima piedra que daba lugar al santuario.

 

—Es necesario que hables conmigo y que te informe de ciertas cosas que necesitas conocer, pero por este medio no nos queda mucho tiempo. Tendrás que llegar al gran árbol del bosque donde reside todo mi poder y solo entonces podre transmitirte lo necesario. Apresúrate, pues el tiempo corre para todos. —Conforme decía lo último, casi como un susurro, la figura empezó a dispersarse liberando el viento y la luz que estaba conteniendo.

 

—Espera… ¿Quién eres? —pregunté aun cuando los últimos remanentes de su luz todavía permanecían en posición y todo lo demás se cubría de blanco.

 

—Lo sabrás en su momento —respondió mientras se terminaba de desvanecer.

 

Todo ante mí se cubrió de una luz cegadora y antes de que pudiera reaccionar de cualquier manera desperté con una brisa acariciando mi frente dentro de mi refugio de piedra. Diferente a cualquier otro sueño similar que había tenido antes en este era completamente consciente de la situación y no un observador más, tenía libertad de interactuar. Incluso al despertar estaba en calma y sereno, no perturbado como en tantos otros sueños. Además no parecía ser un simple sueño, al menos no como una invención de mi mente, la misma hermosa voz que me había estado hablando a través del viento fue la misma que pude percibir en ese momento, era más como un mensaje con el sueño como medio.

 

Claramente me estaba encomendando la misión de llegar hasta el gran árbol, aquel que había visto la primera vez que observe el valle al salir de la cueva, ese imponente gigante blanco que se alzaba con supremacía por entre las demás copas de los árboles y que yacía profundo en el centro del gran bosque. Lo que me preocupaba es que iba a ser un viaje largo y peligroso, pues yo apenas estaba en las zonas exteriores del bosque y no sabía cuantos días me iba a tomar atravesarlo y peor aún, que peligros podía encontrar. Yo estaba cómodo con la forma en la que me había estado acostumbrando a vivir los últimos días y seguramente podría ignorar el mensaje, pero había algo que me llamaba y mi instinto me decía que era en verdad importante. Principalmente porque no cualquier ser debería tener la capacidad de transmitir un mensaje a través de los sueños de los demás. Además no había nada que realmente me atara a este pequeño refugio y en el fondo me gustaba tener un propósito.

 

Tras mucho pensarlo finalmente me decidí por emprender mi viaje ese mismo día, retrasarlo solo iba a ser peor, por lo que aprovechando que todavía estaba amaneciendo empecé a caminar dejando atrás mi refugio de piedra. Tenia un sentido de la orientación ya relativamente desarrollado por la zona en la que estaba, sabia de donde había venido y la geografía cercana al arroyo, además de que no era difícil ubicar el gran árbol por sobre el horizonte con agarrar un poco de perspectiva. De esa manera el camino parecía ser relativamente recto, pero la distancia todavía resultaba intimidante además de que el gran cuerpo de árboles llegaba a ocultar ante la vista cualquier obstáculo que hubiera de por medio. Ya cuando había recorrido la parte que correspondía a mi recorrido diario me detuve en el arroyo donde aproveche para beber y darle un ultimo vistazo a la zona en la que había practicado mi magia por tanto tiempo. Bien podía ser que solo hubiese estado poco mas que una semana, pero los días eran por mucho mas largos de lo que yo estaba acostumbrado dando lugar a que se sintiera como mucho más tiempo.

 

Una vez me iba a retirar escuche un sonido familiar en el cielo, era el canto del halcón que estaba sobrevolando la zona. No se acercó a saludarme, pero mínimo estaba feliz de que hubiese regresado y todavía mas de que estuviese consiente de la dirección que estaba tomando. Me seguí adentrando mas y mas dentro del bosque conforme el sol recorría el cielo. A pesar de la distancia que estaba atravesando, prácticamente a ciegas, todavía resultaba en un viaje agradable con todas las criaturas y plantas que estaba observando. Otro factor que me ayudaba es que prácticamente no estaba sintiendo cansancio ni agotamiento, estaba pudiendo recorrer grandes distancias en terreno irregular prácticamente sin tener la necesidad de parar a descansar en ningún momento.

 

La noche se iba acercando y a pesar de que realmente no tenia necesidad de parar a buscar un refugio sí que me dispuse a hacerlo. Esto era porque aunque en el día estaba relativamente consiente de las criaturas que habitaban el bosque, no lo tenia demasiado claro en la noche, más porque normalmente casi no me movía a esas horas. Como humano otro de los motivos de porque descansamos conforme cae la noche es porque tenemos mucha dificultad para ver en la oscuridad. Sin embargo ahora yo no tenía ese problema, al contrario, pero también era consiente que normalmente las criaturas nocturnas son aquellas que depredan en ese ambiente privado de luz.



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En el texto hay: romance, magia, reencarnación

Editado: 12.03.2021

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