22/06/2014
Hace mucho que el nombre de mi madre no es mencionado en casa. Mi padre piensa que la odio, y que no hay rastro de ella en mi corazón y mente. Lo que es triste para mí, para él es algo por lo que celebrar.
Esto me ha costado, porque sí. Yo soy la que ya no la menciona, la que muestra indiferencia si sale un tema de ella. Incluso como aquella vez que salió el recuerdo de mis dos años de edad.
Cuando aprendí a caminar. Mi familia estaba en el parque, era el cumpleaños de mi primo Robert, mis padres estaban sentados en el pasto junto conmigo, y de un minuto a otro me paré a gatear. Mi mamá me impulsó a caminar, mi papá confió tanto en mi madre y en mí, que sacó la cámara. Y así fue como di mis primeros pasos.
El recuerdo fue grato, mi cara lo demostraba, las lágrimas que querían escaparse iban a delatarme, así que me paré frenéticamente, y salí disparada hacia mi habitación, azotando a la puerta.
Mi padre un rato después, tocó mi puerta pidiendo el paso yo se lo di. Conversamos unos cuantos minutos, y a lo que pude observar, se veía contento de mi actitud. No mostraba nada de arrepentimiento.
Porque no sé si no tiene tristeza alguna al quitarle lo más preciado a su hija, ¿no es así papá?
Johana es lo contrario. Me dice que aunque no conocí a mi madre, está segura de que me amó mucho. Porque claro, mi papá no es tonto, no habla de Sol delante de ellos.
El plan sigue en marcha, siempre lo estará. Porque necesito acabar con el asesino de mi madre, haré que descanse en paz. Y que él se vaya al infierno.
No creo que me vaya a hacer algo a Johana, mucho menos a Iker. El plan no aplicará con ellos.
Mi madrastra y mi padre, se casaron hace un año. Y hace unos meses fueron a celebrar.
Por mi parte, no he tenido novio, y tampoco lo he necesitado. No me puedo distraer en estos precisos momentos.
El 14 de enero del 2013 estuvimos en el cementerio. Fuimos a visitar a mi estrella favorita. El no visitarla el día de su cumpleaños era extraño, cada 26 de Enero dolía un poco más al ver las fotos de años pasados cuando estaba llena de su pastel.
Después pasamos a la casa de su ahora esposa. El plan de mi padre era comunicarme su boda, lo quiso hacer ver como si me estuviera pidiendo permiso, como si esperara que yo aceptara, cuando solo era otra cara para hacerse pasar por el bueno con Johana. Yo nunca estuve de acuerdo, aunque haya dicho que sí. Todo para no levantar sospechas, para no mostrar que aún la muerte de mi mamá... Dolía.
Y dolía más porque quizás pude haber prevenido su muerte. Si tan solo yo hubiera escuchado más, la hubiera visto a detalle. Quizás la pude haber salvado...
Perdón, mamá. Perdóname por todo...
Sé lo que quiero estudiar.
Seré médico forense criminalística. Son carreras difíciles de estudiar, sobretodo porque lo haré al mismo tiempo. Pero voy a poder, no tengo tiempo que perder. No puedo permitirle la vida a un asesino sin piedad.
Ahora empecé un taller sobre los temas, para prepararme desde antes. Y para estar mucho más preparada. La carrera es muy buena e interesante. Son muchas cosas, pero ya estoy preparando todo.
—Hija —habló mi papá, desde la sala.
—Dime, padre.
—¿Podrías venir un momento, por favor?
—Claro —. Dije levantándome de mi asiento, y dejando mi pluma sobre la libreta donde hacía mi tarea.
Camino por el pasillo, pensando en qué querrá decirme. ¿Y Johana e Iker?
—¡Nena! —saluda, Iker, abrazándome.
Le he agarrado un gran cariño, es un buen niño, muy dulce.
A lo que veo, los tres visten de la misma manera, ¿qué tramaran?
—¿Qué necesitan? —pregunto, sentándome.
—Elena, nosotros queremos darte un hermanita. —declara Johana. Y yo no sé cómo reaccionar, mi corazón se acelera, y mi respiración se corta.
Esto no me puede estar pasando a mí