Kassandria. La Ciudad Perdida

Cap. 04 Más fuerte que el odio

 

Jensy llegó a las puertas del palacio real en compañía de su séquito, sin embargo, cuando intentó entrar salió despedido hacia atrás, y mientras Weiss y Übel lo ayudaban a ponerse de pie, Raziel había sonreído con malignidad.

  • ¿Qué demonios sucede ahora?  --  preguntó Jensy
  • Creo que tendrás que someterte a la cortesía de mi esposa  --  puntualizó Raziel
  • ¿Qué?  --  preguntó Jensy con evidente ira

Kaylo miraba a su hermano casi con horror, porque en su opinión, por mucho que Jensy le tuviese lo que a todas luces era alguna clase de estimación, Raziel parecía empeñado en perderla. No obstante, aquel irritante muchachito no parecía preocupado por ello y no le prestó atención a Jensy, sino que se volvió hacia la abominación con la que había decidido casarse para supremo horror de Kaylo que evidentemente era un defensor de la pureza de la sangre, así que aquella criatura era la representación de todo lo que odiaba, pero como no había poder humano ni divino que se opusiese a los deseos de Raziel y había sido así prácticamente desde la cuna, a Kaylo ni por asomo se le habría ocurrido decirle nada a su volátil y peligroso hermano.

  • Querida ¿tendrías la amabilidad de abrir las puertas?  --  le estaba preguntando Raziel a Cassandrea

Ella se adelantó y obedeciendo a Raziel abrió las puertas, después de lo cual él entró junto con ella volviéndose después hacia los demás.

  • Les sugiero a todos ustedes mostrarse amables con Kassandria suponiendo que quieran ser nuestros huéspedes
  • ¡Raziel!  --  exclamó Jensy
  • No te preocupes, sé que tú no tienes intenciones de ser grosero con mi esposa, lo decía por todos lo demás  --  dijo él, y sujetando a Cassandrea  por la cintura le dio un beso en la mejilla  --  Por favor querida, invítalos a pasar
  • ¿A todos?  --  preguntó ella y él volvió a sonreír en forma maligna
  • Sí, creo que todos han comprendido

Una vez que ella había hecho la invitación ellos pudieron trasponer el umbral y comenzaron el recorrido por el enorme palacio. A pesar de que aquel lugar había sido construido hacía siglos y llevaba mucho tiempo deshabitado, todo se conservaba en perfecto estado e incluso limpio por efectos de la protección mágica, de modo que pudieron admirar la magnificencia de la estructura, las esculturas y las pinturas, aunque éstas últimas no las encontraron especialmente bonitas debido a que la pintura de aquella época, en opinión de todos, no lo era.

  • Las mujeres de entonces no eran muy guapas o los artistas eran decididamente malos  --  opinó Zly poniendo en palabras lo que la mayoría estaba pensando
  • No habrías sido tú muy feliz entonces ¿no?  --  dijo Evil
  • En cambio tú sí, porque tengo entendido que los chicos tenían la belleza que no parecían tener las damas  --  dijo Raziel con malignidad  --  pero te aconsejo dejar de mirar con ojos soñadores a Zly, ya sabes cómo terminan sus chicas.

Era del todo cierto que Evil tenía una notoria inclinación a sentirse atraído por los individuos de su mismo sexo, y aunque tanto Zly como Raziel eran groseramente atractivos, ni en sus más locos sueños los habría considerado. Al primero porque sentía un profundo asco por la manera en la que solía destrozar a sus víctimas, ya que era un sádico cuyo único placer consistía en hacer sufrir al máximo a las pobres criaturas que caían en sus manos. Y en el caso de Raziel, era un loco peligroso cuyo sadismo difería del de Zly, porque mientras Zly se circunscribía a la violación y muerte de sus víctimas, Raziel realmente disfrutaba del dolor ajeno sin distinción de sexo y su único objetivo en la vida parecía hacer pasar por los horrores del infierno a todo aquel que se atravesaba en su camino, algo que Evil había sufrido de primera mano, aunque de distinto modo, de manera que sentía un intenso odio por aquel sujeto.  

Aunque no habían recorrido todo el palacio, Jensy pareció darse por satisfecho con lo que había visto, así que le dio órdenes a Weiss para que se hiciese cargo de la ubicación de los hombres que conformaban el ejército que viajaba con ellos, y le dijo a Raziel que lo esperaba en uno de los salones lo antes posible. A pesar de que Raziel había escuchado perfectamente, no tenía ninguna prisa por obedecer y se entretuvo una enorme cantidad de tiempo mirando los aposentos que ocuparían él y Cassandrea, de modo que cuando se presentó ante Jensy, éste estaba de un humor asesino, pero en beneficio de sus intereses se contuvo.

  • ¿Podemos estar seguros de que nadie puede ingresar aquí?
  • Creo que eso es evidente, si Kassandria no autoriza el paso, nadie puede hacerlo
  • Bien, pero ahora necesito que me transfiera esa autoridad a mí 
  • Eso no se va a poder  --  dijo Raziel con tranquilidad mientras que el rostro de Jensy se contorsionaba por la ira
  • ¡Pues hazlo posible!  --  le ordenó
  • Verás Jensy, cuando dije que solo la sangre de Kassanria podía franquear el paso, era literal y sigue y seguirá siendo así

La ira de Jensy hizo violenta explosión, y suprimiendo la distancia que los separaba sujetó a Raziel por el cuello, pero aquel individuo lejos de sentirse amedrentado por ello, una sonrisa helada se dibujó en sus labios, aunque el peligroso brillo de sus ojos dejaba claro que la mencionada sonrisa no era de ningún modo de alegría.

  • Puedes matarme si lo deseas y si puedes, pero con ello solo estarías firmando tu propia sentencia
  • ¿Cómo te atreves?  --  bramó Jensy, pero como Raziel no dijo nada, continuó  --  Ya que no puedes cumplir con lo que ofreciste…
  • Lo hice  --  lo interrumpió Raziel, pero él no le prestó atención
  • … nada me impide prescindir de ti
  • No, pero como dije eso redundará en tu directo perjuicio, porque Kasandria te matará  --  le dijo y ahora fue Jensy el que rio
  • ¿Crees que esa niña insulsa tendría la más mínima oportunidad?
  • Esa niña insulsa como la llamas, es una bruja poderosa y creo que ya tuviste oportunidad de ver por ti mismo lo que solo fue una mínima demostración de su poder, pero suponiendo que pudieses matarla, igual morirías
  • Los muertos no pueden matar a nadie, estúpido
  • Cometiste un error Jensy
  • ¡Ah sí! Lo cometí al confiar en ti
  • No, tu error no fue confiar en mí, porque te he dado exactamente lo que pediste, tu error estuvo en no informarte bien de las condiciones
  • No dijiste que hubiese ninguna
  • Era algo que podías averiguar por ti mismo si hubieses prestado atención a la historia, ya que en ella explican con todo detalle cómo murió el único sujeto que logró en el pasado acceder a este lugar
  • ¿Y eso tiene que importarme?
  • Debería, porque él cometió el error que estás a punto de cometer tú, es decir, mató a Kassandria, y en el momento que lo hizo, murió tragado por los muros de esta ciudad.




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