Cap. 05 Aquí y allá
Harry tuvo otro encontronazo con Kingsley por causa de los chicos. Una vez que éstos salieron de vacaciones, todos aquellos que estaban por encima de los quince años se habían incorporado a la búsqueda, pero en cuanto finalizaron las vacaciones, Cassander, Arthur, Steffano, las gemelas Potter y Anette se negaron a abandonar el trabajo. Evidentemente aquello estaba fuera de orden desde el principio, porque lo normal habría sido que ingresaran a la academia para su preparación formal como Aurores y a ello obedecía la queja de Kingsley.
- Son unos niños, Harry, si algo les sucede, la comunidad…
- Con todo respeto, señor ministro -- lo había interrumpido Lily -- si nosotros que somos los padres o parientes no nos estamos quejando ¿con qué derecho tendría que hacerlo alguien más?
- Querida, es posible que ustedes consideren oportuno esto, pero esos niños acaban de salir de la escuela
- Le sugiero mirar mejor, señor ministro -- dijo Lorena -- porque si algo no somos, es niños.
Grace se llevó una mano a la frente y pensó que, aunque en principio ella coincidía con Kingsley, sabía por experiencia que no conseguirían nada.
- Dime algo, Kingsley -- intervino Joseph -- ¿Te interesa o no que encontremos a nuestros chicos? Porque si es así, déjanos manejar esto, y si no…
- Claro que me interesa -- lo interrumpió él
- Entonces es mejor que escuche a tío Joseph y nos deje en paz -- dijo Cassander poniéndose de pie
Por un momento Kingsley tuvo la loca idea de estar viendo a Jason, pero si bien no era así, eso enseguida cambió, porque en ese momento se abrió la puerta dando paso a los padres de las criaturas por cuya causa discutían. Después de un parco saludo, Harry informó a los recién llegados de lo que habían estado conversando, y James se giró hacia Kingsley haciendo que Grace y Dánaee contuviesen la respiración, especialmente la última, porque si bien ahora se llevaba mejor con todos, no había olvidado lo mucho que le había costado aprender a no atravesarse en el camino de James Potter y compañía.
- ¿Tienes claro que estos chicos son nuestros hijos? -- preguntó James y en la pregunta iba implícita una dosis muy alta de arrogancia
- James…
- ¿Sí o no?
- Pues claro, pero…
- Entonces es muy necio de tu parte pensar que no están preparados para afrontar lo que haya que afrontar, así que, en mi opinión perdemos el tiempo y tenemos mucho qué hacer
Las gemelas sonrieron de forma idéntica y James les guiñó un ojo, pero Kingsley no estaba dispuesto a dejar el asunto.
- Es posible que tú lo consideres así, pero en principio siguen siendo unos niños y no voy a permitir que se violen las leyes solo por…
Independientemente de lo que pensase decir, y aunque le asistía la razón al menos en cuanto a las leyes, Kingsley hizo inmediato silencio cuando se tropezó con dos pares de ojos muy parecidos, es decir, los de Sirius y los de Jason, pero fue el último el que habló.
- Reconozco que tienes razón en cuanto a las leyes -- le dijo para sorpresa de algunos e indignación de Cassander, pero Lyra le sujetó el brazo a su hijo antes de que dijese nada -- Es verdad que ninguno ha cumplido con el requisito de pasar por la academia, pero sabiendo como sabes que el objetivo de la misma es instruirlos, supongo que te darás por satisfecho si te demuestran que están perfectamente capacitados ¿no? -- como Kingsley no dijo nada, Jason se giró hacia Harry -- Excluyéndonos ¿Quiénes son tus mejores Aurores? -- le preguntó haciendo gala de la misma arrogancia que James
- Si lo que sugieres es que sean examinados…
- No, no quiero que venga un grupo de instructores, quiero que los enfrentes a tus mejores Aurores -- puntualizó Jason y miró a Kingsley que a su vez lo miraba con sorpresa -- Si no pueden con eso, entonces estoy dispuesto a obligar a mi hijo, si es necesario, a mantenerse al margen, pero si por el contrario, queda demostrado que son capaces, entonces tú dejarás de oponerte
Sin darle oportunidad a Kingsley de decir nada, Joseph y Bill ya se estaban encargando de buscar a los mencionados Aurores entre los que se encontraba David Wiler.
- ¿Qué? -- preguntó el chico con auténtica sorpresa -- Señor no puedo…
- ¿No puedes? -- lo interrumpió una voz a su espalda y David cerró los ojos unos segundos antes de girarse
- Señor, con todo respeto, no creo que sea buena idea…
- No te estoy preguntando tu opinión, Wiler -- lo detuvo Jason -- limítate a cumplir la orden
Los Aurores que estaban escuchando pensaron que sus compañeros estaban en serios problemas y que lo mejor que podían hacer era dejarse apalear por aquellos chicos, porque si les causaban cualquier daño, los padres de las criaturas podían resultar directamente peligrosos. Sin embargo, David que conocía bien a las criaturitas, en lo que estaba pensando era en su propia salud e integridad física, y habría preferido enfrentar a una horda de enemigos habituales. A pesar de sus posibles y muchas objeciones, no les quedó más remedio que obedecer y se encaminaron hacia el salón de conferencias, pero mientras se dirigían hacia allá, David buscó a toda prisa a su hermana.
- Daviana tienes que ayudarme
- Olvídalo David
- ¡Eres mi hermana!
- Y no hay nada que pueda hacer salvo sugerirte que te protejas bien, porque ninguno de ellos será misericordioso
- Deben tener alguna debilidad -- insistió él
- Su única debilidad es ver en peligro a cualquiera de sus parientes y hay tres en esa situación, de modo que si tú eres el obstáculo para que consigan que los acepten, cualquiera de ellos con el que te enfrentes, te hará limpiamente a un lado